¿Desde dónde y cuándo llegaron los primeros humanos al territorio actual de Neuquén?, ¿en qué medida están emparentados los habitantes actuales y los antiguos? Para responder estas preguntas, aquí se presenta información del ADN mitocondrial de las poblaciones neuquinas.
“…los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias…”
Eduardo Galeano
La historia de la especie humana en el continente americano se remonta a 18.000 años AP (antes del presente; probablemente entre 20.000-15.000), cuando un pequeño grupo de cazadores recolectores provenientes de Siberia, en el noreste de Asia, atravesó el estrecho de Bering, después del Último Máximo Glacial durante el Pleistoceno Final. Esto dio inicio a una de las travesías que más ha desvelado a los científicos interesados en la prehistoria humana: la dispersión de nuestra especie en América. Durante esta dispersión, el territorio de la actual provincia del Neuquén comenzó a poblarse hace aproximadamente 12.000 años AP en sectores geográficos puntuales del norte y sur. Para este momento la Araucanía chilena, la Pampa Húmeda y el Sur de la Patagonia ya se encontraban habitadas. Posteriormente, la población de Neuquén fue creciendo, dispersándose siguiendo el curso de los ríos y atravesando montañas, y fusionándose con grupos procedentes de áreas vecinas. Cuando los europeos llegaron a América, hace un poco más de 500 años AP, casi todos los rincones de la provincia se encontraban habitados.
Muchas preguntas sobre esta historia son aún objeto de investigación y discusión, como por ejemplo, ¿cuál fue el momento exacto de la entrada humana a Neuquén? ¿a qué velocidad se dispersaron estas primeras poblaciones? ¿cuáles fueron las rutas del poblamiento? Una vía para responder estas preguntas es el estudio de los vestigios dejados por los grupos humanos del pasado, tanto distante como reciente. Las historias de los individuos y de los grupos humanos que habitaron la provincia del Neuquén se conservan de distintas formas, a través de los recuerdos, las tradiciones orales, las fotos, las pinturas rupestres, los materiales arqueológicos, entre otros, que contienen información sobre eventos que ocurrieron en diferentes momentos del pasado. Mientras que las fotos y los recuerdos generalmente permiten conocer sucesos relativamente recientes, las pinturas rupestres y otros restos arqueológicos son evidencias útiles para conocer aspectos del pasado lejano.
Una forma particular en la que se preserva nuestra historia es a través del ADN (Ácido Desoxiribonucleico), una molécula heredable que contiene la información genética necesaria para el crecimiento y funcionamiento de un ser vivo y que está presente en las células de todos los tejidos del cuerpo (ver Recuadro 1). Por ser heredable, el ADN contiene información de nuestros antepasados que es transmitida de generación en generación. Este mensaje sólo se modifica parcialmente por cambios que se producen al azar mediante un mecanismo llamado mutación. Por lo tanto, la información transmitida a través del ADN permite reconstruir, en parte, nuestra historia individual, la de la población de la que formamos parte y de la especie humana en general.
Las características particulares del ADN pueden ayudarnos a responder preguntas acerca de la historia local tales como: ¿de dónde venían los primeros neuquinos?, ¿cuán diversos fueron biológicamente? o ¿en qué medida los individuos o grupos actuales están emparentados con los pobladores antiguos o tempranos? Estas preguntas han comenzado a ser intensamente estudiadas en los últimos años mediante el análisis del ADN mitocondrial, que contiene el material genético de las mitocondrias u organelas que generan energía para la célula (ver Recuadro 1).
Distribución mundial de las variantes del ADNmt
A lo largo del tiempo, desde la salida de nuestra especie de África, y a medida que los individuos se multiplicaron y las poblaciones humanas aumentaron su tamaño, el ADNmt fue mutando dando origen a nuevas variantes. A partir de las mutaciones que se han acumulado en los diferentes linajes, se ha construido un esquema de las relaciones entre individuos y grupos humanos de todo el mundo. La distribución de los grupos de linajes o haplogrupos muestra un patrón característico (Figura 1), donde las variantes más antiguas (L y M) se observan únicamente en África, mientras que las otras variantes observadas en el Viejo Mundo presentan alta frecuencia en ciertas regiones geográficas, como las H y T en Europa. Los haplogrupos que se encuentran en Sudamérica son denominados A2, B2, C1 y D1, y están relacionados con variantes (A, B, C y D) que se han observado únicamente en el Este de Asia. Todos los linajes de América se originaron entre 25.000 y 21.000 años AP y son agrupados en 5 variantes con distribución exclusiva en el continente (Figura 1). Es destacable que esta fecha coincide, en general, con la obtenida para el poblamiento de América en la mayoría de los estudios arqueológicos recientes.
La distribución espacial de los haplogrupos mitocondriales en América refleja el movimiento de las poblaciones humanas desde Beringia hasta alcanzar el sur del continente hace alrededor de 14.000 o 15.000 años AP. Como resultado de este proceso, se produjo un aumento gradual en sentido norte-sur en la frecuencia de los haplogrupos C1 y D1, así como una disminución en las frecuencias de A2 y B2, y finalmente la desaparición de X2 en Sudamérica (Figura 2). En la Patagonia argentina y sur de Chile se encuentran con mayor frecuencia dos de ellos, el C1 y el D1 (Figura 2).
ADNmt y el poblamiento de Neuquén
En el año 2016 un grupo de investigadores de la Universidad de La Plata, el CONICET y la Universidad Maimónides iniciamos el estudio sistemático de la variación del ADNmt de los habitantes de la provincia del Neuquén, tanto de la población actual como de los grupos que habitaron el área en el pasado (ver detalles del procedimiento en la Figura 3). Hasta el comienzo de estos estudios sólo se conocía la secuencia de ADNmt de un único individuo analizada en el contexto de un trabajo realizado con fines forenses, en tanto que no se contaba con ningún dato sobre las poblaciones antiguas. A lo largo de estos cuatro años de trabajo se estudiaron muestras de poblaciones que habitan actualmente y habitaron el territorio durante miles de años. Hasta el presente se analizaron 12 muestras arqueológicas correspondientes a esqueletos recuperados en sitios de Chos Malal, Aluminé y Zapala, de las cuales se ha podido extraer ADN de 6 individuos. Con respecto a la población actual, se obtuvieron muestras de ADN de alrededor de 300 habitantes de las localidades de Rincón de Los Sauces, Buta Ranquil, Las Ovejas, Neuquén Capital y Aluminé.
En el caso de los habitantes actuales involucrados en este estudio, a cada participante se le realizó una entrevista y completó una encuesta orientada a recuperar la información de la historia familiar. Esta entrevista, así como los posteriores análisis y la difusión de los resultados fueron efectuados dentro de los marcos éticos vigentes (ver detalles en Recuadro 2). Esto permitió diferenciar a las personas cuyos ancestros habían nacido en el territorio actual de Neuquén de aquellos que provienen de otras regiones geográficas y migraron recientemente a Neuquén. Así fue posible determinar que entre el 45 y 70% de las abuelas maternas nacieron en la misma localidad o en alguna otra localidad de la provincia del Neuquén. Para el resto de los individuos muestreados, se observó que entre el 30 y 45% de sus abuelas maternas provenían de regiones vecinas, tales como del sur de Cuyo, el centro de Chile y La Pampa.
El análisis del ADNmt de la población actual mostró que más del 75% de las personas que participaron del estudio tienen ancestros maternos de origen sudamericano nativo. Esto significa que los linajes maternos, o las variantes del ADNmt encontradas, están relacionadas con las que portaban los primeros habitantes del continente que llegaron desde Asia.
Los haplogrupos más frecuentes en la población actual de la provincia del Neuquén (B2, C1 y D1) se corresponden con aquellos más frecuentes en la Patagonia argentina y sur de Chile, sugiriendo un origen común para todas estas poblaciones y/o la existencia de flujo génico sostenido entre regiones vecinas (Figura 4). Sin embargo, algunas variantes de los haplogrupos principales, específicamente de los sub-haplogrupos denominados D1g y C1b13, son exclusivas de Neuquén –es decir que se hallaron únicamente en individuos de la provincia–, y fueron encontradas en alta frecuencia. Asimismo, pueden observarse algunas diferencias al interior de la región y con regiones vecinas. Mientras que al sur de Neuquén se encontró una mayor frecuencia de habitantes portadores de los haplogrupos B2 y A2, asemejándose a lo observado en el centro de Chile, en el norte de la provincia se encontraron más individuos portadores de haplogrupos C1 y D1 (Figura 4). Estos resultados sugieren que mientras que las poblaciones del sur de Neuquén mantuvieron contactos frecuentes con las poblaciones vecinas, las del norte de la provincia se mantuvieron relativamente más aisladas a lo largo del tiempo probablemente debido a la mayor altitud de los cordones montañosos (cordilleras del Viento y de los Andes).
A partir del número de mutaciones acumuladas en las variantes de los haplogrupos D1 y C1, y considerando la tasa de mutación del ADNmt, ha sido posible estimar las fechas probables en las que se originaron las variantes presentes en las poblaciones de Neuquén. Las variantes más antiguas corresponden al haplogrupo D1, que habrían surgido en la región alrededor de 15.000 años AP, es decir en momentos inmediatamente posteriores al arribo de los primeros grupos humanos en el norte de Patagonia. El haplogrupo C1 se diferenció en nuevas variantes datadas en aproximadamente 12.000 años AP, cuando la población neuquina comenzaba a crecer. Los resultados de ADNmt antiguo obtenidos para muestras esqueletales datadas entre los 5.000 años AP y el contacto hispano-indígena indicaron un predominio del haplogrupo C1. En particular, las muestras más antiguas procedentes del sitio arqueológico Aquihuecó –departamento Chos Malal– han mostrado la presencia de variantes de este haplogrupo. Esto coincide con lo descrito para las muestras modernas analizadas y corrobora que los mismos haplogrupos se encuentran en la región desde hace muchos miles de años atrás.
Por otro lado, alrededor de un 25% de las personas muestreadas presentaron haplogrupos mitocondriales propios de las poblaciones europeas, denominados T, H, K, y J. Estos haplogrupos del ADNmt no estaban presentes en las poblaciones originarias del continente y se incorporaron a la población neuquina con la llegada de inmigrantes desde el siglo XIX. A partir de este momento también se perdieron muchas de las variantes originarias del ADNmt, fundamentalmente como producto de las muertes causadas por el contagio de enfermedades –como gripe, viruela y tuberculosis– muy frecuentes en la población europea, así como a causa de la ocupación del territorio por el Estado Argentino.
Los resultados alcanzados hasta el presente a partir del ADNmt sugieren un poblamiento antiguo y la continuidad poblacional en la provincia del Neuquén durante los últimos 12.000 años. La población actual está compuesta por individuos cuyos ancestros maternos descienden de poblaciones americanas originarias de la región norpatagónica y en menor medida por descendientes de migrantes recientes de origen europeo, los cuales se han ido mezclando, conformando en la actualidad una población diversa y dinámica. La continuidad de los estudios de ADN a futuro enriquecerá el conocimiento sobre aspectos sociales y culturales y, en conjunto, contribuirá a fortalecer los procesos de construcción de las identidades neuquinas.
Agradecimientos
A los habitantes de Rincón de Los Sauces, Buta Ranquil, Las Ovejas y Aluminé, a Celmira y Juan Urrutia, a Norma Lucero y a la comunidad Lucero-Pichinau, a Titi Ricciuto y al equipo del Museo y Centro de Interpretación “El Charrúa”, a las autoridades de Las Ovejas y a Claudia Della Negra por su apoyo durante los trabajos de campo. Este trabajo fue realizado con el apoyo de la UNLP (PI Nro. 792 y 787), el CONICET (PIP 0603 y PIP 0729) y la ANPCyT (PICT 2134 y PICT 1810).
La molécula de ADN mitocondrial
Nuestras células contienen dos fuentes de ADN: en el núcleo, donde se encuentra la información genética heredada vía materna y paterna; y en las mitocondrias, que sólo se heredan por vía materna (Figura R.1.1). El ADN mitocondrial (ADNmt), al igual que el nuclear, está compuesto por cuatro moléculas llamadas bases nucleotídicas que se designan con letras –adenina (A), guanina (G), timina (T) y citosina (C)– y conforman una secuencia dispuesta en dos cadenas, en forma de doble hélice. El ADNmt se dispone en un arreglo tipo circular y cuenta con varias regiones con diversas funciones, entre ellas codificar las proteínas encargadas de transportar la energía celular o intervenir en la replicación del ADN.
Las bases que conforman el ADNmt en las células sexuales femeninas (óvulos) pueden cambiar al azar, mutar, y transmitirse modificadas a la descendencia. Este proceso se repite a través de las generaciones, originando numerosas variantes que conforman secuencias o arreglos particulares de pares de bases, denominados linajes mitocondriales. Estos linajes o secuencias son agrupadas de acuerdo a su similitud en haplogrupos o sub-haplogrupos, como los mostrados en la Figura 1, los cuales se designan con combinaciones de letras y números. La relación entre las secuencias puede representarse como un árbol, denominado genealogía mitocondrial, que es similar a la genealogía familiar basada en apellidos. Por ejemplo, si dos personas tienen un ancestro materno común que vivió en el pasado reciente, como una bisabuela, es probable que su ADNmt no haya cambiado y por lo tanto el ADNmt de ambos descendientes y el del ancestro serán idénticos. Por el contrario, si el ancestro común vivió en el pasado distante, hace miles de años, las probabilidades de que se haya producido una mutación en la secuencia de una de las líneas maternas, o en ambas, son mayores. Contando las diferencias en las secuencias entre dos personas cualesquiera del mundo se puede calcular su grado de relación matrilineal. Esto convierte al ADNmt en un instrumento muy importante para investigar nuestro pasado.
Aspectos Éticos
Los procedimientos de todo estudio que involucra material biológico humano –en este caso ADNmt– son revisados y aprobados por Comités de Ética que evalúan el cumplimiento de las buenas prácticas en la investigación. Un aspecto crucial es contar con el consentimiento informado (CI) de las personas para realizar el estudio genético. El CI abre un canal de comunicación entre los donantes y los investigadores que pauta los lineamientos que regirán el proceso de investigación y su aceptación, desde la información previa que se brinda a los participantes acerca del estudio hasta la forma de difusión de los datos y la disposición final de las muestras. El CI expresa la voluntad de las personas para donar una muestra, establece las garantías para acceder de manera libre e informada a los objetivos de la investigación, la metodología a emplear, los resultados esperados y sus implicancias. Asimismo, establece la confidencialidad de los datos/resultados, el uso anónimo de los mismos en publicaciones y permite dejar constancia de la información que las personas quieren y no quieren conocer, así como de su derecho de revocar el consentimiento brindado en cualquier instancia de la investigación. En este mismo sentido, facilita los datos de contacto en caso que surjan dudas o preguntas sobre la investigación. Para ello el investigador, el donante voluntario y un testigo -quien garantiza que la obtención de la muestra fue realizada en un contexto no coercitivo- firman un documento de conformidad de manera escrita. La toma de un CI se basa en estrictos principios éticos, que han sido plasmados en Leyes nacionales y diversa normativa internacional que regulan la protección de los valores éticos y los derechos de las personas en relación a los estudios genéticos.
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
María Bárbara Postillone1, Virginia A. Cobos1,2, Paula N. Gonzalez1,2, Valeria Bernal1,2,S. Iván Perez1,2. 1 Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, 2 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina. E-mails: valeria.bernal@gmail.com; ivanperezmorea@gmail.com
Lecturas recomendadas
- Fehren-Schmitz, L., Llamas, B., Tomasto, E. y Haak W. (2011). El ADN antiguo y la historia del poblamiento temprano del oeste de Sudamérica: lo que hemos aprendido y hacia dónde vamos. Boletín de Arqueología PUCP, [S.l.], 15: 17-41.
- Gordón, F., Barberena, R. y Bernal, V. (2017). El poblamiento humano del norte del Neuquén: estado actual del conocimiento y perspectivas. Buenos Aires, Argentina: Aspha Ediciones.
- Pérez, S. I. (2011). Poblamiento humano, diferenciación ecológica y diversificación fenotípica en América. Runa 32: 83-104.
- Politis, G. G., Prates, L. y Perez S. I. (2009). Los primeros americanos. Una historia arqueológica y bioantropológica del poblamiento de América. Buenos Aires, Argentina: EUDEBA.
- Postillone, M. B., Cobos, V. A., Urrutia, C., Dejean, C., Gonzalez, P., Perez, S. I., Bernal, V. (2020). Mitochondrial DNA diversity and evolutionary history of native human populations of Northwest Patagonia (Argentina). Human Biology 91 (2).
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