Su nombre lo debe al arroyo que corre cerca del mismo y que desagua en el río Agrio sirviendo de límite a los departamentos Ñorquín y Loncopué. Su significado es “Cenagoso en sus orillas” (de Hual: alrededor —vocablo quichua— y cupen: barroso, cenagoso). Como el valle es bastante plano, el río que nace en la laguna Compul, situada al sur de Copahue, se empantana en varios lados y forma amplios y continuos meandros antes de su confluencia. La laguna y el río son famosos por la buena pesca que se consigue en ellos, especialmente de trucha arco iris. La laguna hoy se la conoce generalmente por Hualcupen.
Se puede tener idea aproximada de su ubicación tomando el informe oficial del Diario de Conrado Villegas, que el día 5 de diciembre de 1882, escribe:
“…campamos a las 11 en la margen izquierda del notable Gualcupen. …………. y el más caudaloso de todos ellos, el Gualcupen, en cuyas costas está el fortín del mismo nombre. …………. El fortín de “Gualcupen”, está guarnecido por un oficial y 20 soldados de infantería y caballería a 600 metros de la confluencia del arroyo con el Agrio. “
La fecha probable de construcción podría situarse entre abril y mayo de 1882.
El criterio lógico de la estrategia militar de la época, aconsejaba construir luego del Campamento del Ñorquín, los fortines Gualcupen, Codihue y Covunco, para luego proseguir con el Valle de las Damas, Cum-co y Huarenchenque (en construcción el 4 de diciembre de 1882). Luego realizar el Loncopué (año 1883) y posiblemente el Campana Mahuída, al iniciar la búsqueda de material argentífero (plata).
Hay informes que manifiestan que las tropas que integraban su guarnición pertenecían al Regimiento 11 de Caballería y al Batallón 12 de Infantería.
Una historia del fortín
Esta es una historia más de los fortines. Una de las tantas que por casualidad ha quedado consignada, ya que uno de los personajes que se movieron allí escribió luego algunos de sus recuerdos. Nos refiere el Teniente Coronel Pechman que el Cabo Sosa y los soldados José Silva y Nicolini fueron enviados como chasques desde el fortín Hualcupén, a fines de 1882, siendo sorprendidos por una partida de indios entre los que figuraba un chileno lenguaraz, los que mataron al Cabo Sosa y al soldado Nicolini, ambos del 12 de Infantería, mientras que a Silva lo llevaron desnudo hasta las proximidades del fortín con intención de robar las caballadas, pero el soldado logró escapar en ese momento y alertar a la guardia, que rechazó el ataque. Habían sido tomados en el valle de Loncopué. El fortín estaba al mando del Ayudante Mayor (Capitán) Manuel Alderete, del Batallón 12, con un piquete de su Batallón y tropa del 11 de Caballería, a la que pertenecía Pechman.
El Padre Domingo Milanesio, quien en misión evangélica pasó por el fortín a mediados de mayo de 1883, confirmó estos hechos: “De Roca a Ñorquín se calculan 90 leguas. En este trayecto se han levantado pequeños Fuertes con algunos hombres de Guardia, a fin de asegurar el territorio contra las invasiones de los salvajes. Hace pocos meses (y hacía pocos días cuando pasamos), algunos indios sorprendieron a tres soldados que iban en comisión, mataron a dos y al tercero lo arrastraron semivivo con ellos para que les revelase donde pastaban los caballos del próximo fortín…” .
Fuente: Juan Mario Raone – Fortines del desierto – Mojones de civilización – Tomo III
¿Te gusta la historia neuquina, tenés algo que contar o compartir y querés colaborar con + Neuquén? Haz Click Aquí
También podés ayudarnos compartiendo este artículo en las redes sociales