El primer gobernador del territorio, coronel Manuel José de Olascoaga, fundó en Trocomán una institución primaria, el 3 de febrero de 1885
Los sueños del genial topógrafo militar al decidir que la capital del territorio tendría su sede en Campana Mahuida hicieron que obtuviera de la Nación el personal administrativo de gobierno, correos y telégrafos y maestros.
La historia neuquina siempre depara sorpresas. Seguramente es por esa razón que cada día hay más estudiosos que rescatan detalles desconocidos, insospechados o de escasa difusión.
Ya desde los años de las primeras incursiones de las oleadas civilizadoras detrás de las avanzadas de la Campaña al Desierto, muchos son los sucesos relevantes que fueron conformando el aquilatado perfil de la provincia.
Son historias que merecen ser contadas, porque entrelazan la realidad con los sueños de los primeros hombres que descubrieron las bellezas y la riqueza del territorio del Neuquén. Sueños que no siempre se cumplieron, como el de la escuelita de Trocomán o el de la primera capital del territorio. Fueron la avanzada de dos situaciones “virtuales” ya que existían en los papeles, pero nunca se concretaron en la realidad.
Cuando el general Manuel José de Olascoaga designó Campana Mahuida como capital del Territorio Nacional del Neuquén no pensó que este deseo nunca se convertiría en realidad.
El viaje de Olascoaga y su comitiva se había iniciado en Patagones. Y fue en primavera cuando decidió instalar la capital del territorio en el lugar que él mismo había elegido. Su paso fue seguido por la instalación del telégrafo en cada uno de los campamentos con los que avanzaba sobre el rico e inhóspito territorio.
Según relato de uno de sus biógrafos, a lo largo de su travesía iba organizando las dependencias que se emplazarían en Campana Mahuida. Olascoaga había decidido fundar la primera escuela del Neuquén en Trocomán, y también había decidido que el primer preceptor de esa escuela mixta sería don Severo Crosa que recibiría un pago de setenta y tres pesos mensuales por su trabajo.
Según apuntes del historiador Juan Mario Raone, en la escuela que fundó Olascoaga no se dictaron clases. De acuerdo a los datos aportados, Olascoaga pidió al gobierno nacional que enviara maestros, pero en virtud de lo azaroso del viaje desde Buenos Aires hasta la región norte del Neuquén, los maestros llegaron a Patagones y desde allí volvieron al lugar de origen, sin siquiera conocer el lugar de su destino.
Esta anecdótica instancia demuestra qué aislada se encontraba la región de norpatagonia en los finales del siglo XIX. La impronta civilizadora que soñó Olascoaga, como primer gobernador del Neuquén, se topaba con la maraña del desierto salvaje y de la región cordillerana aún por terminar de descubrir.
Olascoaga continuaba armando el perfil de Campana Mahuida como capital del territorio donde, según pensó, se asentaría como gobernador. En 1886 puso en posesión de la administración de Correos al señor Florencio Olivera y propuso para igual cargo en Ñorquin a don Vicente Bono. Ñorquin era guarnición militar desde 1881, lugar donde se encontraba la comandancia de las fuerzas del ejército.
Otro de los avances de Olascoaga para dotar de fluidez a las comunicaciones de la capital fue solicitar a la administración de Correos y Telégrafos un envío directo entre Roca y Campana Mahuida, siguiendo la línea de fortines a lo largo de noventa leguas.
En su primer año de gobierno, el coronel Olascoaga propuso la división del territorio en cinco departamentos, y el primer elenco de empleados administrativos fueron trasladados desde Buenos Aires a su nuevo destino. Partieron desde el puerto en barco hasta Carmen de Patagones con la intención de continuar el viaje en vaporcitos fluviales hasta el pueblo de General Roca, surcando el río Negro. Sin embargo, la segunda parte del trayecto no se pudo realizar ya que el río había sufrido una muy importante bajante.
Ante la imposibilidad de llegar a Campana Mahuida, Olascoaga se encontró con el problema de tener que solicitar más recursos económicos para comprar carros y bueyes para realizar una travesía luego de la penosa estadía en Patagones.
Finalmente, un año después, el misterio del Interior le gira casi veintitrés mil pesos y comienza la segunda parte de la odisea, viajando en carretas tiradas por bueyes por lugares inhóspitos y desconocidos. En su mayoría, los empleados de la administración gubernamental del Neuquén, viajaban con sus familias hasta un lugar ubicado en plena cordillera. Las crudas condiciones climáticas se hicieron sentir y los viajeros se encontraban, en algunos casos, en un penoso estado.
La decisión de Olascoaga no tardó en darse a conocer, informando a la superioridad que el contingente se quedaría en forma provisoria en Codihue donde recibieron la hospitalidad del jefe del fortín, sargento mayor Eusebio Garaita. Meses después marcha la caravana hacia Ñorquin, primer paso antes de continuar hacia Campana Mahuida.
Evaluando los acontecimientos y la imposibilidad del asentamiento poblacional en Campana Mahuida, Olascoaga decide declarar a Ñorquin “capital provisoria” del Neuquén.
Para el Dr. Gregorio Álvarez, uno de los grandes biógrafos de Olascoaga, en Ñorquin toman contacto dos grandes “corrientes argentinas” que ingresan al territorio neuquino para colonizar y civilizar. Álvarez menciona preponderantemente a la corriente mendocina y a la corriente bonaerense sumadas a las de la araucanía trascordillerana.
Para Olascoaga, haber elegido Campana Mahuida como sede del gobierno fue un fracaso. El año que permaneció en Ñorquin, la capital provisoria, lo dedicó también para recorrer con su personal permanente todo el territorio aledaño buscando un sitio totalmente adecuado para instalar la sede definitiva de su gobierno.
Traslado
Finalmente, un 25 de julio de 1887 Olascoaga envía desde Ñorquin un comunicado al jefe de la Segunda Brigada de la división de Río Negro. Textualmente, Olascoaga escribe: «Con la mayoría de los empleados a mis órdenes, esta gobernación emprende marcha en dirección a la costa norte del Río Neuquén, entre el antiguo «Fuerte IV División» con el propósito de practicar sobre el terreno los trabajos necesarios para la fundación de un nuevo pueblo. La traslación tiene el objeto de abrir un camino carretero directo a Ñorquin.»
Olascoaga solicita además una fuerza de escolta, con un piquete de por lo menos veinte hombres de tropa al mando de un oficial.
Y como corolario de la gran expedición, Olascoaga funda a orillas de los ríos Neuquén y Curileuvú la capital que creyó definitiva, a la que le dio el nombre autóctono de Chos Malal que en lengua araucana significa “corral de ríos amarillos”.
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Fuente: La Mañana de Neuquén
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