Remigio Boch (o Bosch) fue un humilde herrero de origen italiano, un inmigrante que vino con 14 años a trabajar a un país que estaba dando sus primeros pasos y a una zona que aún estaba en pañales. Un emprendedor nato. Vino con la Campaña al Desierto de 1879 (Fue armero en una de las divisiones de Roca que llegó a la región) , y más de veinte años después, en 1902, trabajó en la construcción del puente ferroviario.
Su apellido original era Bocci. Pero como pasó con miles de inmigrantes llegados al país, sufrió las transformaciones de la fonética para convertirse en Boch. Los caprichos de la historia le incorporaron una letra “s”.
Don Remigio se radicó primero en San Martín de los Andes y luego en Neuquén en 1901, donde instaló su taller mecánico. Fundó la primera herrería, donde hacía arreglos de los carros de la zona.
En la calle Perito Moreno 34 estaba ubicado el taller y la vivienda de Don Remigio. Allí vivía con su esposa María Retamal con la que tuvo varios hijos de los que sólo sobrevivieron Yolanda, Alfredo, Emma y Aurora.
Se desempeñó como concejal por el Partido Socialista en 1921 y como colaborador ad honorem de la Municipalidad de Neuquén en múltiples ocasiones. Además, fue concesionario del servicio de provisión de agua de la ciudad en 1928.
Muy reconocido como herrero y como el primer soldador de rueda de carros en la zona, su logro más recordado fue haber inventado en 1914 un modelo de hidrodeslizador, con el cual remontó las entonces indomables aguas del Limay en busca de un medio de transporte alternativo a los fangosos caminos terrestres. También confeccionó el primer carro para la recolección de residuos que era tirado por tres mulas.
Julio Nordenstrom supo escribir sobre ese hecho: “El primer recolector de basura que hubo en Neuquén fue Raimundo Burgos, viejo peón de mi casa. El carrito lo hizo Remigio Boch y su caja era volcable, y las tres mulitas que tiraban del mencionado carrito fueron donadas por mi hermano mayor, Enrique, que en esos momentos era el administrador de la estancia Rincón de Las Perlas, sobre la margen sur del río Limay. Esa estancia era de un señor muy rico de Buenos Aires, Casimiro Gómez”.
Invento neuquino
Don Remigio Boch dedicó su atención a la exploración del río Limay. Inventó un hidrodeslizador que se impulsaba con un motor aéreo, que construyó sobre sus planos en su propio taller, y fue probado en Neuquén en las aguas del río Limay en 1914. Este catamarán de principios de siglo XX estaba provisto de un motor a nafta de sesenta caballos de fuerza.
Con este magnífico diseño don Remigio remontó el río Limay, aguas arriba con veintiocho pasajeros realizando el viaje a una velocidad de quince kilómetros por hora. Hay que tener en cuenta que la corriente de las aguas oponía una velocidad de ocho kilómetros en la hora, aproximadamente.
En aquel entonces el gran invento de don Remigio Boch no resultó rentable ya que el valor del pasaje estaba ligado al elevado valor del combustible, aunque Boch siguió utilizándolo de forma personal.
En su libro “Recuerdos territorianos”, Ángel Edelman destaca su inventiva y cuenta que en una oportunidad su hidrodeslizador alcanzó los 35 kilómetros por hora, aunque esa velocidad no logró satisfacer sus exigentes metas.
Primera plana
En el diario “Neuquén” del que fue fundador y director don Abel Chaneton, del 8 de marzo de 1916,en primera plana y con el título de “Ofrenda Territorial” se publica la siguiente noticia : “… en el lejano Neuquén en las orillas del Limay, río de salvaje tradición, hombre modesto y trabajador inventó y construyó el primer hidroplano que surcara las aguas de un río argentino, dando el decisivo paso en la solución de la navegabilidad de los ríos correntosos y de lecho desigual.”
“El hidroplano como puede verse en la fotografía consta de dos flotadores, con nueve compartimentos insumergibles, de modo que aún en el caso de averías en alguno, apenas pierde la flotabilidad.”…
Chaneton, en las páginas de su diario, continúa detallando las características del invento de don Remigio: “La plataforma en forma de bote colocada sobre los dos flotadores tiene capacidad para llevar doce personas”.
“La hélice de nueve pies da mil doscientas revoluciones por minuto y es impulsada por un motor de la casa Brennan Motor Co”. Detalles técnicos importantes para apreciar la gran labor del inventor, son publicados también en el diario “Neuquén”
“El aparato pesa aproximadamente mil cuatrocientos kilos. Es de fácil manejo como el de un automóvil. La dirección la dan dos timones” El artículo dedicado al gran invento continúa: …“Aquí tenemos un excelente medio para establecer corrientes turísticas que partiendo de esta capital llegarán al majestuoso Nahuel Huapí…”
Honores y reconocimiento
Debido a este invento, en el centenario de la Independencia Argentina (1916), Don Remigio recibe el reconocimiento del pueblo del Neuquén y en un acto homenaje se le hace entrega de una medalla de oro. Esta condecoración tiene en una cara la representación de la libertad con la reproducción del hidrodeslizador, y en la otra se lee: “en el Centenario de la Independencia Argentina, el pueblo del Neuquén a Remigio Boch.1916”.
Don Remigio recibe además una Bandera Argentina, bordada en hilos de oro por las monjas en Junín de los Andes, que dice: “Pueblo del Neuquén – Remigio Boch.”
El reconocimiento de su invento tomó carácter internacional cuando en el diario “La Nación” del 31 de diciembre de 1933 se dio a conocer que la República Francesa descubrió un nuevo medio de transporte acuático, llamado hidrodeslizador, denominado bote a propulsión aérea.
“La Nación” publica: ..”Desde Francia se difunde el descubrimiento de un hidrodeslizador que ya en el año 1914 fue diseñado y puesto en marcha y se encuentra en servicio en esta nuestra República, allá en las lejanas tierras del Neuquén, sobre el río Limay”.
Aclaración: los primeros hidrodeslizadores de fabricaron en Escocia en 1905, tal vez sin el conocimiento de Remigio Bosch, de la misma forma que su hidrodeslizador no era conocido en Francia. También existen registros de modelos más antiguos en Suecia, pero sin duda Boch fue un pionero en el país.
Fuga, robo y encierro
El anecdotario neuquino es rico en historias curiosas, pero ésta quizás se ubique en el podio. Según cuenta Ángel Edelman, a fines de 1916 un grupo de marinos alemanes detenidos en la Isla Martín García en plena Primera Guerra Mundial logró fugarse y llegó hasta estas tierras. Ya en Neuquén, de incógnito, robaron el hidrodeslizador de Boch con la intención de propulsarse aguas arriba y poder cruzar hacia Chile por el Nahuel Huapi.
“La policía local, al mando del jefe Staub, en conocimiento de la llega de los marinos fugados, les siguió la pista y fueron apresados cuando se disponían a remontar el río”, asegura Edelman.
Los alemanes corrieron mejor suerte que los fugados del penal local. Algunos meses antes, según denunció Chaneton desde las páginas de su diario, Staub había ordenado fusilar a un grupo de evadidos en el paraje Zainuco que ya se habían rendido.
Don Remigio Boch tuvo una vida fructífera, llegó a la región con el Ejército Expedicionario, recién llegado desde la península itálica donde había nacido. El afincarse en la joven capital neuquina lo convirtió en uno de los antiguos pobladores y lo caracterizó como auténtico pionero. Sus trabajos trascendieron las fronteras y su inspiración de hombre de bien es resguardada por su descendencia en la tierra que eligió para siempre.
La ciudad de Neuquén resolvió denominar a una calle con su nombre como un simple homenaje por todo lo que hizo por el bien de la comunidad. Remigio Boch falleció en 1962.
Fuentes:
“Neuquén 100 Años- 100 Calles . Cien actores sociales que hicieron a la Historia” Autor: Profesora Elsa Esther Bezerra.
histarmar.com.ar – Historia y Arqueología Marítima
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