A quienes interesa todo lo relacionado con esta mujer les llama la atención el apodo y la pregunta es: ¿Por qué se la llamó «Pasto Verde?. Son dos o tres las versiones al respecto y nuevamente debemos discernir entre las que son suposiciones, las que no tienen ningún asidero y las probables.
Veamos en ese orden lo que pensaba doña Olga Lione (1978): «Tal vez el nombre de «Pasto Verde», venga del lugar, que contrastaba con la vegetación cenicienta del desierto. En ese oasis solitario era dueña y señora, dispensaba con generosidad el agua -no hay recuerdo de que la cobrase a nadie- daba alojamiento y se mantenía como todos los puesteros de la época, de alguna punta de cabras y ovejas…”.
Editorial Estrada, atenta a la importancia histórica que encierra este personaje neuquino, incluyó en su Manual de Cuarto Grado Primario (Suplemento para la Provincia de Neuquén, Pág.62-63) una breve reseña y consideró dos posibilidades:
- «El apodo de «Pasto Verde » puede estar referido a la hermosura que la caracterizó en sus años juveniles. O tal vez a la semejanza que encontraron los pobladores entre el pasto verde tan escaso en la zona de Plaza Huincul y Cutral Có con la presencia de doña Carmen Funes. Su amabilidad, su buen trato, su acogedor rancho cercano a la aguada, serían como un «pasto verde» algo distinto, un mancha fresca en medio del gris y liláceo de la zona desértica”
Vera Pichel (Las cuarteleras – cuatro mil mujeres en la conquista del desierto – 1994) también se refirió al tema aunque sin citar la fuente: «¿Quién le había puesto su nombre?. . . ¿Por qué esa conjunción de frescura en un cuartel cordillerano?… De ella se sabía el nombre. En Mendoza, su tierra natal, se llamaba Carmen Funes, casada con un soldado de origen chileno de apellido Campos. Carmen Funes de Campos trocó sus nombres cuando ingresó al cuartel acompañando a su marido como tantos otros miles más…», «… La «Pasto Verde» , – ni pasto ni verde había alrededor – lució gallardamente su nuevo nombre. Era algo así como fresco jardín en los altibajos de la caravana»
La misma autora escribió también un artículo para la revista del diario Río Negro titulado «Mujeres Argentinas – Las fortineras» que dice: «Carmen Funes, mendocina hermosa que llegó con la expedición de 1879 acompañando a las familias de los soldados de la Cuarta División al mando del Coronel Napoleón Uriburu, trocó su nombre por el de la «Pasto Verde «. O alguien la rebautizó…«
El artículo de «Clarín» que fuera hecho en 1965 con relatos de viejos pobladores, incluye también el tema del apodo: «Cuenta la tradición que un grupo de arrieros y milicos, después de andar perdidos por el desierto, llegaron extenuados a un paraje con agua y pastos, y que ese paisaje salvador les pareció tan lindo que no encontraron mejor nombre para designarlo que ponerle Pasto Verde en homenaje también a Carmen Funes de Campos. ¡Así de linda y simpática era!»
Cuando se cumplieron sesenta y cuatro años del descubrimiento del petróleo en Comodoro Rivadavia, la empresa estatal publicó en su «Informativo Y.P.F.» un artículo dedicado a Plaza Huincul por ser también una localidad petrolera. En el mismo, María Inés Duke rescata la figura de Carmen Funes y lo ilustra con una fotografía de la tumba de nuestra pionera. Entre otras cosas menciona el famoso sobrenombre:
- “…Doña Carmen, dicen, acompañó a las tropas del general Roca, marchitó sus encantos, olvidó su nombre por un apodo, puso una posta en una aguada de lo que todavía era designado con toda propiedad como «el desierto». Fue «Pasto Verde», la cantinera…”
Sobre este tópico el doctor Gregorio Álvarez aporta un dato único y además arriesga un cálculo de la posible edad que tendría Carmen durante la Expedición:
- «Su sugerente apodo lo debió -según opinión de algunos- a su fresca belleza en la época de la expedición de 1879, en la que tendría unos 18 a 20 años de edad. Mi opinión, basada en el interesante libro de Oreste Plath, intitulado «Folklore Chileno” se inclina más bien a lo objetivo expresado en el medio social Folk investigado por este autor. En la página 281 del libro arriba mencionado, dice textualmente: «La Pasto Verde (por usar un abrigo color verde)».
Es posible que haya usado un abrigo color verde, pero cuesta asociarlo a «pasto verde». Algunas personas de esta zona, me han comentado sobre otra posibilidad del origen del mote, aunque sin poder precisar la fuente. La misma refiere que enroladas en las filas del Ejército, había personas poco (o nada) instruidas, a las que para enseñarles a marchar en orden, como no entendían la indicación «izquierda-derecha, izquierda-derecha…» se les colocaba un atado de yuyos en cada pierna y se les marcaba el paso diciéndoles: «pasto verde-pasto seco, pasto verde – pasto seco…» En agosto de 2002 supe de dónde provenía esta versión al recibir desde Barcelona (España) un correo electrónico firmado por el doctor Roberto Collado Rocco. Este médico pediatra argentino que reside en aquella ciudad hace más de cuarenta años, indaga en la música argentina de raíz folklórica y en los poetas que musicalizaron sus versos. Al investigar la obra del poeta huinculense don Marcelo Berbel y su zamba «La Pasto Verde» que alcanzó reconocimiento nacional e internacional, dio con la historia de Carmen Funes en el libro «Mujeres en tierra de hombres» de Virginia Haurié. La autora cita allí mi trabajo y así el doctor Collado Rocco me ubicó. En su nota me informa sobre un artículo publicado por la revista «Folklore» (luego me envió una copia), donde Marcelo Berbel dice de la Pasto Verde y del apodo lo siguiente:
- «Hay muchas versiones al respecto. Yo me inclino a creer que la denominación viene de la costumbre que había en el ejército de marcar el pie derecho con pasto seco y el izquierdo con pasto verde, como Carmen Funes era zurda, de ahí el apodo».
Tal vez fue así con los soldados, pero no con las mujeres fortineras, pues a ellas no se las consideraba parte de la tropa y por lo tanto no practicaban la marcha. Además, en el caso de Carmen Funes, ella era instruida y sabía muy bien lo que era izquierda y derecha. En esa revista el cronista agregó su propia opinión: “…Pero nosotros confesamos que nos gustaría otra interpretación menos chata. Tal vez a la Funes se la llamó «Pasto Verde» porque para los soldados era como aguada fresca, un cañaveral verde y jugoso donde acaso venían a beber, después de sus interminables marchas por el desierto… ¿No es un símbolo mejor, más trascendente? «
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El historiador Juan Mario Raone cita al ex Gobernador don Félix San Martín quien escribió: «Los que con nuestras familias hemos transitado por esa huella no la olvidaremos jamás. Siempre atenta, desidora, oportunísima y charlatana como una cotorra, era la Providencia de nuestras esposas e hijas en los penosísimos viajes de la época. Todos la conocíamos por la «Pasto Verde» mote que dicen le venía de su donosura en la edad juvenil, calificada así tan pintorescamente por la galantería cerril de los «milicos» contemporáneos. Viviendo en el corazón del desierto, librada a sus energías de criolla de pura cepa, aquella mujer ágil y vigorosa, servicial y alegre, se nos antojaba un símbolo...»
La Profesora huinculense Nidia Galé de Kokot, escribió «Semblanzas de las Fortineras» para el Álbum «Neuquén – 75 Años de Capitalidad» e incluyó a Carmen Funes: «Basta recordar que aquí en nuestro suelo neuquino permanecen los restos de una de esas fortineras que el Cadete X cita: la «Pasto Verde», sinónimo de bravura, lealtad y solidaridad. Permanentemente presente a través del cancionero popular. En esa vida de campaña, esas «chinas cuarteleras » -como se las llamaba despectivamente- realizaban las tareas más diversas, no cejando de permanecer a la par de los soldados en ese andar cotidiano».
Y Galé de Kokot, como el historiador de General Roca don Pablo Fermín Oreja, rescataron del libro «El Campamento – 1878 » del Tte. Cnel. Guillermo Pechman los párrafos que dedicó al tema de los apodos de las fortineras y son los que resultan fidedignos por haberlos escrito un militar contemporáneo y a solo tres años de la muerte de Carmen Funes. En el año 1919, con el subtítulo de su libro «Algunos cuentitos históricos de fronteras y campañas» decía:
- «En ningún campamento oí llamar a las milicas por su propio nombre; todas tenían apodos a cual más extravagante. Así ocurría que dos mujeres pedían permiso a la puerta del cuartel para entrar después de asamblea. El Sargento de guardia, con toda naturalidad, comunicaba al oficial que La polla triste, La botón patria o La pasto verde, pedían licencia para entrar con tal objeto, o que La pastelera y La pocas pilchas se habían peleado y promovido escándalo.»
El matrimonio Juan Soufal – Anna Schupp la conoció personalmente y tuvieron estrecha amistad entre los años 1915 y 1916. De un reportaje que se le hizo a don Juan en el año 1965, extraigo al respecto: «Le decían la Pasto Verde, porque la gente no conocía, como allí estaba la «aguada» llamaban a la misma Aguada Pasto Verde, por el pasto que crecía en sus alrededores, luego con el tiempo, como ella estaba allí le quedó el nombre de «La Pasto Verde». «Nosotros mientras la conocimos, nunca la llamamos así, siempre le decíamos Doña Carmen”.
También la frecuentaron Flora Mercado y Juan Pablo Molina y de los diez hijos que tuvieron extraigo en este capítulo los testimonios de dos de ellos. Entre 1990 y 1997 registré en Cutral Có los recuerdos de José Bernabé Molina y desde 2010 hice lo propio con Ana Luisa del Carmen Molina Viuda de Pacek en Plaza Huincul. El primero recordaba: «Mis padres fueron muy amigos, por muchos años, de Carmen Funes. Desde que ella era soltera y recorría en las «veranadas » Covunco…Zainuco… y después ya casada, cuando estaba en Plaza Huincul. Cuando mis padres pasaban por la aguada entre los años 1910 y 1920, llevaban a mi hermano Lorenzo y a mí, que tendría unos tres o cuatro años. Pero siempre, después de la muerte de doña Carmen, hacían la «contada» del sobrenombre. Cuando íbamos llegando, desde lejos…ya empezaban a saludarse y mi papá en broma gritaba «¿cómo están los pastos verdes doña?, (en clara alusión al apodo). Ella contestaba que bien, se reía, pero no sé si le gustaba… «.
Su hermana Ana Luisa aportó sobre el tema: «Entonces papá tenía la costumbre de decirle «doña Pasto Verde». Una señora muy buena…entonces papá le decía Pasto Verde y… «no Pablito, no me diga Pasto Verde».
Tenemos entonces la respuesta a la pregunta que se hacía Molina, si le gustaba o no el apodo. No, no le gustaba. Años más tarde éste se casó con Anolfa Campos, la hija mayor de Pantaleón Segundo Campos y fueron los custodios de varios objetos que pertenecieron a Carmen Funes, como una máquina de coser portátil. José Bernabé falleció en Cutral Có el 23 de septiembre de 2000 a los ochenta y ocho años y su hermana Ana Luisa del Carmen falleció en Plaza Huincul el 9 de octubre de 2013 con casi ochenta y siete años de edad.
Doña Filomena Garrido Viuda de Zúñiga contó algo muy interesante sobre el apodo :
- “…a doña Carmen, Pastos Verde le decían, pero era Funes. Le decían «la pastos Verde” no más. Nadie la conocía por. . . todos se preguntaban por doña Carmen Pastos Verde. Creíamos que era Verde el apellido y había sido «Junes «. Después en los documentos que tenía, allí salía que era Carmen Funes «.
Insistí ¿Por qué?: –“Vaya saber por qué sería, porque ella dice (Carmen Funes) que le pusieron ese apodo cuando venía ella con el ejército. Le decían Pastos Verde porque siempre cuando llegaban, llegaban donde había pastos verdes, entonces le dijeron.
Y la otra, no sé qué apodos tenían las otras tres, las que venían con ella, porque dice que eran cuatro mujeres las que vinieron…”
Subrayamos entonces que el apodo lo adquirió en la juventud cuando estaba con el ejército. Es un mote que habla de frescura, de yuyos vigorosos, frescura y vigor propios de los dieciséis o diecisiete años. Cuando llegó a Plaza Huincul en 1895 ya había dejado atrás los años de primera juventud que lo habrían inspirado. Si bien era joven sumaba una importante carga de sufrimientos y cicatrices que habrían desmejorado su aspecto. El historiador Pablo Fermín Oreja se encargó muy bien de aclarar comentarios inciertos en su artículo «Algunos apuntes para la historia de Carmen Funes» en el diario Río Negro del 22 de diciembre de 1985. Con respecto al apodo mencionó el trabajo presentado en el Congreso Nacional de Historia sobre la Conquista del Desierto realizado en la ciudad de General Roca en 1979, firmado por la profesora Silvia Pérez Ringuelet de Syriani, en el cual se atribuiría el origen del apodo al momento en que el Dr. Juan Keidel indicó iniciar la perforación del Pozo N° 1 en busca de petróleo en Plaza Huincul «…en lo alto de un morro, al lado de una mata verde». Como la aguada de Carmen Funes estaba allí cerca, se endilgó a ella el «pasto verde» por la «mata verde».
En realidad, cuando el Dr. Keidel cumplió con aquella tarea, Carmen Funes hacía ya veinte años que vivía junto a la aguada. Oreja también aclaró en el mismo artículo el error del ferroviario inglés Arturo Coleman quien publicó en la «Guía Comercial del Ferrocarril del Sud» de 1922 que Carmen Funes falleció en 1920 cuando en realidad ocurrió en 1916. Cerró su artículo diciendo: «Los datos concretos de la historia ayudan a desmitificar las figuras sin consistencia, pero clarifican y consolidan la verdad del pasado».
Concluyamos que ya traía el sobrenombre y con él, la gente comenzó a identificar el sitio como «La aguada de la Pasto Verde». Reflexionaba el doctor Gregorio Álvarez: «… Sin previo análisis en profundidad del alma femenina, la llamó despectivamente «chinas», «cuarteleras», «milicas» y «fortineras», cuando no con otros epítetos que confinaban con lo degradante. Profundo error y desconsiderada posición discriminatoria… «…Las ridiculizaban con apodos caprichosos, graciosos o extravagantes que les hacían sufrir íntimamente un complejo de rencor y de inferioridad social.., » «Si quisiéramos olvidar el apodo de la «Pasto Verde » desnaturalizaríamos la presencia y obra de una mujer patriota, hacendosa, útil, pionera del Neuquén en el desierto y heroína en su condición precaria de pobladora en tierra inhóspita y fiscal”
AI reunirme con antiguos habitantes del pueblo con el fin de recabar relatos sobre los orígenes, todos, o casi todos, remitieron a Carmen Funes y a la aguada de la «Pasto Verde». Estos pioneros cuyos padres la conocieron (Viñas, Soufal, Abaraña, Moreno, entre otros) no la mencionaron como leyenda, mito o fantasía. Siempre estuvo presente como la puestera, querida, respetada y admirada pero sobre todo, real, una habitante más aunque especial por haber sido la primera y porque su tumba está allí donde vivió y donde inició el pueblo. Y esa sepultura no es un símbolo, es una realidad.

Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Fuente: Murmullos de Pasión – Carmen Funes – La Pasto Verde, una marca indeleble en suelo Neuquino – De Mirtha Solari
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Gracias, muy interesante su nota periodística