El inicio de la crisis.
Todo comenzó a partir del fallo arbitral de la Reina de Inglaterra, el 2 de mayo de 1977, el cual declaraba que el verdadero curso del Canal de Beagle era poniente-oriente. Las islas Lennox, Picton y Nueva, por lo tanto, serían chilenas ya que se hallaban situadas al sur del Beagle y, aplicando el Tratado de 1881, era lo que correspondía. El fallo además estipulaba seis meses de plazo para cumplir lo fallado.
A mediados de enero de 1978 se encontraron en la base aérea de El Plumerillo, en Mendoza, los presidentes Pinochet y Videla. Los mandatarios se reunieron a puertas cerradas sin asesores diplomáticos; y acordaron zanjar el tema en tres fases sucesivas: negociaciones (45 días); temas de fondo (180 días) y formalización de los textos y firma del acuerdo. De esta manera quedaba claro que Argentina sacaba del ámbito jurídico el problema y entraba en negociaciones directas con Chile. Un paso más en este sentido fue dado el 25 de enero de 1978 cuando el Laudo Arbitral fue rechazado oficialmente por Argentina y, por medio de una nota fue informado el Embajador chileno René Rojas Galdames, de que el mencionado Laudo se declaraba insanablemente nulo.
Tiempo después, se lleva a cabo un nuevo encuentro de presidentes en El Tepual (en Puerto Montt, Chile), al que Videla llegó con una comitiva de ocasión, para exponer un documento elaborado de antemano a través de las diversas negociaciones. Luego del encuentro, Pinochet leyó un discurso en el que sostenía: 1) el respeto integral del Tratado de 1881; 2) la delimitación de los espacios marítimos conforme a los mismos instrumentos y a las normas de Derecho Internacional y 3) en caso de desacuerdo, la aplicación del Tratado de Solución de Controversias (lo que implicaba recurrir al Tribunal Internacional de La Haya). Como resultado de este último encuentro, las negociaciones entraron en un impasse y el camino hacia la guerra se inició a ambos lados de los Andes.
La situación en Argentina pronto comenzaría a tomar ribetes más serios al organizarse oscurecimientos en San Juan, Neuquén y Buenos Aires. Aviones Boeing 707 y los recientemente adquiridos 747 (de Aerolíneas Argentinas), viajaban llevando tropas hacia el sur; los hospitales eran repintados y señalizados. Las movilizaciones fueron masivas en ambos lados de la cordillera: a modo de ejemplo, quince mil soldados chilenos fueron movilizados para defender Puerto Natales, Tierra del Fuego y Punta Arenas. Solo del lado argentino de la Isla Grande de Tierra del Fuego había cinco mil hombres, integrado ese contingentes de tres regimientos de infantería, un grupo de artillería y la Escuela de Suboficiales.
El 2 de noviembre de 1978, día en que se reunían por última vez las comisiones, sin lograr acuerdos, Chile proponía llevar el conflicto a La Haya o solicitar la mediación de un gobierno amigo, escogido de común acuerdo. Ya en dos oportunidades la Argentina rechazó ir a la Corte con sólo cinco días de diferenciaa; sin embargo, en la segunda nota, los chilenos ofrecían la posibilidad de un gobierno amigo como mediador, cosa aceptada por los argentinos el día 23. Finalmente se decide que el mediador sea el Papa Juan Pablo II.
A mediados de diciembre, el representante diplomático chileno en Buenos Aires, encabezó una reunión con el Canciller argentino en el Palacio San Martín, tras la cual sólo existían dos puntos de acuerdo: la aceptación del mediador y del sistema que se iba a seguir ante él (negociaciones bilaterales). Nada se arregló en cuanto a proponer ante este mediador, es decir sobre qué debía mediar: si sobre la repartición de los espacios marítimos solamente, ya que los terrestres ya habían sido decididos en el Laudo (tesis chilena) o si también debía incluir a estos en su labor (tesis argentina). Al anochecer de ese día, el Canciller argentino se comunica con su par chileno, en ese momento en la Embajada de Chile, para indicarle que se rechazaba el acuerdo si Chile no indicaba cuáles eran los temas en los que se solicitaría mediación, cosa que dejó a ambos gobiernos al borde mismo de la guerra abierta.
Las repercusiones en la ciudad de Neuquén
Conforme transcurría el año 1978, la ciudad palpitaba con los acontecimientos cada vez más críticos. Una de las actividades que se organizaron fue el oscurecimiento de ciudades lo que, teóricamente, permitiría resguardarlas de un hipotético bombardeo. Un ejemplo de esto se observó en la noche del 9 de octubre de 1978 cuando un operativo de oscurecimiento en barrio Alta Barda, organizado por Defensa Civil municipal, fue inspeccionado por el Gobernador de la Provincia, quien sobrevoló la zona.
El General Martínez Waldner se reunió al término del operativo con los integrantes del organismo de Defensa Civil municipal que se encontraba presidido por el Intendente César José Gazzera y felicitó a las personas que intervinieron en él: “Como gobernador, como soldado y como argentino -dijo el titular del Poder Ejecutivo- les hago llegar mi reconocimiento por la receptividad y por el celo en el cumplimiento del deber que han puesto todos ustedes, como asimismo, el espíritu de total colaboración manifestado por todos los habitantes del barrio Alta Barda”.
Unos meses más adelante, debido a que la tensión aumentaba y que se estimaba que la región del Alto Valle podía ser blanco de ataques, se realizó un nuevo ejercicio de oscurecimiento, esta vez a gran escala. La Junta Municipal de Defensa Civil de Neuquén capital realizó el jueves 14 de diciembre de 1978 un operativo de oscurecimiento en la ciudad entre las 22,30 y 23,30hs en forma conjunta con otras ciudades del Alto Valle.
El grado de organización era tal que los medios gráficos publicaban instrucciones para ocasiones como esta. El 12 de diciembre podía leerse en un diario local, entre otras, las siguientes indicaciones: “2) Los automovilistas que se encuentren en el radio del operativo estacionarán de inmediato y apagarán todas las luces. Harán sonar sus bocinas durante un minuto, y no podrán volver a circular hasta el fin del ejercicio para evitar accidentes. 3) Los medios de transporte público y privado (colectivos, taxis y remises) no podrán circular durante el operativo. 4) Ante cualquier emergencia individual, tales como partos, accidentes u otras urgencias médicas; los afectados deben dirigirse a los jefes de manzana para que los servicios de seguridad los evacúen…” “5) Toda persona que posea equipos de comunicación de bandas ciudadanas, deberá abstenerse de usarlos durante el ejercicio (…) ya que CALF utiliza dicho sistema. 6) El alumbrado público será cortado totalmente, las viviendas particulares tendrán suministro de energía eléctrica. Por ello, debe evitarse que la luz salga al exterior por puertas, ventanas y claraboyas en baños o cocinas.” (…) “7) Se solicita a la población no salir a la vía pública en forma innecesaria; quienes deban hacerlo tendrán que llevar ropa clara, en lo posible colores blancos…”
El diario Diario Río Negro, en sus ediciones del 11 y 12 de Diciembre de 1978 publicaba:
Instrucciones sobre oscurecimiento
1.- En lo que respecta a las salidas de luz a través de puertas, ventanas, claraboyas, ojos de buey, etc., pueden ser oscurecidas con elementos de cualquier tipo, siempre que impida su proyección al exterior.
2.- No es conveniente pintar el vidrio porque por allí debe entrar la luz natural del día.
3.- En el alumbrado público se colocarán
dispositivos que hagan invisible la luz desde arriba.
4.- En los edificios públicos y privados la iluminación debe ser normal para permitir las actividades y no debe notarse desde afuera.
5.- En las casas particulares debe cumplirse estrictamente las medidas de oscurecimiento, siendo responsable el jefe de familia o el encargado de la vivienda. Este último tendrá a su cargo el oscurecimiento en terrazas, patios, pasillos, zaguanes, ascensores, halls, etc.
6.- También deben ser oscurecidos los establecimientos sanitarios, lugares de reunión de público, bares, cines, etc.
7.- Los vehículos deben oscurecer las fuentes y salidas de luz, manteniendo únicamente la iluminación imprescindible para facilitar el tránsito.
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Extraído de: Un siglo, 1904 – 2004 – Neuquén, ciudad imaginada… ciudad real. – Dirección: Graciela Iuormo
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