“Se equivocó la paloma
creyó que el norte era el sur
Se equivocaba…”
(Rafael Alberti)
Ahora que habían muerto sus padres tenía que cuidar la tienda y a su hermana de 17. Hasta sus hermanos se lo reclamaban. Para cumplir mejor se había separado de su marido; su suegra también había muerto para que lo entienda.
Pero su cuerpo la traía preocupada: engordaba, soltaba leche, y eso que no tenía ningún hijo. Sobre todo la atemorizaba ese vientre que no había parado de crecer; y últimamente sentía unos movimientos extraños ahí dentro. ¿Y si estuviera embarazada? No podía ser…
Pero cuando, en cualquier momento, se sucedían, la dejaban alelada, como colgada en medio del tiempo, en que tantas cosas habían ocurrido hasta acá, y el que se amontonaba oscuramente más allá, sin saber para dónde tirar. Entonces miraba despacio a los lados, y como nadie se percataba de lo que le estaba pasando —en general, parece que nadie se fijaba mucho en una gorda como ella— se tranquilizaba un poco pensando que ya vería que era eso.
Pero volvían. Otra vez esos movimientos, lentos o rápidos, casi sigilosos, la sobresaltaban, y entonces sacaba las cuentas de que hacía muchos meses que no tenía su período. Tendría que hacerse ver, pensó con aprensión.
Era leal, responsable, y cultivaba el amor a los suyos. Pero contra sí. En el reparto familiar de amores y tareas había sido mandatada para velar por todos y postergarse. Especialmente le había sido prohibido embarazarse y criar.
Cayó en una consulta médica cuando se le rebeló el cuerpo, que eligió por el bando perdedor, aún, de los deseos, delatados por el falso embarazo. Sus posibilidades de salud o felicidad solo se pudieron hacer oír al precio de una disfunción o deformación de su cuerpo.El resultado de los estudios fue que no estaba embarazada, sino que padecía una alteración cerebral neuro-hormonal que le imprimía un funcionamiento como de embarazada o de amamantando, y remodelaba su cuerpo y su cara. Amenorrea psicógena, síndrome de Chiari-Frommel, seudogestación o falso embarazo eran los términos técnicos para decir que sus deseos más profundos, apisonados bajo el olvido, motorizaban tales cambios.
Muertos, sus padres mandaban más inapelables aún. Su natural impulso a la felicidad aparecía como lo perverso del engorde y del vientre con esos movimientos fantasmas; y lo impuesto, como lealtad para cumplir con el deber trazado. Aprendía a olvidarse de sí misma sin graduarse nunca.
Combatió con la fiereza de una amazona. Pero en el bando contrario, contra sí misma. Montada en un caballo de papel de “lo que debe ser”, escapaba a sus 25 años de la felicidad temida, al modo de esas mujeres de cincuenta que, estremecidas con cada atraso, piensan “ no estaré embarazada, ¿no?” en un quiero-no quiero real.
No solo en Villa La Angostura, este embudo donde cae gente de todos lados, de todas las historias, hay estas historias de olvido pretendido, de travestismo razonable y de rebelión de lo querido. De feroz lucha interior.
Al revés que las Amazonas, desnortada por su obediencia debida, ella ponía todo el brío y el coraje para luchar contra sí.
Ernesto Rosenberg
AMAZONAS : de a =SIN y mazo=seno.
AMAZONAS : nombre del río más grande del mundo y de una región de Brasil.
Los conquistadores ibéricos lo tomaron de la mitología griega, que cuenta de una tribu de mujeres guerreras, de a caballo, que se cortaban un pecho para no estorbarse el manejo del arco y las flechas.
¿Por qué? ¿Acaso tuvieron que combatir contra las mujeres indígenas?
Se sospecha que los relatores varones le cobraron semejante amputación a las que se mostraron capaces de cabalgar y manejar armas, rasgos tenidos por exclusivamente viriles y europeos.
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Artículo enviado por el Dr. Ernesto Rosenberg para Más Neuquén.
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