Luego de la ocupación militar en 1881, el gobierno nacional dispuso la mensura de las tierras ubicadas entre los ríos Limay y Neuquén. Una nueva mensura se hizo necesaria en 1885, la que estuvo a cargo del Ingeniero Agrimensor Ernesto Gramondo (quien arrendaría más tarde las tierras sobre las que se asentó posteriormente”‘ la Colonia Centenario). La tarea quedó concluida entre 1886 y 1895. No obstante los trabajos de mensura como condición para avanzar en la ocupación de las tierras públicas, hacia el 1900 el 95% de los compradores no habían hecho posesión de las mismas. Será la llegada del ferrocarril a la Confluencia (1899) y la construcción de las obras de regulación de los ríos Neuquén y Negro factores decisivos de impulso de la ocupación.
En 1897, Ernesto Gramondo arrendó una superficie de 20.000 hectáreas luego reducidas a 17.500 en la zona de Confluencia. En el marco de la Ley de Tierras N° 4167 de 1906, solicitó la compra de la mitad de la superficie arrendada. Es así que a partir de 1907, fue propietario de 8.750 hectáreas y seguiría arrendando el resto ubicadas en lo que hoy es Vista Alegre Norte y Vista Alegre Sur.
Vencido el plazo de arrendamiento en 1910, solicitó la renovación por otros diez años, pero como en los planos preparados para la ejecución del dique sobre el río Neuquén se establecía una bocatoma en su cabecera oeste para derivar un canal que sirviera para el riego de la parte del valle situada aguas abajo del dique y a la derecha del río, la Dirección General de Irrigación a través del Ministerio de Obras Públicas solicitó la reserva de las tierras fiscales disponibles, por cuanto su venta posterior a la construcción de las obras de riego permitiría reembolsar una parte considerable del costo de tales obras.
Ernesto Gramondo se mantuvo vinculado a las tierras, en las que comprometió parte de su fortuna. De informes oficiales se pueden extraer las mejoras que llevó a cabo en ellas: galpones de esquila, depósitos, corrales, vacunos, cabras, yeguarizos, etc. Además, introdujo los primeros frutales y los primeros ejemplares de ganado vacuno de la variedad Holando – Argentino.
Por otra parte, la obra del dique sobre el río Neuquén, iniciada en el año del centenario y culminada en 1932 había implicado la llegada de un número más que importante de trabajadores, muchos de ellos extranjeros.
Hacia 1919, durante la presidencia del radical Hipólito Yrigoyen, entre los obreros y empleados de la construcción del dique, surgió la iniciativa de solicitar la adjudicación de las tierras fiscales reservadas sobre las que se hizo referencia antes. El propósito que perseguían era la formación de una colonia agrícola. En ella, veían la posibilidad y seguridad laboral una vez finalizada la obra. En notas elevadas al Ministro de Agricultura se podía leer: “la obtención de estos terrenos resolverá el problema de la desocupación de tantos brazos una vez terminada la obra y el éxodo de tanto elemento de utilidad que irá a aumentar la congestión de las ciudades donde se estancaría tanta energía útil”. Otro de los motivos que justificaba el dar lugar a este pedido consistía en la conveniencia y razón de seguridad: “siendo este personal práctico en las diversas maniobras del dique y trabajos de salvamento en casos de crecientes” era conveniente que al terminar las obras se tuviera a mano “este elemento de utilidad indiscutible” y se agregaba: “siendo ocupantes de la colonia a fundarse cerca al dique, nos comprometemos a movilizarnos al primer llamado y a acudir cada uno a su puesto en cualquier momento que el peligro lo requiera”.
En 1921, se formalizó el pedido con 206 firmas. Ante la falta de respuesta en agosto de 1922, se reiteró. Fruto de las gestiones y de la audiencia concedida a Arturo Invierno, Teodoro Müller, Evaristo Cisneros, Antonio García y Máximo Goerich por el presidente Hipólito Yrigoyen, el 11 de octubre de 1922, mediante decreto del Poder Ejecutivo, se creó sobre la reserva fiscal una colonia agrícola- pastoril. Con el decreto culminaba la etapa de conformación de la colonia agrícola-pastoril.
En este decreto aún no se definía el nombre de la colonia. Será recién el 26 de febrero de 1924 cuando se le dará la denominación de “Centenario” a esta colonia que en los expedientes se la designaba “Sayhueque”. Aún hoy no son claras las razones de la denominación. El argumento más aceptado es que se debe al centenario de la Revolución de Mayo, año en el que se inician las obras del dique.
El antecedente de la creación de la colonia lo constituyó el informe de la Comisión Inspectora encabezada por el capitán de fragata Castro, quien fuera enviado por la Dirección de Tierras en noviembre de 1920 para evaluar las reales posibilidades económicas de las tierras antes de proceder a su venta.
El informe Castro expresaba la conveniencia de atraer colonos que contribuyeran a “afirmar el espíritu nacional” y, por otra parte, lo provechoso que sería “el fraccionamiento en pequeñas parcelas, porque ello provee al mejoramiento de los pobladores de la región, beneficiándolos indirectamente, sin el peligro que entraña la venta de grandes fracciones como ha ocurrido con la mejor tierra de Neuquén (…) que ha ido a parar a manos de particulares quienes la mantienen inculta y a la espera de obras a ejecutar por el gobierno, para beneficiarse con la valoración que por esa causa alcanzaría”. Ello explica la sugerencia de no entregar más de una chacra a una misma persona. Además, el informe preveía que las posibilidades económicas estaban en la producción frutícola, hortícola, de forrajes, en la producción de conservas, vinos y dulces para el mercado de la colonia y fuera de ella.
En lo que respecta al pueblo que debía crearse en la colonia, el informe justifica su creación sosteniendo que era indispensable para el asiento de las autoridades, de una escuela, para la instalación de comercios, etc. Se preveía su asentamiento sobre una calle de 30 metros de ancho que atravesaría la colonia prevista en 30 hectáreas. Las manzanas se subdividirían en 8 solares de 25×50 metros.
Como resultado del informe, se reservaban 8.750 hectáreas dispuestas en dos zonas por la calidad y uso posible de las tierras:
- Una, situada en la altiplanicie (5.250 hectáreas)
- Otra, limitada por el río Neuquén y la barranca de la altiplanicie (3.500 hectáreas), en donde residía el valor de la tierra fiscal para ser puesta en producción.
La capacidad productiva de estas tierras estaba demostrada por los cultivos realizados por Gramondo en la propiedad colindante y para las cuales él había derivado un canal de riego, tenía 200 hectáreas cultivadas con alfalfa que prometían un rendimiento de 6.000 kilos por hectárea. Además. Cultivaba viñas y frutales de buena calidad debido a la fertilidad del suelo.
Con todos estos antecedentes, el objeto fue atraer al mayor número de pobladores. Se preveía la subdivisión de las propiedades rurales en 10 hectáreas susceptibles de ampliarse a 15 como máximo.
Al Agrónomo Regional de la Dirección de Enseñanza Agrícola, Barcia Trelles, se le encomendó en 1924, la realización del proyecto de colonización. Presentó un trabajo extenso en el que señalaba la conveniencia de la constitución de un sistema cooperativo para el desarrollo de una agricultura intensiva de regadío. Además, sugería la implementación del régimen cooperativo no sólo en el orden de la producción, sino también en el consumo, en el crédito y seguro, puesto que ello, según él, iba a permitir asegurar la posesión y la continuidad a los primeros colonos y a sus descendientes.
La etapa de conformación de la colonia agrícola pastoril culmina con la firma del decreto del presidente Hipólito Yrigoyen. Esta etapa se caracterizó por la ligereza y prontitud con que se dio despacho a los pedidos y a los trámites. No sucederá lo mismo con la etapa de organización y ocupación de las tierras. Las tareas de mensura y los proyectos de la obra de riego soportaron el peso de largos expedientes y la impronta de la agobiante burocracia estatal que retardó la ocupación efectiva de las tierras por más de diez años.
Desde la Dirección de Tierras y Colonias no se autorizaba la ocupación provisoria de las tierras hasta tanto no se delimitaran con precisión los lotes. Por otra parte, consideraba que realizadas las obras de riego, el valor de las tierras subiría y, por lo tanto, su venta redundaría en mayores ingresos para el estado.
La lentitud en la ejecución de las tareas desalentó a muchos de los obreros y empleados solicitantes de tierras. Un número considerable orientó su mira a la naciente y pujante localidad de Cinco Saltos.
Las obras de riego se terminaron en 1929 y la mensura se aprobó en 1931. No obstante, no se le otorgaba al colono la posesión de la tierra por lo que la Dirección de Irrigación no autorizaba la utilización de los servicios. A pesar de ello, algunos habían ocupado las tierras sin autorización. Esta situación llevó a Rosatti, Goebel, Striga y Negri a viajar a Buenos Aires en 1932, de lo cual se haría eco un diario de la capital, La Razón.
Finalmente y debido a la mediación del Gobernador del Territorio del Neuquén, Coronel Carlos Rodríguez, se logró solucionar el problema del agua y se reconoció la posesión de la tierra. Así, se inició la ocupación y la producción de la actividad frutícola ya controlada y regulada por capitales ingleses (propietarios de la empresa del Ferrocarril Sud).
Por lo desarrollado hasta ahora y comparando el desarrollo de otros sectores del valle, se podría sostener, a modo de conclusión parcial, que la creación de la colonia de Centenario presenta rasgos de originalidad en lo que hace al manejo de la tierra pública en el Territorio. Por ejemplo, en Centenario la entrega de tierras públicas siempre se inscribió en el plan de hacerlo a quienes manifestaran intenciones de explotarlas. Por otro lado, el principio de la pequeña propiedad como forma de impedir el acaparamiento y la especulación fueron los fundamentos en los que se basó la división de la tierra.
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Fuente: Centenario, escenarios con historias – Norma Beatriz García – trabajo elaborado en mayo de 2012 con motivo de realizarse en el Instituto de Formación Docente Nº 9 “Paulo Freire”, la expedición pedagógica y encuentro “Voces sobre educación”, prácticas educativas de Venezuela, Brasil y Argentina. Relatos compartidos.
¿Te gusta la historia neuquina? ¿Tenés algo que contar o compartir y querés colaborar con Más Neuquén? Entonces hacé Click Aquí
También podés ayudarnos compartiendo este artículo en las redes sociales.