Hasta fines de la década del ´70, la radio en la Argentina se extendía a través de las señales de amplitud modulada, lo que posibilitaba la llegada de las frecuencias radiales a distancias amplias. Con la aparición a fines de ésta década de las frecuencias moduladas, la radiofonía sufrió un cambio considerable, pero las frecuencias moduladas no tuvieron un gran auge sino hasta la década siguiente. El hecho mismo de que la radio permitía cubrir zonas extensas, fue sin duda un punto a favor para el régimen dictatorial a la hora de extender su cerco comunicacional en puntos lejanos del país.
La radio fue una de las armas ideológicas más prósperas para la dictadura, debido a que para la época era uno de los medios de comunicación más populares y de mayor llegada a la población incluso del interior del país. De hecho, el comunicado N°1 que fue difundido en la madrugada del 24 de Marzo de 1976 fue transmitido en cadena por todas las radiodifusoras, convirtiéndose en el medio de comunicación más veloz para transmitir información a la sociedad. Esto sin duda repercutió en los planes comunicacionales de la dictadura, en primer lugar porque la radio al estar controlada por la Secretaría de Prensa y Difusión, permitía instaurar una mayor extensión de la burbuja comunicacional, y en segundo lugar, porque esta misma característica permitió que este medio de comunicación fuera utilizado como un arma invisible en el contexto que se desarrolló a lo largo del año 1978 con la creciente conflictividad entre Argentina y Chile.
Ya desde 1970 durante la dictadura llevada adelante por la autodenominada “Revolución Argentina”, las cúpulas militares observaban con suspicacia las distintas zonas limítrofes, principalmente la zona norte y la zona sur que eran las más distanciadas con respecto a Buenos Aires. Este particular interés geográfico se vio plasmado en la reglamentación de la ley 18.575 la cual establecía la delimitación de las zonas de frontera para el desarrollo, estableciendo como dicha zona todo aquél territorio que se encuentre al oeste de la traza de la Ruta Nacional N°40. En la misma ley, se establecía en el Artículo 2, inciso B que se debía asegurar la integración de la zona de frontera al resto de la Nación; mientras que en el Artículo 6, inciso B, se establecía que se debía propiciar una adecuada infraestructura de transporte y comunicaciones.
Con la llegada de la dictadura en 1976, se produjo la adopción de una serie de medidas proteccionistas que estuvieron acompañadas por la exaltación de preceptos nacionalistas, con el fin de preservar el control del Estado Nacional sobre el territorio y su población, poniendo especial énfasis en la seguridad e integración de las zonas geográficas cercanas a las fronteras con los países limítrofes. Esto cobró mayor importancia durante el desarrollo de la hipótesis de conflicto entre Argentina y Chile por la soberanía del canal de Beagle, donde estas medidas fueron implementadas. La cercanía geográfica de diversos poblados chilenos con respecto a los poblados argentinos y, a su vez, la lejanía producto de la extensión territorial de estos últimos con respecto a los grandes centros urbanos como la Capital Federal, motivaba la interacción cultural de los pueblos cercanos, lo que se veía materializado por ejemplo con la llegada de señales de radio provenientes de emisoras ubicadas en Chile, a territorio argentino y por ende a sus pobladores.
En el caso de San Martín de los Andes, las señales radiofónicas que llegaban a la localidad en efecto eran procedentes de Chile, debido en gran parte a la potencia con la que contaban dichas emisoras para expandir sus señales. Por ende no fue sino hasta 1978 cuando la llegada de L.R.A. Radio Nacional a la localidad cambió el espectro de influencia sobre sus habitantes, con la intencionalidad de poder expandir la burbuja comunicacional de la dictadura, y al mismo tiempo contrarrestar las influencias culturales del vecino país. Esto sin duda estuvo relacionado directamente con el crecimiento de conflictividad entre ambos países, lo que impulso a la dictadura a instaurar en las zonas más cercanas a la frontera, seis emisoras zonales de baja potencia con el fin de transmitir información directamente desde Buenos Aires hacia dichas zonas.
Para la puesta en funcionamiento de la emisora, se precisó la utilización de la estación zonal de ENCOTEL (Empresa Nacional de Correos y Telégrafos), lugar donde a través de emisoras de onda corta, llegaban los telegramas. Esto fue posible debido a que tanto ENCOTEL como L.R.A. Radio Nacional por aquél entonces dependían de la Secretaría de Comunicaciones. Los equipos llegaron de Buenos Aires a bordo de un camión en el mes de Septiembre y a través de las directivas del Servicio Oficial de Radiodifusión, fueron montados en el cerro Comandante Díaz ubicado en cercanías del pueblo por un equipo de 3 personas, para salir al aire por primera vez el 2 de octubre de 1978.
La tarea de L.R.A. 53 Radio Nacional era sencilla. Se tomaba por aire la transmisión proveniente de Buenos Aires, la cual se volcaba al retransmisor con el objetivo de expandir la emisión en el pueblo de San Martin de los Andes y las zonas aledañas. De esta forma era posible replicar por un lado la programación habitual de L.R.A. 1 Radio Nacional Buenos Aires como las noticias nacionales y por otro lado permitía extender la información a través de comunicados que brindaba la Secretaria de Comunicaciones controlada por el ejército, o bien; las cadenas nacionales, dependiendo del nivel de desvanecimiento de la señal.
En sintonía con el resto del país, L.R.A. 53 Radio Nacional no estuvo exenta de la censura impuesta por el régimen militar. Esto se debe a que parte de su programación era enviada desde Buenos Aires de forma enlatada, es decir, a través de programación grabada o bien con discos musicales con intérpretes varios. El equipo de producción recibía el material enviado y era tarea de ellos escuchar el material con el fin de verificar si se encontraba algún intérprete o pieza musical prohibida. Incluso en contadas ocasiones, los discos eran intervenidos en caso de que por error el equipo reproductor fuera a propagar algún artista prohibido. Asimismo, como ocurría en el resto de las radiodifusoras, el contenido expresado era controlado por el régimen, y los trabajadores de la radio eran conscientes de que no podían expresar en la radio cuestiones políticas.
Pero a diferencia de lo que sucedía en las grandes emisoras de la Capital Federal, en donde se hacían presente de forma constante asesores literarios, en L.R.A. 53 el control se ejercía de forma diferente. Había un escucha permanente que se ubicaba en las oficinas del Correo ubicado en el centro del pueblo, el cual estaba encargado de reportar a Buenos Aires cualquier contenido indebido que fuera expresado en la radio. A su vez, en las emisoras de Buenos Aires el control era de forma consciente, ya que tanto los productores como también los periodistas estaban constantemente informados por los asesores literarios de lo que se podía expresar y de lo que estaba prohibido. En el caso de L.R.A. 53, el personal que oficiaba tanto de técnicos, programadores y periodistas entre otras cosas, no tenía noción alguna de que su emisión era controlada, y solo disponían de la información circulante respecto a qué tipo de contenido musical y periodístico estaba vedado. Esta diferencia respecto al control ejercido desde el poder frente a los medios de comunicación se vio reflejada cuando en una ocasión fueron alertados a través de un llamado de atención por haber pasado un contenido indebido en la señal, lo que les permitió conocer que su transmisión estaba siendo vigilada.
Otro punto de inflexión con respecto al resto de las emisoras, es que el personal era acotado, por lo que las tareas se desarrollaban conforme la situación lo ameritaba. El hecho de que L.R.A. 53 fuera la única emisora local del pueblo, y que se encontrara tan alejada de los grandes centros urbanos, le permitió conservar un grado de autonomía relevante que posibilitó mantener en su totalidad al personal civil al mando de la radio, sin la intervención alguna de personal ómilitar en su directorio. En consonancia con esto, si bien las directivas de Buenos Aires eran permanentes, y las consignas y comunicados eran enviados desde allí, por otro lado las noticias locales eran manejadas enteramente por el equipo de la radio, lo que ofrecía una amplia libertad respecto a la comunicación que brindaba la radio sobre las actividades cotidianas del pueblo y sus integrantes.
A pesar del objetivo por el cual se decide instalar L.R.A. 53 San Martín de los Andes, está claro que la radio al ser la única emisora local y a su vez, transmitir en amplitud modulada, pasó a cumplir una misión primordial sobre todo para pobladores y comunidades alejadas del casco urbano del pueblo. Esto se ve reflejado por ejemplo con la emisión de mensajes a pobladores y la posibilidad de establecer una comunicación a la población en un contexto de creciente conflictividad. La creciente importancia de la radiodifusión, conllevó a que posteriormente el mismo gobierno de facto, ya con otra directiva en 1980 fijara los objetivos, las políticas y las bases que debían primar sobre los servicios de radiodifusión, a través de la sanción de la ley 22.285.
Se puede concluir que durante la última dictadura en nuestro país, se desplegó un aparato comunicacional que, a su vez, jugó un papel preponderante dentro de la sociedad en principio para que el mismo gobierno de facto desarrollara sus políticas sistemáticas de censura y desaparición forzada de personas; y que luego este mismo aparato comunicacional fue utilizado como elemento integrador y homogeneizador de la sociedad en contextos fronterizos y distantes a los grandes centros urbanos de poder, como bien se observa en las disputas que se llevaron a cabo entre Argentina y Chile por la soberanía del Canal de Beagle en 1978.
Dentro de este contexto, la puesta en funcionamiento de radiodifusoras pertenecientes a dependencias como la Secretaría de Comunicaciones en zonas limítrofes sin duda se planteó desde sus inicios como una forma fácil y práctica de extender por un lado el cerco perimetral de comunicación que la dictadura había impuesto, y por otro lado imponer soberanía en territorios que por su ubicación geográfica se encontraban alejados de los principales centros urbanos. Muestra de ello lo comprende la instalación en el mismo año de las emisoras L.R.A. 52 Chos Malal, L.R.A. 53 San Martín de los Andes, L.R.A. 54 Ing. Jacobacci, L.R.A. 55 Río Senguer, L.R.A. 56 Perito Moreno y L.R.A. 57 El Bolsón, entre otras. Esto demuestra fehacientemente que la radio como medio de comunicación fue y es un instrumento utilizado por el Estado para expandir su horizonte de comunicación, y frente a esto, la dictadura no fue la excepción.
También es destacable la rapidez con la que estos equipos fueron instalados en estas zonas, ya que no deja de ser un hecho novedoso que una emisora dependiente del Estado como Radio Nacional haya sido localizada en poblados tan pequeños para la época, siendo que el patrón común indicaba que las repetidoras de Radio Nacional estaban siendo instaladas en los grandes centros urbanos. De todas formas, haciendo hincapié en la revisión del trabajo llevado a cabo por una emisora como lo fue L.R.A. 53, es posible tomar conocimiento que las políticas de comunicación que el régimen de facto llevaba a cabo no fueron iguales en todos los lugares, ya que la distancia respecto de Buenos Aires posibilitó una relativa autonomía respecto al trabajo que se realizaba dentro de la radio.
A su vez, la instalación de equipos de baja potencia de 1 kW que no extendían su horizonte comunicacional más allá de la zona urbana y sus zonas próximas de influencia, produjo un cierto revés a la posibilidad de extender un cerco comunicacional que pudiera eliminar por completo la influencia chilena sobre el territorio, debido a que los chilenos tenían emisoras de alta potencia que en ocasiones alcanzaban los 50 kW; por lo que la penetración radial chilena era enorme y borraba la señal de las radios argentinas en horas nocturnas. En sintonía con esta problemática, las cadenas nacionales que eran emitidas de forma constante eran tomadas por señales de aire y transmitidas desde Buenos Aires, por lo que a veces las condiciones ambientales o atmosféricas eran obstáculos importantes que entorpecían la llegada de la señal a las repetidoras y, por ende, la calidad de la transmisión se reducía considerablemente.
Rodrigo Nicolás Zuñiga
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Escrito por Rodrigo Nicolás Zuñiga (Profesor en Historia – Universidad Nacional del Comahue) para Más Neuquén, síntesis de un trabajo mayor.
Bibliografía
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Fuentes
Honorable Congreso de la Nación Argentina
- Repositorio online: http://www.infoleg.gob.ar/
- Información Ejecutiva – Digesto
- Ley 18575 Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.), “Zona y áreas de frontera. Desarrollo e integración”. Publicada en el Boletín Oficial N° 21862 del 03/02/1970.
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- Decreto 6344/1972 Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.), “Determinación de áreas de fronteras”. Publicado en el Boletín Oficial N° 22514 del 27/09/1972.
- Decreto 458/1978 Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.), “Zonas de seguridad. Decreto 9329/63 – Modificación”. Publicada en el Boletín Oficial N° 23864 del 02/03/1978.
- Ley 22285 Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.) “Radiodifusión”. Publicada en el Boletín Oficial N° 24506 del 19/09/1980.
Biblioteca Popular 9 de Julio – San Martín de los Andes
- Repositorio Documental
Diario Rio Negro
- 7 de octubre de 1978 “Inagurose una filial de LRA Radio Nacional en San M. de los Andes”
Fuentes Orales
- Ing. Roberto Arcagni. Representante del Servicio Oficial de Radiodifusión y primer director de L.R.A. Radio Nacional San Martín de los Andes.
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