El camino a Rahue
La comunicación vehicular de Pilo Lil con Junín de los Andes en las décadas del 40 y el 50, estaba medianamente resuelta, pero se hacía necesario hacer lo propio hacia Aluminé. Por supuesto, y como siempre, todo emprendimiento público es empujado por intereses particulares; el tramo del camino Pilo Lil a Rahue no fue la excepción. A don Alejandro Hiriart propietario de las estancias “La Rinconada”, “Palitué” y “Kilka” le resultaba sumamente necesario comunicar a éstas dos últimas entre sí.
Para lograr este objetivo comenzó a buscar el apoyo de vecinos y amigos: don Doroteo Prieto, don Teodoro Camino, Adem (en “La Medialuna”), don Antonio Herrera, Parra (en “Quillén”) y con la ayuda de ellos mandó una cuadrilla de seis o siete peones chilenos quienes a “pico y pala” mejoraron la huella de carros, entre la balsa de Pilo Lil y el puente de Rahue. Si bien aquel intento no fructificó en la tan ansiada “huella de auto” si permitió el paso del antiguo jeep Willis que don Alejandro tenía alternadamente en “Kilka” o en “Palitué”. Por aquel primigenio y riesgoso camino el único que se atrevió a circular fue el mismísimo don Alejandro Hiriart en persona, quien en reiteradas ocasiones llevó como acompañante a su amigo Doroteo Prieto hasta o desde “Kilca”. La huella si bien había sido mejorada tenía tramos sumamente riesgosos por la conformación del terreno. Don Alejandro además de hombre adinerado lo era también de importantes relaciones a las que posiblemente recurrió. Otros vecinos encabezados por Doroteo Prieto, Marciano Prieto, Adem, juntaron firmas e hicieron notas a cuanta autoridad pudieron, en ellas solicitaban y fundamentaban la necesidad del camino Pilo Lil – Rahue.
Años después (aprox. 1959/60) el Estado Provincial licitó la obra y a través de la Empresa Constructora “Red Caminera S.A.” construyó el tramo, y hoy el conjunto es la hermosa Ruta Provincial 23.
Aquella obra requirió importantes movimientos de tierra, voladuras de rocas, construcción de puentes y alcantarillas; para ello trajo consigo un notable número de obreros y contrató además otros en la zona. Este movimiento humano generó en el pago, tanto en Rahue como en Pilo Lil una revitalizante oxigenación económica que años más tarde sería vista casi como una quimera.
Ya con el camino utilizable entre Junín de los Andes y Aluminé, el paso de vehículos comenzó a ser más frecuente, Pilo Lil perdía casi totalmente su aislamiento; quedaba solamente el simpático pero incómodo escollo de la balsa cuya confiabilidad iba decayendo con el uso cada vez más intensivo.
La exclusividad del comercio dejó de pertenecer a los boliches locales, la popularización de los vehículos (estancieras, furgones y camionetas) y el buen estado de los caminos fomentó la aparición de los modernos mercachifles.
Coincidió esta época con la divulgación de la radio a transistores y con ella la gente lentamente fue conectándose culturalmente con el mundo; primero fueron únicamente emisoras chilenas las que se escuchaban; luego se potenciaron algunas argentinas como las AM de Neuquén, Bariloche y alguna de Mendoza, hasta que se instaló LRA 17 una filial de Radio Nacional en Zapala. Con esta última sobre todo, decayó muchísimo el aislamiento para bien de los pobladores ya que especialmente la cotización de los productos de la tierra: cueros, cerdas, lana, plumas, etc. comenzó a ser divulgado radialmente.
Esta modernización provocó cierta retracción en los comercios locales que de ramos generales, lentamente comenzaron a mutar en modernas pulperías, bares de campo o simplemente “boliches”.
Desaparecieron por supuesto las tropas de carretas y las de mulas; al haber caminos todo el transporte de mercaderías se hacía por camionetas o eventualmente por camiones. El caballo y los bueyes quedaron relegados únicamente a las labores muy domésticas y locales.
El famoso aislamiento había quedado reducido y concentrado únicamente al razonable horario de la balsa. La necesidad de cruzar el río a cualquier hora y en cualquier época comenzó a hacerse carne en todos los vecinos y usuarios de la balsa. Distintos personajes de relativo peso social insistieron ante las autoridades viales o gubernamentales del momento.
En Pilo Lil, específicamente Doroteo Prieto publicó la necesidad en cartas de lectores de La Prensa y La Nación, recolectó firmas de vecinos y envió notas al gobierno provincial y a las autoridades de Vialidad Provincial, con asiento en San Martín de los Andes y Zapala. Además aprovechando su buena relación personal con Alfredo Asmar (2° gobernador provincial – 1958) y luego con don Elías Sapag (años después senador nacional) les solicitó fervorosamente su apoyo para la construcción de un puente.
Finalmente en 1968 la Provincia informó oficialmente el llamado a licitación para la construcción de un puente sobre el río Aluminé en el paraje Pilo Lil.
Por fin el puente
Tanto en la época de Vialidad Nacional como en la de Vialidad Provincial se efectuaron varios estudios previos para la instalación del puente. El primer estudio fue hecho al poco tiempo de haberse concluido el camino a Junín. Aproximadamente en 1950 Enrique Cárdenas lo realizó ubicándolo exactamente en el límite del campo de Doroteo Prieto y de Adolfo Rodríguez, en la margen izquierda del río. Allí se le llamó al lugar durante muchos años: “El Pozo de Cárdenas”.
El segundo estudio en 1955/56 lo realizó el ingeniero italiano Estanislao D’Aloe quien además de la ubicación del puente efectuó un replanteo previo del camino Pilo Lil – Rahue. Este estudio ubicaba al futuro puente casi frente al ya derruido Puesto de Gendarmería Nacional.
Los peones del ingeniero D’Aloe fueron Benigno Castillo y su primo Onofre Castillo.
El estudio definitivo fue realizado en 1968 previo a la construcción del puente y en él se lo ubicó en el límite Este del campo de Doroteo Prieto colindando con el de Araneda.
La Empresa constructora que ganó la licitación fue Contegrand y Alfonso.
La obra comenzó efectivamente en el verano de 1969.
La cara visible de la Empresa era su emblemático Capataz General don Demetrio Hirak. El ingeniero era chileno y por ello don Demetrio lo llamaba “el Ingeniero Colo Colo”. El inspector de obra no integraba la plantilla estable de Vialidad Provincial sino que fue expresamente contratado para esa obra, su apellido era Lechini.
Los Subcontratistas de Obra más destacados fueron Orlando Migoni en alambrados, “obras de arte” (alcantarillados y hormigonados) y Merlo en movimiento de tierras; el maquinista de éste fue Aguilar, luego novio de una muchacha del lugar.
También se recuerda al “Oficial Dinamitero” de apellido González; al Oficial Soldador: Moreira; al Oficial Mecánico: Saito; al Carpintero: Navarrete, luego esposo de Rosita Guiñez que vivía en la zona.
La desocupación entre los jóvenes había comenzado a insinuarse, por eso las tareas menores de la obra encontraron en esa banda social su cobertura. Los muchachos y hombres jóvenes tradicionalmente peones cambiaron de rótulo pero no de nivel, ahora pasaron a ser “ayudantes”. La paga era tentadora y una especie de euforia se instaló en el pago ¿quién no quiso trabajar o trabajó al menos un par de días en la obra del puente? Por nombrar algunos: Gerardo Prieto, Marcelino Infante, Luis Araneda, Ambrosio Jara, Ignacio Huenufil, David Prieto, Avelino Infante, Normando Prieto, Antonio Figueroa, Diógenes Torres, Luciano Huenufil, Ruperto Alfaro, Audón Rodríguez, Segundo Aguilera, Avelino Huenufil, Dionisio Prieto, Máximo Jara, Alejandro González, Carlos Rivera, Antonio Troncoso, Herminio Díaz, Segundo Sánchez, Francisco Prieto, Abel Moscoso, Raúl Prieto, Segundo Valdebenito, Alfredo Rivera, Ceferino Huenuquir, Roberto Antimán, etc.
La Gamela estuvo a cargo de “Beto” Cofré, su señora Victorina, su hija “Coika” y sus otras hijas; todos de Junín de los Andes.
Como anécdota de color es inevitable mencionar el fenomenal equívoco en la fundación del puente sobre la margen derecha del río.
Ocurrió que estando ya perfectamente amojonada la obra, se la comenzó de ambos lados del río. Se iniciaron las primeras importantes excavaciones sobre la margen izquierda e inmediatamente se hizo lo propio del otro lado, pero ocurrió que al despejar el terreno el ayudante del topadorista cambió de lugar el mojón correspondiente al primer pilar sobre la margen derecha. El topadorista no supo de este mínimo episodio y el ayudante simplemente lo olvidó por considerarlo intrascendente; la cuestión es que se inició la excavación, se hormigonó la fundación y luego se continuó con el pilar siguiente hacia el cauce de río. Y cuando estaba ya muy avanzada la obra, alguien advirtió el grave error, pero ya era tarde; por eso es que el puente no tiene todos sus tramos iguales y el ingreso a él desde la margen derecha de río quedó con un ángulo incómodo.
Adiós al aislamiento. El Puente está terminado.
Tanta era la ansiedad y la necesidad que antes de concluirse la obra que faltándole detalles de terminación, comenzó a utilizarse el puente. Con ello automáticamente la querida y emblemática balsa cayó en desuso. Sus balseros estuvieron poco tiempo más y fueron destinados a San Martín de los Andes. Quedó excepcionalmente como “caminero” y hasta su jubilación don Segundo Hernán Prieto.
Las obras del puente concluyeron en 1971 pero algunas obra complementarias menores recién se finalizaron a comienzos de 1972. La inauguración formal fue presidida por el Gobernador Provincial Don Felipe Sapag y numerosa comitiva de ministros y funcionarios.
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Extraído de : Pilo Lil – La historia perdida – Razones y costumbres de un pasado – escrito por Don Teo (nieto de pioneros).
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Soy hijo de Onofre Castillo, nieto de Doroteo Prieto, al que mis hermanos y yo le llamábamos “Papà Viejo”. viví cuando tenía 10/11 años, fui a Escuela. Recuerdo, Beto Rodriguez, Rosa Pereira, Margarita Figueroa… No tengo muchos recuerdos…
Soy Hija de Benita Gradiva Prieto ,mis abuelos eran Valentina del Carmen Prieto y Bernabe Prieto y Doroteo Prieto era hermano de mi abuela
Soy Leonardo Prieto, nieto de Doroteo Prieto.