El padre de Arturo se llamaba Ricardo Hosking, que a su vez era hijo de un empresario muy adinerado de Inglaterra. Al morir su padre, Ricardo, que para aquel entonces terminaba su carrera de medicina, comenzó a evaluar las propiedades y oportunidades con las que contaba: una tierra en África, una flota de barcos en Japón y las propiedades en Inglaterra. Poco tiempo después decide vender las tierras en África y dos de los tres barcos de su flota. Es entonces que asiste a un remate en Londres de tierras fiscales ofrecidas por el gobierno Argentino, tierras que poco tiempo atrás habitaban los pueblos originarios, y adquiere 22.870 hectáreas en el Territorio Nacional del Neuquén y otras 10.000 en el Territorio Nacional de Río Negro (que vendería muy pronto). Cuentan que levantó su mano convirtiéndose en el mejor postor de la subasta sin saber exactamente dónde quedaban esas tierras. Ese día sin saberlo, se unió al Neuquén en un vínculo inquebrantable dando comienzo a un recorrido y una vida forjada con audaz huella, continuada luego por sus hijos, entre ellos Arturo.
Ricardo Hosking y su esposa Marie Hanriettte, tuvieron seis hijos: Ricardo Tomás, Estela Maud, Arturo Enrique, Lois Inés, Hubert D ´Horsey y Claudio Vicente. Toda la familia realizó la travesía en el barco y llegaron a las costas de Quilmes en 1893, donde se establecieron por casi 2 años a la espera de construir las carretas que los llevarían hasta sus tierras. En su equipaje acarreaban no sólo ganado y animales de raza sino también un abanico de instrumentos musicales. Marie era una gran pianista en Londres que tocó en reconocidos teatros. Mas adelante seguiría tocando pero en su estancia.
Luego de 6 años de preparativos, en 1899 la familia Trannak llega a Zapala, radicándose definitivamente. Hosking y sus hijos se dedicaron desde entonces al trabajo de campo, la cría de ganado y de yeguarizos; tanto los hombres como las mujeres eran excelentes jinetes.
En 1906 Marie Hanriettte y Ricardo Hosking mueren y la familia tuvo que reorganizarse. Para el año 1912 Arturo y Ricardo Tomás le compran a sus hermanas Estella Maud y Lois Inés la parte del campo que les correspondía, marchándose ambas nuevamente a Inglaterra. Por su parte Claudio Vincent les vendió su parte para asentarse en Buenos Aires. Quedan entonces a cargo de las estancias Ricardo Tomás, Arturo Enrique y Hubert Audrey D´Horsey Trannack. Tomás y Arturo trabajaron de forma conjunta en una misma estancia y Hubert lo hizo de forma independiente.
Arturo y Ricardo Tomás, vieron en sus tierras una ruta estratégica para que sea punta de rieles del ferrocarril. Sin embargo para llevar a cabo ese proyecto, era necesario poblar esos lugares con gente dispuesta a trabajar en ella, por lo que consideraron necesario la donación de tierras para un nuevo pueblo.
El 12 de Julio de 1913 (considerada tiempo después la fecha fundacional de Zapala) la gobernación del territorio aprobó los planos de subdivisión que fueran presentados por la firma entonces denominada “Trannack Hermanos”, compuesta por Ricardo Tomás y Arturo Trannack, mediante los cuales se concreta la donación de varios lotes al Estado Nacional para la edificación de las instituciones del pueblo. En realidad, éste ya se había empezado a edificar casi un año antes. El agrimensor Conrado Ritcher se ocupó de la mensura y del loteo de las tierras para fundar el pueblo. Lotes para la construcción de las instalaciones de ferrocarril, ochenta manzanas para el pueblo y una fracción para la iglesia, el cementerio y la comisión de fomento.
Don Arturo Trannack comenzó la venta de terrenos e instaló sus oficinas en la esquina formada por las actuales avenida Avellaneda y Elena de la Vega. La primera escritura de venta la realiza el mes de febrero de 1913 a nombre de Janssen y cía, quienes construirían el hotel «Zapala». El espíritu progresista se pone en evidencia: efectuada la subdivisión del pueblo, se inician las primeras construcciones: Iason y cía, Martín Etcheluz, Monti y Borrini, José Carro, Marlet y cía., Zingoni y cía. Severino Afione, y otros que se fueron sumando a la caravana de pioneros del progreso. También los Sapag se trasladaron a la incipiente punta de rieles adquiriendo un lote frente a la estación. Allí construirían las viviendas familiares y el local comercial donde funcionaría su conocida casa de ramos generales y consignaciones -«Sapag e Hijos». El 2 de enero de 1914 el pequeño pueblo vive el gran acontecimiento que determinaría su comunicación con el resto del país: llega el primer tren de pasajeros registrado oficialmente.
Arturo Trannack fue un hombre de acción. Mientras se construía el ferrocarril ofició de baqueano a los ingenieros. Viajaba todos los meses con las libras esterlinas que enviaban desde Inglaterra destinadas al pago del personal de la construcción del ferrocarril, que llegaba a Lonquimay (Chile) y Arturo transportaba a Zapala. Siempre viajaba con el dinero de noche para evitar asaltos, en un solo caballo muy bueno que conocía el camino y era su fiel compañía. Una noche mientras Arturo dormía, lo despertó lamiéndole la mano. Le resultó extraño pero siguió durmiendo. Por la mañana el caballo, su amigo inseparable, había muerto. Tuvo que hacer todo el camino de regreso a pie. Buscando refugio en aquella ocasión hizo noche en un puesto, que es donde hoy está Los Helechos. Cuando vio el lugar se enamoró. Supo que pertenecía a dos ingleses que lo querían vender y así fue como lo compró en 1916. Además de poseer muy buenos caballos Arturo fue propietario del primer auto que llegó a la zona. Un FN belga modelo 1912, todo de bronce.
Durante esos viajes hacia Lonquimay, Arturo Trannack no sólo se enamoró de las tierras. También encontró a Mercedes Bascur, hija de los dueños de la hostería en la que se hospedaba cada vez que paraba en Chile. Se casaron en 1915 y tuvieron cuatro hijos: Verónica (que murió pocos años después de su nacimiento), Ricardo, María Estela y Lois.
En 1924 su hermano Ricardo Tomás muere de peritonitis. En aquel entonces no había médicos en la zona, solo se contaba con un farmacéutico. Arturo quedó a cargo de toda la sociedad.
Años más tarde, a principios de 1933, los grandes ganaderos del territorio, en busca de la defensa corporativa de sus intereses y por iniciativa del entonces Gobernador Carlos H. Rodríguez, realizaron en San Martín de los Andes la reunión constitutiva de la Sociedad Rural de Río Negro y Neuquén. Participaron de aquel encuentro en el hotel Lácar, Bertil Grahn, Miguel y Nicolás Zingoni, Horacio Fernández Beschtedt, los hermanos Yerio, Enrique Schroeder, y por supuesto Arturo Trannack entre otros importantes estancieros de la región.
Arturo siguió en Zapala. Ese fue su lugar en el mundo. Después compró Los Helechos en la zona de Huechulafquen (que luego administró su hija Marie) y mucho después, La Gotera, en Aluminé. Pero Arturo era un hombre de Zapala, ahí estaba su sueño y el de su familia, que mucho tiempo atrás había llegado a esas tierras a forjarse un futuro. Arturo Trannack murió ahí a los 92 años, en “El Manzano”, su estancia de Zapala.
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Fuentes consultadas:
http://www.revistaaire.com.ar/pasado-y-presente-de-la-historia-patagonica-marie-trannack
http://w1.lmneuquen.com.ar/05-07-30/n_sociedad3.asp
http://www.saraeliana.com.ar/12-de-julio-de-1913-la-fecha-fundacional-de-zapala/
http://www.zapala-noticias.com.ar/historia.html
http://1camiubp.blogdiario.com/1386368775/el-surgimiento-de-zapala/
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