En el fuerte 4ta división (donde hoy se levanta la localidad de Chos Malal) se encontraban más de mil prisioneros de distintas tribus (de lanza y chusma), que habían sido capturados durante la anterior campaña militar realizada por la Primera Brigada, el año anterior, que abarcó la zona cordillerana desde el sur del actual departamento de Minas, hasta al de Aluminé, y en la cual había sido tomado prisionero entre otros, el cacique Purrán y su tropa.
Debido a la tirantez política que culminaría poco después en la conocida “Revolución del 80”, también conocida como “la revolución de Tejedor” provocada por el alzamiento de la Provincia de Buenos Aires contra el gobierno central, suceso que provocó la designación la ciudad de Buenos Aires como Capital Federal, las tropas del Batallón “Nueva Creación” (más tarde 12 de Infantería), que dirigía el comandante temporal de la brigada, Teniente Coronel Rufino Ortega, habían sido enviadas a Mendoza, como medida preventiva, dejando en el fuerte a los prisioneros que serían trasladados más adelante. Otras tropas de la brigada aún se encontraban actuando en el sur.
El fuerte, mientras tanto, solamente contaba con una guarnición de dos oficiales y una veintena de soldados, que esperaban la llegada de un escuadrón del Regimiento 7 que los reforzaría.
El cacique Quinchau (Gregorio Álvarez lo menciona como capitanejo Quinchao: “Viejo rastreador”), anoticiado por los numerosos espías que tenía dentro del campamento que actuaban en las fuerzas auxiliares de la crítica situación, resolvió aprovechar la ocasión para atacar a la reducida fuerza y realizar lo que en septiembre del año anterior intentara Huaiquillán, es decir, eliminar la guarnición para liberar a los prisioneros, además de la provisión de ganado con que contaba el fuerte. El cacique y su gente no ignoraban que la situación política imperante había obligado a retirar de las líneas de defensa interiores las escasas tropas de línea, reemplazándolas por guardias nacionales deficientemente instruidos y armados.
Es así como el 16 de abril de 1880, unos quinientos lanceros y algunos tiradores (según partes militares) lanzan un asalto al fuerte.
Pero otra vez el destino deparó a esta guarnición la misma suerte que el año anterior. Cuando la victoria era decididamente compañera de las tribus, surgió otra vez la ayuda providencial, materializada esta vez por la llegada oportuna del escuadrón del Regimiento 7 de Caballería, al mando del Capitán Vicente Pérez que venía desde Los Ramblones, que volcó la situación con su experimentada tropa, a lo que se unía el factor importante de la sorpresa de su aparición sobre un flanco de quienes querían liberar a los prisioneros, que se encontraron de golpe entre dos fuegos.
El teniente coronel Ortega le informó al comandante de la 2º División de Ejército, en un parte:
“indios de Quinchau – Estos forman 400 lanzas próximamente (sic.) Ignoro quién ha sustituido a Quinchau en el mando de esta tribu, muerto de resultas de las heridas recibidas en el ataque que verificó al fuerte Cuarta División el 16 de abril del año ppdp. Estos indios están situados en la rinconada de Lonquimay”
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Fuente: Juan Mario Raone – “Fortines del desierto – Mojones de civilización – Tomo II“
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