Su nombre proviene del río a cuya vera se levantó. La etimología señala que en araucano Covuñm es caliente, y co es agua. Es decir: “Aguas Calientes“. Su homónimo de la zona de Varvarco, debe su nombre a los géiseres, olletas y fumarolas que hay en sus nacientes, pero en éste no las hay. Probablemente los indígenas lo señalaban por la tibieza de sus aguas, ya que en su largo recorrido por terrenos pedregosos y abrigados de los vientos fríos, sus aguas se calientan más fácilmente que sus similares cordilleranos. Don Félix San Martín dice que proviene de unas termas que había en su nacimiento y hoy están cegadas.
El Covunco corre de Sudoeste a Noreste sirviendo de límite a los departamentos de Picunches y Zapala. El fortín estaba ubicado a casi un kilómetro de su desembocadura en el Neuquén, sobre su margen derecha.
“Las sierras tienen frente al fortín una altura sobre el nivel del río de 60 metros y sobre el del Océano, deducida de la altura barométrica, 560 metros.”
Ámbito defensivo
Dice el propio Conrado Villegas:
“El fortín Covunco donde llegamos a las 10 de la mañana está guarnecido por un oficial y 30 soldados pertenecientes a la primera Brigada, y determinando de consiguiente la extrema izquierda de la línea de destacamentos de aquélla.”
Desde allí en más, para el Sudeste seguían los fortines del Neuquén, comenzando por el de Paso de Indios. Hacia el Agrio estaba el Cum-có que iniciaba desde el Sur la línea sobre este río. Con éste debía cuidar, además del frente cordillerano, las posibles incursiones de indios provenientes de los pocos lugares que quedaron en las regiones pampeanas no exploradas por las fuerzas expedicionarias y sus sucesores, teniendo en cuenta lo informado por Uriburu:
“Por este punto pasa el camino más transitado de los indios de la Pampa y Picunches.”
Servía igualmente de posta obligada en el camino hacia General Roca.
Antecedentes
Se encuentran en el avance que efectuó el Comandante D. Napoleón Uriburu desde el Fuerte IV División, en la Campaña del 79. Dice el Diario de Marcha:
“Miércoles 21 (mayo), A las 7,10 a. m. marchó la división y a los 23 kilómetros 500 metros acampó a las 12 del día en la confluencia del arroyo Covun-có (agua caliente) con el Neuquén”… “La vanguardia queda establecida a una legua larga del campo”. Y en el día siguiente “…Queda ahora haciendo el servicio de retaguardia, en reemplazo de la fuerza destacada, un piquete del 79 de Caballería, que manda el teniente Brizuela.
Se hacen reconocimientos en el valle y no se encuentra un paraje mejor que éste para campamento.
Ha quedado hoy determinada la situación geográfica del punto en los 38°25”7‘ del meridiano de Buenos Aires.
La caballada, suelta completamente desde la noche anterior, mejorará algo con la libertad que tiene, a pesar de los fríos excesivos que se sienten.”
El 24 se anota una temperatura mínima de 9 grados bajo cero.
”Domingo 25. — Las fuerzas, en orden de parada, han saludado al sol en su salida haciendo la artillería 21 cañonazos; fueron éstos tirados a bala para ejercitar a algunos artilleros que no tienen aún conocimientos de sus piezas.
Siguen los reconocimientos prolijos del terreno; no se encuentra campo de más capacidad que éste para el establecimiento de la comandancia de la división.”
“Jueves 29. — Sin novedad en la avanzada y en el campo.
Hoy se han repartido los últimos víveres secos, y se racionará sólo con carne hasta que lleguen las cargas de proveeduría que se esperan.
Habiéndose mandado construir una balsa bajo la dirección del Mayor Host, en este día se efectuó un paseo de dos leguas de navegación. La balsa es la única embarcación que puede resistir a los choques en las piedras, que en este trayecto tiene el fondo del Neuquén, las cuales, considerables, se levantan hasta la superficie en algunas partes.
La corriente es formidablemente impetuosa a trechos, pero hay pequeñas canchas de 6, 8 y 10 cuadras, en donde se manifiesta mansa. El río en esta parte mide 83 metros de ancho por 125 centímetros de profundidad.”
El 7 de junio abandonaban el lugar para situarse en Paso de los Indios.
Pero un detalle es aportado más adelante
“Regresó la comisión que fue al Agrio, sin notar allí novedad; pero al volver encontró, llegando al arroyo Cobun-có, las huellas de tres jinetes que observaban nuestros movimientos. Fueron buscados inútilmente por la comisión, que no pudo dar con ellos, porque los rastros se perdían en el campamento que acababan de abandonar nuestras fuerzas.”
De lo que se deduce que no se dejó en ese momento ningún destacamento. Mas tarde en esa zona se construiría el fuerte.
La construcción – Actividades
Al avanzar hacia el Oeste la frontera que defendía la Primera Brigada (ex-IV División), fueron construyéndose los fortines sobre el Agrio y también sobre el Covunco.
El Batallón 2 de Infantería de Línea, entonces dependiente de esa Brigada, fue el comisionado para desprender parte de su tropa a fin de que se dispusieran a la construcción del nuevo fuerte, y también de su custodia. Hecho ocurrido en marzo de 1882.
Al retirarse de Ñorquín, el 12 de Abril de 1882, para integrar la segunda Brigada, con asiento en General Roca, este Batallón pasa por allí y retira sus tropas, que debían proseguir esa misma tarea en los fortines ubicados desde Paso de Indios a General Roca.
Debieron reemplazarlos las tropas que constituían la primera Brigada, es decir: Regimientos 3° y 11 de Caballería, y Batallón 12 de Infantería (ex-Nueva Creación y luego 2. del Regimiento 2 de Infantería). El 7° había pasado a Chole Choel.
A los hechos históricos que le corresponden al campamento de Uriburu, entre los cuales destaca el envío de varias comisiones (Mayor Torres, Teniente Torres, etc.) se deben agregar las actividades propias de la línea del Agrio.
Antes de realizarse la campaña a los Andes de la Patagonia los indios merodeaban alrededor de los fortines, con el principal objeto de tratar de robarles las caballadas. Perseguían con ello un triple fin:
1) Dejar sin el único elemento de movilidad que las tropas podían utilizar para hostigar, atacar o perseguir a los indígenas.
2) Conseguir nuevas caballadas, para reemplazar a las viejas, que eran utilizadas como alimentación, por las tribus que, en general, tenían a sus miembros en estado famélico, ya que el estado de guerra continuo debilitaba sus posibilidades de obtener caza y atender su incipiente agricultura.
3) Demostrar al enemigo —”el huinca”— su presencia, su sagacidad y su poder ofensivo en cualquier lugar de la línea, obligando con ello a que las guardias, “descubiertas” y comisiones fueran reforzadas, insumiendo un mayor personal o un redoblado esfuerzo de los destacamentos.
Son muchos los hechos ocurridos en este sentido, y de este fortín, el Teniente Coronel Pechman recuerda:
“A fines del año 1882 más o menos, a órdenes del mayor Ruybal corríamos un grupo de indios ladrones que habían arrebatado la caballada del fortín Cobunco, habiendo marchado de Codihué…”
Visita de Monseñor Espinosa
Entre las varias visitas de misioneros que recorrían la línea de fortines, tenemos la del que fuera luego Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Antonio Espinosa. El dejó consignado en su Diario de Viaje las siguientes anotaciones:
”’25 de abril (de 1884). . . .Pasamos en bote el río Neuquén y seguimos por su margen sud. Anduvimos seis leguas por desfiladeros peligrosísimos y a las 5,30 llegamos al fortín Covunco.
26 de abril. — Salimos de Covunco con el cadete Ramón Foforis; pasamos el arroyo de Covunco y bajamos por precipicios al río Agrio. Anduvimos 15 leguas en mulas…” Y a su regreso: “16 de mayo. — Salimos al amanecer de Codihue; cambiamos caballos en Cuncó y seguimos para Covunco donde dormimos, habiendo andado diez y siete leguas.
17 de mayo. — Salimos de Covunco, anduvimos siete leguas…”
Los misioneros salesianos, que recorrieron estas regiones del Neuquén del cuarto final del siglo XIX, dejaron en varias de sus Memorias y relaciones el recuerdo de su paso por este fortín, donde casi siempre “cambiaban caballos” para poder alcanzar la zona del Agrio.
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Fuente: Juan Mario Raone – Fortines del desierto – Mojones de civilización – Tomo III
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