La revista “El Territorio”, que empezó a editarse en 1930, en sus orígenes fue una publicación quincenal que no solo solo era leída por sus artículos de contenido social o político. Se podría decir que la publicación se empezaba a leer, no desde el principio, sino desde la sección “Buzón de Confidencias”, que despertaba la imaginación de todo el pueblo, no solo de Neuquén, sino del resto del territorio neuquino y del Alto Valle, llegando incluso hasta Bahía Blanca.
La propuesta era simple pero efectiva. Se publicaban las cartas de “chicos” y “chicas” de “14 a 80 años” que tuvieran una “confidencia” que hacer, firmada con un pseudónimo. Confidencia lo llamaban para no decir que estaban buscando pareja.
En tiempos donde las comunicaciones eran escasas y las redes sociales no existían, era lo más parecido. Claro que se quedaba expuesto a la mirada externa, o mejor dicho a la lectura de muchas personas que trataban de “adivinar” quien estaba detrás del anonimato. La comidilla del barrio (o del pueblo).
Para reforzar el interés de los lectores, la publicación prometía regalar a las parejas de novios que resultaran producto del “Buzón de Confidencias”, 100 participaciones de enlace artísticamente impresas.
A continuación algunas textuales confidencias.
Nº 8 – 30 de Noviembre de 1930
Hemos recibido dos cartas para entregarlas personalmente a Ud.
Su confidencia me ha conmovido mucho. Y si a pesar de mis 32 años, Ud. tuviera interés en conocerme creo que sería el hombre para hacerle compañía durante toda la vida. Soy español y he llegado al país siendo muy niño. Por eso mis pensamientos son en un todo argentinos y argentina tiene que ser mi mujercita. Aunque dice que de linda no tiene nada, me parece que debe ser linda, de corazón noble y alma buena. Contestará Ud?. Así espera
Enterado de su confidencia, me permito contestarle porque creo reunir las cualidades de joven rubio que Vd. busca. No soy muy rubio que digamos, pero rubio al fin, y las morochas me gustan con preferencia. Tengo 24 años, y soy empleado de la Gobernación. Le agradecería tuviera la gentileza de contestarme por intermedio de esta Revista. En cuanto a las extrangeras, puedo tranquilizarla, porque mi corazón ha de pertenecer a una criollita de 18, aunque diga que de linda no tiene nada. Seré su Aspirante a Novio
Morocha madrugadora;
si yo estuviera en Neuquén
jamás andaría sola.
Simpática morochita;
usted debe saber
que a la edad de 18,
nunca es fea una mujer.
Si no tiene inconveniente
de escuchar al rubiecito,
deme una seña cualquiera
y espéreme en el trencito.
Créamelo, linda fea,
que sabré corresponderle
en todo lo que desea.
Desde que apareció su confidencia en la Revista “El Territorio”, he estado pensando quién podría ser esa chica que firma “Desdichada”. Me parece conocerla y si por cierto he conversado con muchas chicas, creo saber…. Si Vd quiere ser tan gentil de facilitarme algún dato más certero, le aseguro mi sincera amistad. Hasta la próxima, saludo a mi Desdichada.
Mi sueño dorado sería encontrar una chica buena, sencilla, muy de su casa, para formar un hogar feliz y lleno de amor sincero. Tengo 30 años, de buena presencia y simpático según dicen algunos. Puedo ofrecer a la que ha de ser mi compañera una vida sin privaciones, pues tengo un modesto porvenir. Me gustan los deportes y soy enemigo de romanticismo. Si alguna se interesa por mi puede contestar a Esperando.
Soy extranjero, de 24 años de edad. En los varios años que llevo viviendo en esta región, no he tenido ocasión de conocer una señorita para cambiar opiniones sobre el eterno tema amor. Me he formado un ambiente seguro y estoy en condiciones de poder proporcionar a la Señorita que se interese por mi, un hogar seguro. Tiene que saber cocinar y tener la voluntad de compartir todo, lo bueno lo malo, con el hombre que sea su esposo. Por si interesa a alguna, que conteste a ITALIANO
Quisiera encontrar un muchacho de carácter amable, morocho, alto, deportista, que son las señales exteriores que me he formado de mi ideal del hombre. Tendría que tener un empleo seguro, aunque no sea con un sueldo elevado. Porque soy modesta. Yo tengo 20 años y en casa soy como una madre con mis hermanos. Ya hacen 3 años que dirijo toda la casa y soy práctica en todos los quehaceres. ¿Habrá un muchacho que sepa corresponderme?
Busco un joven amable no menor de 30 años que sepa hablar de amor y cariño, que sea el príncipe de mi corazón y el adorado de mi alma abandonada. Si yo con mis 28 años sigo soltera es porque no encontré aún al hombre capaz de inspirarme amor. ¿Lo encontraré?
Nº 9 – 15 de Diciembre de 1930
Usted me sabrá disculpar, pero me he enterado quien es y no es la mujer que mi corazón anhela. Respetuosamente.
Veo que usted se admira de mi franqueza; igualmente me sucede a mí. Eso que me dice en su confidencia si “sería hombre” de profesarle un sincero amor… no lo dude, pero ¿Quién es usted? …. ¿Cómo puedo saberlo? ¡Por favor! déme más amplios detalles, y escriba a esta sin igual revista revista «El Territorio» o en sobre particular para entregar a Pibe de 18
Leí su confidencia y reconozco que será bueno, pero no es el elegido de mi corazón; es mucha la diferencia.
Admiro su versito y creo haber encontrado la sincera amistad que ambiciono, pero ignoro su persona y nombre. Déme algún dato para conocerlo.
Estoy conforme con sus ideas, pero quien sabe si nos pondremos de acuerdo. No trate de conocerme personalmente porque recibirá un desengaño.
¿Tiene 18 años? Pero entonces está Ud. en la plenitud de la vida. Yo tengo 45, vivo en Buenos Aires y soy empleado de una importante casa, con un sueldo de 800 mensuales. Sigo soltero y quisiera entablar relaciones con una mujer de su edad su pues no me agradan las “chicas” de 16 a 18. Si Ud. tiene interés, ruégole conteste a ABUELO
Casi digo: “querida” Malvarrosa, tal fue la impresión que te me causó su confidencia. Día y noche voy pensando en su personita, trabajadora, madrecita de sus hermanos menores. Cuánta dicha ha de llevar Ud. a su hogar propio ¡Cuán feliz ha de sentirse el hombre elegido por Ud! Cuánta alegría podrá llevar a un corazón tan atribuido como el mío —Señorita Malvarrosa, sea Ud. buena y contésteme. Seré su Esclavo.
Enterado de su confidencia, me permito contestarle. Estoy casi seguro de conocerla, pero aunque me equivocara, me gustan las cualidades que manifiesta en sus líneas. Y si Ud. necesita un amigo leal, un amigo, que si la suerte así lo quiere, se transformaría en compañero para toca la vida, cuente Ud. conmigo.
Para el mes de enero iré, con mi familia, a los baños de Copahue. ¿Quién de los componentes del feo sexo irá allá para el mismo mes? Quisiera encontrar, en aquellas soledades, un amigo sincero que me haga compañía y para cambiar ideas sobre lo más importante que esta vida nos dispensa: el amor.
Soy una mujer de las que llaman vivas, tengo 21 años y he estado comprometida durante 1 1/2 año.
Quisiera, pues, encontrar un hombre que sepa convencerme de que la vida no es tan triste como me va pareciendo. El que quiera que conteste a Elisa.
Sabiendo que la revista “El Territorio” llega hasta las manos de todas las chicas de Neuquén, quisiera encontrar entre ellas la que sepa comprenderme a través de estas líneas.— Soy empleado nacional, con algunos años de servicio, argentino, ligeramente moreno; resido aquí desde 1928 y desearía formar mi hogar con alguna de las simpáticas niñas neuquinas que sepa cautivarme. — Mi edad: 26 años. —
Espera contestación. Un empleado
Nº 11 – 15 de Enero de 1931
Habiendo leído su confidencia me dirijo a usted, simpático amiguito, para que sea tan gentil en decirme las iniciales de su nombre. ¿Verdad que me las dirá? Entonces le diré los datos que usted desea.
Amigo:
Como realicé un largo viaje, recién hoy me he enterado que Ud., mi amigo ya, ha contestado a nuestra cartita.
Dice Ud. que no es el príncipe que yo ansio. Pero qué importa? Será entonces Ud. el amigo bueno y leal que con sus cartas llegará a mi corazón trayendo con su lectura la felicidad apetecida y… quién sabe si en día no lejano vendrá hasta mi castillo de ilusiones trayéndome la dicha anhelada!
Llanquiray quedó feliz en un romántico Pueblito de este Territorio; salió ya para ella el Sol…
Desearía que sus cartas no me engañaran; que fueran ellas el fiel reflejo de lo que Ud. piensa, que me abriera su alma y que al conjuro de sus frases buenas y cariñosas mi almita se abra en flor para ofrecerle todos sus perfumes, haciéndome así amar la vida.
Zapala 26- 12- 1930 Pilmaiquén
Pero amigo «Abuelo,» ¿cómo dice Ud. que tengo 18 años? Se conoce que sólo superficialmente se ha fijado en mi confidencia. Son 28!—Pero menos derecho de llamarse Abuelo tiene Ud., pues a los 45, y más siendo soltero, no se es abuelo. Bueno, aparte de sus 800 mensuales, me interesa primero su persona, y si quiere entrar en relaciones, empiece por confesar…
“La que espera”
Estando Ud. conforme con mis ideas ¿por qué trata de esquivarme y no quiere que la conozca personalmente? No comprendo cómo he de recibir un desengaño; ¿o es que ha elegido ya entre los tres pretendientes? Siempre quedaré su “Aspirante a novio”.
También yo tenía proyectado un viaje a los baños de Copahue. Pero resulta que todo el mundo habla de una crisis (que talvez no existe) y así quién sabe si podré conocerla por aquellos maravillosos pagos. Pero en cualquier forma trataré de hacerlo, pues me ha entusiasmado su confidencia de tal manera que debo —digo debo—conocerla. Pero necesito que me dé una seña, para saber cual es la chica «viva» que se llama Elisa. Cris(is)tino.
En nuestra administración se recibió una carta para Ud
He observado desde el principio todas las confidencias que aparecieron en esta revista. Tímido de carácter, no he querido exponerme a que fuera mal interpretado mi anhelo de encontrar por intermedio de este sin igual Buzón una chica que sepa comprenderme. Como por las razones manifestadas carezco de relaciones femeninas y siempre he andado solo por el mundo, a pesar de haber soñado siempre con la mujer angelical, dulce, cariñosa, en fin, con la mujer ideal de mis ensueños. No la encontré. Y ahora quisiera conocer la mujer capaz de convertirme en otro hombre, de un soñador a un alegre, hombre que sepa vivir la vida real. Entre las chicas de esta región ¿se encontrará alguna capaz de hacer esta obra?
Soñador.
Después de tantas vueltas que he dado,
con la chica que buscaba no he dado.
Y ahora, que de alta me han dado en la Policía,
no se habrá enfadado?
No es juego de dados, sino confidencia
de un hombre infeliz, en penitencia.
Y si me ha abandonado, con paciencia
esperaré que se cumpla la sentencia..
Nº13 – 14 de febrero de 1931
Encontrará Vd. algo rara mi forma de proceder, porque no soy príncipe ni el “Caballero de la Cruz de Hierro”. Son dos hechos que posiblemente puedan inclinar a Vd. a no llevarme el apunte, pero a pesar de esta probabilidad poco alentadora no quiero dejar pasar más tiempo; más que he notado que el famoso “Caballero” calla misteriosamente.
Desde la aparición de sus primeras líneas en esta sección de la revista que firmaban Llanquiray y Pilmaiquén, seguía con atención el desarrollo o efecto que causara su confidencia. – Chicas románticas, pero inteligentes, me decía yo. Y al leer, después de un buen lapso de tiempo, su contestación para el Caballero, a la vez de la poesía de Camino “De Chile hi venio…”, me he ocupado, más de lo común con Pilmaiquén. Y me ha parecido verla en mis sueños — y estoy decidido a emprender la lucha, si es necesario, para ver quién llega primero a su castillo.
He vuelto a leer lo que Vd. dice al Caballero de la Cruz de Hierro, y ahora temo que todas mis palabras serán pobres, demasiado pobres para merecer su atención. Y temo también que no encuentre las frases tan buenas y tan cariñosas para abrir su almita en flor, aunque quisiera
No obstante creo que Vd., Pilmaiquén sea la Pilmaiquén de mis ensueños, la misma de la poesía de Miguel Camino. De Ojos azules
Muchas gracias por considerarme “simpático amiguito”. Es un gran paso que Vd. ha dado en adelante, y le prometo desde yá hacerme digno de su consideración y convertir la “desdichada” en “dichosa”. Mis iniciales son : N. T. V. — En cuanto a los datos que me atreví a pedirle, dejo a su criterio la forma de envío: o bien por El Buzón o sino por carta a la Administración de El Territorio. Siempre seré Sincero.
En nuestra Administración recibimos una carta para Vd.
Idem
Enterada de los males que pesan sobre su existencia de soñador, creo estar en condiciones de poder convertirlo en el hombre “hombre”. No me parece tarea muy difícil. Si bien es cierto que no reúno todas las condiciones como Vd. las desea, como ser: angelical, dulce, cariñosa, etc., sé que me dicen que soy muy vivaracha. Tengo 18 años recién cumplidos y no tuve novio todavía. Me gustaría que Vd. tuviera auto porque me agradan muchísimo los paseos, y estoy segura que estas serían las oportunidades donde debería iniciar mi obra de conversión. Si le parece, conteste a Decidida
Después de tantas vueltas que diste,
Conmigo, que soy la que buscabas, no diste.
Y ahora, que en la Policía te metiste,
Te crees acaso que yo me he puesto triste?
No te hagas ilusiones ya conmigo
Otra vez, y sinceramente, te lo digo
Que un hombre como tú, como marido o amigo
No puede partir esta triste vida conmigo.
Quédate donde estás, y déjame a mí en paz;
No trates de averiguar mi paradero.
Quisiera irme sola por el sendero
De la vida, un camino, por el cual tú no irás.
Ilusión destrozada
Recurro a este Buzón en busca de salvación de una soledad que me oprime. Estoy sólo con mi sombra que, cual una visión fantasmagórica, me acompaña a todas partes. Siento frío, frío de soledad lóbrega que hiela el alma, una mujer amiga, sincera, franca y buena, con esa intuición de la mujer noble, podría ayudarme a sobrellevar esta vida pasajera con sus sanos consejos. — ¿La encontraré?
Educada en un hogar honorable, donde sólo he visto buenos ejemplos y buenas costumbres, quisiera encontrar un amigo leal, para hacer de él a la vez un confidente. Si alguno de los jóvenes lectores de esta revista se interesa en entablar relaciones por correspondencia, ruego que lo haga por intermedio del Buzón de Confidencias a Lola, Zapala.
Busco la amistad de un “Pibe de 18”. Yo misma tengo 16; mis padres dicen que aún soy nena, pero ya no lo soy.
Nº 14 – 28 de Febrero de 1931
He leído su confidencia y me ha impresionado hondamente, y contesto al ver su última esperanza, creo ser la amiga que lo salve de esa triste soledad, reuno las cualidades que Vd. desea; si le parece conteste a Salvavidas
Hemos recibido datos semi-concretos que nos inducen a comunicarle que conocemos una porteñita interesada en su suerte. Es con toda seguridad una esperanza para Vd., tan buena de carácter y corazón que solamente con envidia podríamos presenciar que le sirva de salvavidas. — Pero para ser su «última» esperanza, es demasiado buena. La Dirección
Con suma satisfacción me enteré de sus amables palabras que me parecieron un bálsamo para mi atribulado corazón después de leer lo que Flor de Ceibo me tenía que decir. Si Vd está dispuesta a seguir la correspondencia por intermedio de este buzón, le aseguro que dentro de unos dos o tres meses iré a verla en Cipolletti. Por ahora ya me siento feliz de haber despertado en un corazón femenino tanto cariño. Reciba mi Esmeralda un afectuoso saludo de P. L., Bariloche
Le agradezco su contestación en el último número de la revista «El Territorio», pero aunque no dudo que haya sido Vd. sincero, me parece algo confusa su contestación ¿o es que se ha entusiasmado con la nena que aún no conoce? Para la próxima le ruego se exprese en forma algo más correcto porque de lo contrario me hace suponer que pertenece a una esfera espiritual inferior inaceptable. Hasta la próxima. Peba.
Distinguida señorita: He vacilado mucho antes de atreverme a contestar su confidencia; y al enterarme que el número anterior de esta revista no traía nada, resolví contestar. Me inspiré en varias noches de luna, pero todo esto me parecía demasiado palabras, y ante mi imaginación la veo a Vd. envuelta en un velo de diosa el cual tocarlo solamente me parece un pecado. No sé, pués, lo que pueda decirle, como hacerle saber mi adoración; y espero que Vd. misma me conduzca a un camino por el cual andar pueda yo — un vulgar mortal. Ansioso.
— Estoy triste y desganada; tuve un novio y me dejó, su imagen me persigue a todos lados, su recuerdo no recuerdo borrarlo, y quisiera que por intermedio de esta revista me contestara a esta confidencia, ¿Cuál será el hombre que sea capaz de borrarme la imagen y recuerdo del hombre que me dejó? Estela.
Una chilenita muy joven — 16 años apenas — que vive en un campo solitario, donde mis únicos compañeros y amigos son los cerros y las rocas, desea la amistad sincera de un joven de este país. He querido solicitar la amistad de un argentino por sentir un gran afecto hacia la gran República Argentina. Copihue
A pesar de ser joven todavía — 35 años vivo rodeado de una triste soledad que me amarga la vida. Por eso, lo mismo que el náufrago al salvavidas, me aferro a esta última esperanza de encontrar una amiga culta y espiritual, porteña, que me ayude a proseguir por el escabroso camino de la vida. Creo que con el intercambio de nuestras cartas vuelven a mí las fuerzas para llevar mi carga, y por eso, a la amable porteñita quedará agradecido, Solitario Neuquino.
Nº 15 – 18 de Marzo de 1931
He leído su confidencia y me ha impresionado hondamente, y contesto al ver su última esperanza, creo ser la amiga que lo salve de esa triste soledad, reuno las cualidades que Vd. desea; si le parece conteste a Salvavidas
Hemos recibido datos semi-concretos que nos inducen a comunicarle que conocemos una porteñita interesada en su suerte. Es con toda seguridad una esperanza para Vd., tan buena de carácter y corazón que solamente con envidia podríamos presenciar que le sirva de salvavidas. — Pero para ser su «última» esperanza, es demasiado buena. La Dirección
Con suma satisfacción me enteré de sus amables palabras que me parecieron un bálsamo para mi atribulado corazón después de leer lo que Flor de Ceibo me tenía que decir. Si Vd está dispuesta a seguir la correspondencia por intermedio de este buzón, le aseguro que dentro de unos dos o tres meses iré a verla en Cipolletti. Por ahora ya me siento feliz de haber despertado en un corazón femenino tanto cariño. Reciba mi Esmeralda un afectuoso saludo de P. L., Bariloche
Le agradezco su contestación en el último número de la revista «El Territorio», pero aunque no dudo que haya sido Vd. sincero, me parece algo confusa su contestación ¿o es que se ha entusiasmado con la nena que aún no conoce? Para la próxima le ruego se exprese en forma algo más correcta porqué de lo contrario me hace suponer que pertenece a una esfera espiritual inferior inaceptable. Hasta la próxima. Peba.
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Este artículo es posible gracias a la gentileza del Archivo histórico Municipal de Neuquén Capital.
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