“Algo raro pasó en Alicura, la gente era feliz, nadie se quería ir”
Desde 1979 hasta 1986, más de tres mil personas vivieron en Villa Alicurá, pueblo neuquino creado para albergar a los trabajadores (junto con sus familias) que construyeron la represa Alicurá, sobre el cauce del río Limay.
El pueblo tenía cine, correo, repetidora de TV, hospital, comercios, escuela primaria y también secundaria.
La obra de la represa terminó en 1986. Cuando eso ocurrió todas las casas fueron desmanteladas. Sus habitantes tuvieron que irse.
Villa Alicura albergó a familias de todas partes del país durante siete años (el tiempo que duró la construcción de la obra) y la pequeña ciudad fue escenario del desarrollo de una comunidad que a decir de sus propios pobladores, lo tenía todo.
Aquella comunidad, forjó lazos familiares que perduran aún en la actualidad.
La represa (a cargo de la empresa estatal Hidronor y adjudicada a la compañía italiana Impregilo) les dio vivienda a las familias de los trabajadores y pabellones a los solteros. Todos los fines de año ponían a disposición hasta 300 micros para llevar a sus provincias a todos aquellos que necesitaran pasar las fiestas con sus familias. Muchos de los que vivieron allí venían de trabajar en otras represas.
“Algo raro pasó en Alicura, la gente era feliz, nadie se quería ir”, dice un ex poblador. Testimonio común de muchos de los que pasaron tiempo de su vida en ese lugar del mundo.
La obra de Alicura comenzó en 1979 y demandó gran esfuerzo, que incluyó desviar el curso del río Limay con dos grandes túneles para poder hacer la represa y así regular sus aportes fluviales, produciendo energía que es distribuida en toda la red nacional interconectada.
A su inauguración, hecha en 1984, cuando se puso en marcha la primera de las turbinas, asistió el entonces presidente Raúl Alfonsín. Fue el acontecimiento que marcó el principio del fin para la villa.
El hospital, de alta complejidad, atendía todos los nacimientos que se producían en la villa. La capilla fue testigo de varios casamientos. La comisaría, tenía calabozos, pero no se usaron. Las casas tenían fondos en común y el sentido de propiedad dejó paso a un sentimiento comunitario. El cine pasaba las películas, por ejemplo, de Luis Miguel.
Los hombres cumplían turnos de 12 horas de trabajo. Las mujeres, los niños y los trabajadores que estaban descansando, permanecían en la villa. La vida social era intensa. Había un grupo de teatro, bailes, un club donde se hacían deportes, supermercado, banco, galería de comercios…
Un alto porcentaje de italianos ocupaban cargos administrativos. Habían venido también con sus familias. Sus hijos asistían a una escuela especial. Tomaban clases en italiano, de septiembre a junio, y luego se iban a rendir a Italia.
La represa fue un imán para todo aquel que quisiera trabajo. A los 3.200 pobladores estables se les sumaron muchos. La villa llego a tener 5.000 habitantes. Las condiciones para conseguir trabajo eran sencillas: 16 años de edad como mínimo y la primaria hecha.
Para 1980, la comunidad estaba a pleno. Los artistas que iban a Bariloche, eran llevados a Alicurá. Así llegaron entre otros, Sergio Denis y Los Pimpinela.
En 1984, con parte de la obra terminada, Alicurá comenzó a transitar el principio de su fin. La nevada de ese año marcó un antes y después en la historia del pueblo, que estaba condenado a desaparecer pronto. La villa quedó incomunicada con más de un metro de nieve. La escuela suspendió las clases y los niños tomaron el pueblo, haciendo muñecos de nieve y tirándose en culipatín por la calle Q, que era la más alta.
La obra de la represa Alicurá terminó en 1986. La empresa tenía que desmantelar la villa para llevar todas las casas y edificios a la nueva obra que estaba haciendo en Piedra del Águila. Los trabajadores empezaron a recibir telegramas donde se les daba un plazo de quince días para irse. El destino podría estar dentro de la provincia o en cualquier parte del país donde la empresa Impregilo tuviera obras.
Los 3.200 habitantes se fueron y en pocos meses el pueblo quedó sin casas ni edificios. Pero dos construcciones sobrevivieron: el comedor de los obreros y la escuela primaria.
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
- Fotos del grupo de facebook ALICURA
- Los textos son una adaptación de una nota publicada en el diario LA NACIÓN por Leandro Vesco, el 29 de enero de 2019
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Buenos días…Alicura incluso tenia un club de fútbol que militaba en la liga barilochense.
Tenia una cancha de cesped hermosa justo al lado del rio con un polideportivo grande estaba todo muy organizado
Quiero aportar a esta interesante publicación que la Escuela N 71 de Bariloche fue construida provisoriamente en 1989 con partes de las estructuras de las casas de Alicura: sus aulas, pasillos, oficinas, techos…provienen de esa ciudad que ya no existe. Estamos en 2024 y aún funciona la 71 en ese mismo edificio. Hay mucha historia aún entre esas paredes. Saludos, soy Marcela directora actual de la Escuela 71.
Pase mi infancia en ese hermoso lugar.alejandro narambueena .era mi papá del corazón ❤️ hoy cada vez que paso con mi auto me detengo a mirar y me emociono al recordar todo lo vivido allí ..