Territorios Extraordinarios” se adentra en el corazón del norte neuquino. Nunca tan cierta la introducción. Atravesando cumbres y valles de la Cordillera del Viento descubre también a antiguos pobladores, crianceros y buscadores de oro, todos ellos promediando los 75 años de vida. Aguilera, Ananías Retamal, Felipe Méndez y Conradino Contreras, cuyos relatos y vivencias reflejan hitos, mitos y ritos de esas luminosas tierras.
Ganador del concurso “Nosotros” del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), con un premio de 160 mil pesos y su inclusión en el Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (Bacua), el documental de 26 minutos “Territorios Extraordinarios: La cordillera del viento,” dirigido por Diego Lumerman, obtuvo los premios Mejor Sonido y Mejor Fotografía de la Competencia Patagónica de Cortometrajes FAB 2016. Se proyectó por vez primera el 27 de marzo pasado en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén y el 22 de abril, en Huinganco. Más recientemente fue proyectada en el Espacio Incaa de Roca.
Diego Lumerman (33) es neuquino y estudió del 2004 al 2008 en la Universidad del Cine del Pasaje Giuffra de San Telmo. Allí editó dos cortos de ficción, uno rodado en El Chocón (2007) con una cámara de 16mm. Por entonces no pensaba en el género documental. Luego compró una filmadora y empezó a trabajar. En Buenos Aires vivió diez años, pero siempre sus proyectos creativos, las ideas, se relacionaban con Patagonia.
“En 2013 viajé con un amigo, Iñaki Echeberría, de vacaciones al norte neuquino, a conocer el Domuyo y las termas, intrigado, extrañado por una nota que había leído sobre buscadores de oro. Quedé fascinado con el lugar y pensé en documental, Canal Encuentro… Durante dos años seguí yendo, conocí a la gente y finalmente logré la financiación para empezar a filmar en octubre de 20 15. Con el primer corto que mencioné y éste, estoy contento por el resultado y seguro para continuar en el género, antes impensado. El ‘docu’ no es meramente informativo o periodístico, también tiene que ser estético”, cuenta Lumerman en su encuentro con “Río Negro”.
P- “Territorios Extraordinarios” su tiene poética, aporta belleza al ámbito.
R- Me gusta mucho el desierto, lo inhóspito, meterme en la aventura de caminar la montaña. Me llena de asombro recorrer sus lugares. Me gusta construir mundos que me saquen de lo cotidiano. Y, encontrando estas historias, un poco es eso. Otro ritmo, otra relación con las personas, nunca pensé en filmar charlas en un bar, como una ficción… Por eso volví a Neuquén, porque todos los proyectos que se están maquinando, se relacionan con esta región. Ya sea por las historias o por los escenarios.
P- Recién dijiste la palabra asombro y me permito usarla para definir lo que me produjo ver “Territorios…”. Me aparecieron también las palabras paciencia y respeto.
R- Siempre hay instancias de control o manipulación para lograr un objetivo. Hay que acomodar los días con el entrevistado que tiene para hacer otra cosa pero se entusiasma con lo que le proponemos, hay planos controlados que explicamos previamente. Acá es una mezcla de instancias puramente de observación, pero también las hay intervenidas. Siempre con respeto y la lógica de lo que ellos hacen y relatan. La intervención es necesaria, muchas veces, para conseguir el propósito.
P- Hay una secuencia en la que la cámara se nueve hacia la izquierda, a ras del piso, y cuando un cerro nevado entra en cuadro, suavemente se levanta y lo muestra sin cortar el desplazamiento que traía. ¿Cómo la hiciste?
R- Usamos un estabilizador en el que montamos la cámara, subiendo en camioneta por un camino en las alturas del Domuyo, con montañas y colinas a los dos lados. Estaba en un steadycam, como se llama… Está bueno que haya también un misterio en el cómo… Pero es muy simple, un aparato que un amigo nos prestó, nos los alquiló muy simbólicamente –un capo- y nos permitió hacer eso en una camioneta en movimiento. Pusimos mucha atención en los movimientos de cámara por todo lo que aprendimos en cine de ficción, de cómo incorporarlo al documental sin que condicione las cuestiones imprevistas a las nos tenemos que adaptar. Siempre le daremos mucha bola al tratamiento técnico y estético.
Una cuestión de identidad
P- Vos te formaste en Buenos Aires, pero volviste y filmaste en Neuquén, respetando el lugar, los tiempos de las personas viven ahí. Pintar la inmensidad en muy difícil y en el documental está en toda su amplitud. Requiere una mirada local, amor por la región, conocimiento, generar estéticas como ésta, cada vez más visibles.
R- En ese aspecto el IUPA de Roca es un semillero enorme, y en mayo abrió la Enerc (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica) del Incaa, en San Martín de los Andes. Imaginate, las historias van a salir de allí, con esos escenarios. Creo que habrá muchas cosas buenas en el futuro, lo importante es hacer, producir y producir.
Yo me crié acá toda mi infancia y algo quedó latente, por algo volví y mis relatos se relacionan con esta tierra neuquina, con los paisajes que me vibran, me resuenan muchísimo.
P- ¿Qué sigue?
R- Estamos armando una serie de “Territorios extraordinarios” en Patagonia. El mismo concepto, la misma estructura, es súper aplicable a otras regiones patagónicas. El del norte neuquino es uno en sí, con identidad, sus personajes, su tradición. Estamos en la gestión para cuatro capítulos de 26 minutos también, en la meseta de Somuncurá, esa zona infinita entre Río Negro y el noreste de Chubut, lugar sagrado, Yamnago, para los tehuelches, que fue mar en un tiempo remoto; otro es en la Pehuenia, entre Caviahue, Copahue y Villa Pehuenia, Moquehue; después, sobre el Valle Medio como lugar de asentamiento de diversas comunidades extranjeras, cómo llegaron hasta allí; el último en el universo de bosques y lagos del sur, del Lanín hasta Los Alerces.
“Me gusta mucho el desierto, lo inhóspito, meterme en la aventura de caminar la montaña”, asume.
Ficha técnica “Territorios…”
Dirección y producción: Diego Lumerman
Jefe de producción: Cecilia Guerrero
Fotografía y cámara: Iñaki Echeberría y Martín Quirno
Sonido directo: Hernán Ruiz Navarrete
Edición: Andrés P. Estrada
Música: Nicolás Caramagna – Eva Libia Vera
Posproducción de sonido: Francisco Pedemonte
Color: Andrés Gatti
Diseño gráfico: Ricardo Cáceres
Productores Asociados: Ezequiel Elizondo-Sebastián Badiali
Duración: 25 minutos
Este documental se filmó en octubre del 2015 durante diez días, con un equipo de cinco personas en el Área Natural Protegida Domuyo, cercanías de Varvarco, Las Ovejas, Andacollo, Huinganco, Bella Vista, Butalón Norte, Colomichicó y la Matancilla.
Fuente: Eduardo Rouillet – Diario Río Negro – 02 enero del 2017