El Dr. Rodolfo Koessler, en 1920 llegó a San Martín de los Andes. Era alemán, nacido en Baviera el 25 de mayo de 1886. Hizo su carrera de medicina en Munich con notas sobresalientes, eligiendo como especialidad la cirugía. En Baviera también había nacido la que luego sería su esposa, Doña Bertha . Se casaron en Génova, a escondidas de los padres de Bertha, ya que él era luterano y ella católica, ella noble y él no lo era y, como si fuera poco, él era menor que ella. Todos éstos eran aspectos reprobados por la sociedad de fines del siglo XIX.
Habían llegado a Buenos Aires en 1912, empleándose en el Hospital Alemán. Al año siguiente, 1913, nace su primera hija. Bertha viaja a Alemania a mostrar la niña y allí la sorprende la guerra. Ella era enfermera de la Cruz Roja y estaba comprometida con la guerra, tanto es que participa en la muy conocida batalla de Verdún. En 1920 Koessler viaja a buscarlas y regresa con madre e hija.
Ese año conocen a un coterráneo llamado Enrique Schroeder, quien los entusiasmó para que su destino fuera San Martín de los Andes. Schroeder era propietario de la estancia Collunco y estaba interesado en un médico que atendiera a los peones. San Martín de los Andes tenía cuatrocientos habitantes.
Para animarlos, Schroeder les mostraba imágenes de las montañas que rodeaban al pueblo, lo que deleitaba mucho a Koessler. Sin embargo, Bertha estaba fascinada con los relatos sobre los pueblos originarios. Su pasión por las tradiciones orales había nacido en la isla de Malta, donde su tío era embajador. A esta afición no la abandonó jamás, desarrollándola durante su permanencia en San Martín de los Andes.
Schroeder era propietario de un local ubicado donde hoy es la esquina de las calles San Martín y Ramayón que sería, en definitiva, la vivienda de la familia Koessler. El médico la hizo ampliar adaptándola para residencia familiar y para el ejercicio de su profesión. En la casa tenía una sala de partos, un pequeño y precario quirófano y un lugar apropiado para oficiar de odontólogo. Además, era traumatólogo, neonatólogo, pediatra y hasta farmacéutico.
Koessler ejercía incansablemente su profesión. Hay memoriosos que le contabilizan mil partos. A su establecimiento sanitario concurrían criollo, mapuches y extranjeros. Algunos no podían pagarle, otros le retribuían con alimentos u otros productos, y una minoría, con dinero.
La familia Koessler estaba formada por él, su mujer Bertha y seis hijos: Elizabeth, Eva, Dolores, Regina, Mario y Rodolfo, estos últimos, mellizos.
Como dijimos, Bertha era enfermera y oficiaba de auxiliar de Rodolfo. También, mientras su marido atendía, ella conversaba con los pacientes que esperaban su turno. Bertha gozaba con los relatos de historias, leyendas, canciones, mitos y costumbres de la cultura mapuche. Esto le permitió llevar al papel sus conocimientos en obras como Cuentan los Araucanos (1954) y Cuenta el Pueblo Mapuche (1962). En su obra El Machi del Lanín, relató la obra de su marido, en aquellos difíciles días.
Recuerdan los viejos pobladores que el Dr. Koessler caminaba cansinamente hacia el Club Lacar (supongo, el hotel Lacar), donde solía jugar sus partidas de naipes. Iba por el medio de la calle, pues si caminaba por la vereda lo asediaban sus amigos y pacientes.
Así va transcurriendo su vida, hasta que le llega la muerte en 1976, cuando tenía noventa años.
San Martín de los Andes lo recuerda habiéndole dado su nombre a la calle de acceso a la ciudad y habiendo declarado patrimonio histórico su vieja casa.
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Extraído de: “Cosas de Neuquén – Fechas Importantes – Médicos y Medicina” del Dr. Víctor Peláez
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