La villa que nació y murió detrás de una represa

Rincón Chico, en Piedra del Águila, fue un pueblo creado para albergar a los trabajadores que construirían la represa Piedra del Águila. Llegó a tener 6.000 habitantes. La villa no sólo estaba completamente pavimentada, sino que también tenía tendido eléctrico por todos lados, cloacas y hasta agua caliente. Hoy ya no queda nada, solo se adivina el pueblo por el asfalto y los cordones de vereda que es lo único que queda. Pero por sus calles y en la construcción de la represa, miles de seres humanos vivieron, amaron, sintieron, fueron felices, sufrieron, nacieron y murieron.