Cuando el ex gobernador Olascoaga se retiró a Chile por el paso de Las Lagunas, que conduce a la ciudad de Chillán, a principios de 1890 (después de la tentativa de su asesinato, que encabezó don Benjamín Cuello, el caudillo de Barrancas, en connivencia con el famoso bandolero Pincheira, descendiente de los de igual nombre, que acompañaron a los hermanos Carrera en ocasión del sitio de Chillán), dejó a cargo de la gobernación, interinamente, a don Felipe Curram, que en aquel entonces desempeñaba el cargo de secretario del juzgado letrado del territorio, y a don Pedro Giacchino, empleado de Olascoaga, en el puesto de jefe de policía.
Hacía ya mucho tiempo que al personal de la policía no se le abonaban los sueldos y los agentes estaban endeudados en los varios boliches que existían en Chos Malal y, en especial, en el de Santos Marabolí, fuerte comerciante del pueblo General Roca.
Por fin llegó el dinero para ese pago, pero no se efectuaba, y dio lugar a la duda de que si se les pagaría o no, susurrándose que Curram y Giacchino se irían a Buenos Aires sin efectuarlo. De más está decir que también, sotto voce se murmuraba que ese dinero se lo llevarían.
Cuando el coronel Manuel J. Olascoaga se sublevó (durante la revolución de los Colorados en 1866) con el regimiento a su mando, destacado en San Rafael, la provincia de Mendoza, es sabido que con gran parte de esa tropa se dirigió a Chile dejando, eso sí, todo el armamento y municiones en el límite internacional. En Chile, Olascoaga fue secretario del general Cornelio Saavedra, que tuvo destacada actuación en la “guerra de la pacificación” de la Araucanía y después de diez años el coronel Olascoaga regresó a su país y fue el primer gobernador del Neuquén. Era ministro del Interior su cuñado, el doctor Bernardo de Irigoyen.
Al instalarse en Chos Malal, tras deambular por diversos sitios del territorio, sitios que llamó capitales (Codihue, Campana Mahuida, Ñorquín), principiaron a llegarle recomendados del general Saavedra, su antiguo jefe. Entre los que vinieron se encontraban los hermanos Contreras: Miguel y Darío, – a quienes el gobernador dio empleos en su administración.
Descontenta la tropa porque no se le pagaba, e instigada por los Contreras, y por el mendocino Agustín Escobedo, que fue juez de paz y ex comisario en la antigua capital del territorio, y unido a los hermanos Elíseo y Cleofe Altamiranda, sargento y comisario de órdenes, respectivamente, se sublevó y los vigilantes atacaron a mano armada a la gobernación. Esta fue defendida por Curram, Giacchino y otros empleados de la misma.
Encontrándose accidentalmente con ellos el vecino de Norquín, don Tránsito Alvarez (padre), a las primeras escaramuzas montó a caballo y se dirigió al lugar de su residencia, para dar cuenta de lo sucedido.
En la refriega se creyó que había muerto el sargento Altamiranda, que formaba entre los revoltosos, y herido en una mano, Curram. Todo esto ocurrió el 3 de marzo de 1891.
Con el oportuno aviso de don Tránsito, se vino inmediatamente desde Ñorquín el mayor don Juan José Gómez, acompañado por 14 soldados del regimiento 7 de caballería y seis particulares, y como los Contreras y los suyos se resistieron a entregar la gobernación del territorio, que la habían tomado, el mayor Gómez los atacó, los venció y los puso presos hasta la llegada, desde el Fuerte General Roca, del capitán Alejandro Heguy, con treinta soldados del 3 de caballería, quien se hizo cargo de la gobernación del territorio en forma interina, en tanto el mayor Juan José Gómez se retiraba a su destacamento en Norquín.
Hubo paz y se les abonó religiosamente los haberes a los agentes, teniendo que retirarse apresuradamente Curram y Giacchino por vía Mendoza, Escobedo a Chillán, y los demás, se desbandaron.
Después, el capitán Heguy entregó la gobernación al secretario legal en el gobierno del territorio, don Francis Albert, quien se hizo acompañar desde Mendoza, por una escolta del 4 de infantería, que estaba destacada en la capital cuyana; y se dijo que esa precaución del flamante secretario que por primera vez pisaba el suelo del Neuquén, obedecía al temor de que el motín continuara.
Cuando asume el mando Albert, mantuvo momentáneamente detenidos a los sublevados, pero sin los grillos, por considerarlo un exceso de precaución y “mortificación de los detenidos”. Dados los antecedentes intachables de la mayoría, la falta de elementos con que contaba la gobernación, por formar los detenidos parte de la fuerza policial, por haberse retirado el señor Capitán Heguy por orden superior, y “teniendo en cuenta además, que las cárceles son simplemente para seguridad y no mortificación de los detenidos”, ordenó la libertad de todos los gendarmes presos, dando al pueblo por cárcel, manteniendo detenidos solo a tres de ellos.

Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Fuente: “Neuquén, Geografía, Historia, Toponimia” de Gregorio Álvarez.
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