Introducción
A fines de 1882, luego de más de tres años de lucha, las tropas del Ejército, la II División de los ríos Negro y Neuquén ya están listas para su último avance sobre la cordillera.
En 1879, la línea fronteriza ha sido llevada hasta el Neuquén y el Negro. En 1880, las tropas militares ya se han asentado en las márgenes del río Agrio y al año siguiente, organizados en tres Brigadas llegan hasta el Nahuel Huapi.
En 1882 con el terreno ya conocido, solo restaba la rendición de algunas tribus, que aunque dispersas, eran numerosas, y establecer rápidamente una línea de fortines a lo largo de la cordillera con el fin de controlar los diversos pasos que llevan a territorio chileno.
En este avance participan tres Brigadas, y es durante el mismo, que soldados de la II Brigada y miembros de la tribu de Ñancucheo, libran un feroz combate en las costas del Chimehuin.
Cómo sucedieron los hechos trataremos a continuación.
Acciones Precedentes al Combate. – Marco Operacional de la Tropa.
La II División de Ejército está compuesta por tres Brigadas, de ellas la II Brigada, al mando del General Enrique Godoy, tiene su asiento en Fuerte General Roca.
La conforman los Regimientos 2 y 5 de Caballería y el Batallón 2 de línea, con un total de 6 jefes, 32 oficiales y 512 hombres de tropa.
Godoy tiene la orden de iniciar el avance el 19 de noviembre (acto que efectúa) en dirección a la Confluencia y de allí los ríos Collón Cura y arroyo Quenquentreu, punto en el que establecerá su Campamento.
Una vez asentado en Collón Cura, deberá desprender patrullas y en dos direcciones. Hacia el Sur hasta enlazarse con la I y III Brigada y hacia el Oeste hasta llegar al límite Internacional.
Al emprender la marcha se desprendieron algunas avanzadas, tal el caso del Mayor Roque Peitiado, a quien el 25 de noviembre se le ordena avanzar y llegar hasta Huechulafquen.
Peitiado debe ponerse de acuerdo con el Comandante Suárez de la III Brigada, quien también avanza el día 25.
En su avance, Peitiado, franquea el 2 de diciembre el Collón Cura y el 5 ya se encuentra acampado en la confluencia de este con el Collón Cura.
Es ese mismo 5 de diciembre, cuando el mayor Bustos, recibe la orden de avanzar por el Chimehuin, cruzarlo y dirigirse a los toldos del Cacique Platero, asentado sobre la margen del mismo río. Unas cinco leguas arriba de la confluencia del Chimehuin con el Collón Cura, se libró el Combate.
Marco geográfico del Combate.
Es primavera de 1882. La noche del 5 de diciembre, el Mayor Bustos recibió la orden de avanzar aguas arribas por el Chimehuin.
El lugar exacto del Combate parece haber sido sobre la margen izquierda del río, a la altura de Cerro de los Pinos.
En el informe que Bustos eleva a Peitiado sobre el Combate, se expresa que: “…debido a que los caballos estaban cansados se resolvió acampar…”.
En el informe no se especifica donde se acampa el 6 de diciembre, pero en su encabezamiento dice: Campamento Auquenco, 7 de diciembre de 1882.
No existe ningún paraje cercano con ese nombre, solo hay en las cartas topográficas actuales un arroyo con el nombre Ankenco. Puede este, por coincidir en las distancias, ser el lugar de acampe.
Ñancucheo
El enemigo más complicado para la II Brigada, fue durante mucho tiempo, el cacique Ñancucheo.
Ñancucheo habitaba desde 1872, la margen sur del Huechulafquen, y sus dominios se extendían desde ese punto hacia el Este por las márgenes del Chimehuin hacia el Norte hasta el Malleo.
Gregorio Álvarez llego a expresar que: Ñancucheo ha sido tal vez el cacique más perseguido de la Patagonia por tropas de la II Brigada. El Comandante Prado, por su parte, refiere en su obra la Conquista de la Pampa, ¿A dónde va esa comisión que marcha?, detrás de Ñancucheo; ¿Qué indio se resiste más? Ñancucheo. Y así era este cacique.
Si bien Ñancucheo dominaba la región, aguas abajo del Chimehuin, se encontraban los toldos de Platero, una de las piezas fuertes de Ñancucheo. No está claro, si fue éste, quien dirigió la ofensiva sobre el ejército, lo que sí es seguro que sus hombres participaron del combate.
El número de indios era de unos 200 hombres de los cuales cerca de 100 iban a caballo.
El Combate – Transcripción del informe oficial del Combate.
Campamento de Auquenco, Diciembre 7 de 1882.
Al Señor Gefe accidental del Regimiento 2 de Caballería de Línea. Teniente
Coronel D. Roque Peitiado.
Tengo el honor de comunicar a Ud. el resultado de la comisión que se me confirió en la noche del 5 del presente. Siguiendo sus instrucciones vadie el río Chinhuin y en combinación con el teniente 2º D. Vicente Grimau, cargue los toldos que se encontraban sobre la margen izquierda de dicho río, cuyo resultado Ud conoce. Enseguida se me presento el citado oficial con 14 individuos de tropa y doce que yo tenía hicieron un total de 26, con los cuales, seguimos y llegamos a otro toldos después de haber marchado como una legua y notando que recién habían sido abandonados seguí los rastros y como a una legua tome trece indio de chusma que huían y avistando una toldería muy cerca, me diriji a ella; siendo esta la del capitanejo principal de Ñancucheo el que teniendo conocimiento por los indios fugados de la anterior toldería, de nuestra aproximación, había pasado a la margen derecha del río Chinhuin; algunos indios que se encontraban de este lado huyeron a mi vista.
Ya los caballos estaban cansados y resolví acampar tomando para ello las precauciones del caso, pues sobre un médano de la margen derecha del río se veía un grupo de indios como de noventa, los que levantaron una bandera en señal de parlamento y habiéndole contestado de la misma manera, bajó a la orilla del río el capitanejo acompañado de un lenguaraz y tres indios, y desde allí me hizo presente que quería la paz lo mismo que su cacique, que debía presentarse con 400 y tantos indios que tenía, contando los que pertenecían a Namuncurá. En vista de esto mandé, al baqueano que llevaba acompañado de un cabo y dos soldados a fin de poner en su conocimiento todo lo susodicho, dándole cuenta al mismo tiempo de que a una señal de humo, se reunían los indios llegando de todas direcciones, pero por la parte del río en que ellos se encontraban, y avisándole el estado de los caballos.
Mientras tanto volví a conferenciar con el Capitanejo dos veces más, pasando este con varios indios desarmados a donde yo estaba, y al retirarme la última vez fui atacado como por doscientos indios aproximadamente que durante la conferencia habían vadeado el río sigilosamente, por un punto imposible de descubrir para nosotros. El ataque lo trajeron divididos en tres grupos, dos a pie y el otro a caballo, armados de lanzas y carabinas, siendo la primera el arma que tenían el mayor número de ellos. Los que cargaron a pie serian como unos cien, quienes llegaron hasta nosotros, haciéndome imposible la defensa de la caballada, que estaba atada y maneada a poca distancia, arrebatándomela una parte de los indios montados; a pesar de habernos cargados muy de cerca; valiéndose para ello de los accidentes del terreno y de la arboleda de la costa, fue tal el fuego hecho por los soldados y los golpes de sables de los mismos que pronto comprendí la desmoralización de los salvajes, y entonces redoblando nuestros esfuerzos, conseguimos después de media hora de combate, ponerlos en precipitada fuga quitándoles trece lanzas y seis caballos, de los cuales uno era nuestro y los otros de ellos, estando estos últimos ensillados.
Del total de lanzas tomadas, que es el mismo de muertos del enemigo, entrego a usted diez, pues las otras quedaron inútiles en el lugar de la acción, varios indios más perecieron ahogados, pues se arrojaban al río, los que no tenían otra salvación; perecieron de la misma manera, toda la chusma prisionera, quien durante el combate también se asoto al río. Las pérdidas sufridas por nuestra parte, son los soldados Toribio Oliva y José Lacasa, muertos; el primero recibió un lanzazo al costado a consecuencia del que cayó al río, y el segundo otra herida también de lanza en la misma naturaleza que la del primero, con lo cual basto para dejarlo fuera de combate, pero así mismo su cuerpo presentaba otras heridas. Los heridos son, el que suscribe de dos lanzazos de poca gravedad, y un golpe de bola perdida; el Cabo 2º Juan Guilleguer, de un bolazo en la pierna izquierda, el soldado Juan Chaparro, también herido de lanza en seis partes, y por último el soldado Pedro Trejo presenta en el cuerpo veinticinco heridas, siendo algunas de gravedad; además salieron contusos de golpes de bola perdida, el Sargento Samuel Pérez, los Cabos Ignacio Tabeada y Jacinto Morales y los soldados Venancio Zarate, Bernabé Sosa y Sandalio Villarroel. Los heridos del enemigo me supongo que son muchos por la sangre que se notaba en el trayecto de su fuga.
Me falta hacer presente a Ud. que la munición ha sido de tan mala calidad que varios soldados se vieron en la imperiosa necesidad de abandonar su carabina, porque los cartuchos no detonaban, siendo así que tres de ellos resultaron sin carabina, habiéndose reventado una y la otra cayó al agua. Viéndome casi completamente a pie, resolví buscar la incorporación, haciendo montar los heridos y cargar las monturas en los caballos restantes, marchando la fuerza a pie. Como los soldados venían bastante pesados y los indios me seguían, resolví dejar las monturas, ocultas en un bosque de los que encontré en mi trayecto, distante del paso del río como unas dos leguas, trayendo tan solo cuatro que fueron los caballos que se pudieron ensillar. Sobre el camino encontré charcos de sangre y una medalla de las acordadas últimamente por el superior gobierno a los soldados, lo que me vino a demostrar mis sospechas sobre el baqueano, pues no puede dudarse de que el cabo Alarcón y los soldados Pedro Bustos y Telmo Domínguez han sido muertos por los indios, en vista de no haber llegado a este campamento ninguno de ellos. Réstame recordar a Ud. la digna comportación del Tte. Grimau, lo mismo que el puñado de valientes que tenía a sus órdenes y que han demostrado una vez más, la pujanza en la pelea, el sufrimiento en la fatiga, la pronta obediencia y la ciega disciplina de que están poseídos.
Dios guarde a Ud.
Vicente Bustos.
Para tener en Cuenta
En el informe, el mayor Bustos expresa que: “…después de haber andado más de tres leguas, llegamos a unos toldos, (…)después de haber marchado como una legua(+)…seguí los rastros y como a una legua tomé trece indios de chusma que huían y avistando una toldería muy cerca me dirijí a ella siendo ésta la del capitanejo principal del cacique Ñancucheo…los caballos estaban cansados y resolví acampar…sobre un médano de la margen derecha del río se veía un grupo de indios…los que levantaron una bandera en señal de parlamento.”
El historiador Gregorio Álvarez plantea la siguiente situación: Bustos en su panorama; sereno, midió el campo de batalla y analizó la situación y sin titubear, mando sacar los sables y cargar. Bustos, sin embargo menciona en su informe, que él fue atacado por indios que le tendieron una emboscada. Queda entonces claro que quienes iniciaron el ataque fueron los indígenas.
La estrategia indígena versus la estrategia militar
Desde tiempos de Calfucura y hasta la primera década del siglo XX, en la Campaña al Chaco, los indígenas fueron mostrando diversos modos de acción. Durante años actuaron organizando grandes malones sobre los distintos poblados, otras veces solo organizaban atentados como el ocurrido el 29 de febrero de 1884 en el Fuerte Junín. En el combate de Chimehuin, jugaron un papel muy importante diversos factores netamente de carácter estratégico. Por el lado militar, hay que subrayar elementos vitales de la estrategia, tales como, cualidades y acciones del espíritu, el talento del comandante de la operación, la virtud guerrera de la tropa y el espíritu de colectividad de la misma.
El factor sorpresa
Según el informe, Bustos, dispuesto a conferenciar con los indígenas, mientras se encontraban en tratativas, un grupo de indios cruzo a la margen del río donde se encontraban las tropas, por un punto imposible de ver para los soldados, dando origen mediante esta acción sorpresiva, al combate en sí.
Clausewitz (estratega militar prusiano) decía: lo que la sorpresa gana en este sentido en facilidad (ganar posiciones, caminos, etc.) lo pierde en eficacia.
Y así fue que, si bien sorprendieron a los soldados con la acción, estos estaban preparados, tal es así que su espíritu guerrero, pudo después de media hora de combate, desbaratar la intentona indígena.
El factor astucia
La astucia supone un propósito oculto, contrapuesto a la manera de obrar directa y llana, esto es inmediata. Cuan astuto fue Platero. Mostró una bandera para instar a una conversación “amigable”. Mientras esta conversación se efectúa, su gente cruza el río sin ser vista y ataca a la gente de Bustos. Considero interesante ver y tratar analizar cuan meditado fueron los movimientos de los indígenas para llegar a este punto. Del Ejército. El factor moral: Clausewitz (…), “el espíritu de las tropas (entusiasmo, creencias, opiniones) se manifiesta eficacísimo en las guerras de montaña, donde cada uno, hasta los soldados aislados, deben obrar por sí.” Fue este espíritu de tropa, las cualidades y acciones de este espíritu, el talento del comandante de la operación, la virtud guerrera de la tropa y el espíritu de colectividad de la misma, lo que salvo a los hombres de Bustos de tan premeditada acción.
A modo de epílogo
No ha sido intención de este trabajo, contar la historia del combate de Chimehuin, sino tratar de ver este hecho desde lo estratégico y al hacerlo surgen algunas dudas. No queda claro la orden de Peitiado a Bustos. ¿Por qué?, Peitiado ordena cruzar el Chimehuin. Se sabía desde hacía ya tiempo que Ñancucheo (a quien debía perseguir Bustos) habitaba la margen Sur del Huechulafquen, por ende, lo más lógico para llegar a objetivo sin obstáculos seria remontara el río por su margen derecha ¿Por qué cruzarlo entonces? Si Bustos estableció su campamento en Auquinco, es porque él estaba a la derecha del río. En ese caso ¿cruzo el Chimehuin?, ¿en qué dirección? Si cruzo el río en dirección Norte/Sur, buscaría a Ñancucheo por la margen correcta. Caso contrario ¿Dónde se ubicaría el Campamento Auquinco? Bustos en su informe expresa que los indios habían cruzado a la derecha del río, quedando él a la izquierda. Cuando Bustos menciona posiciones, ¿lo hace teniendo conciencia real de la posición en que está? ¿o lo hace teniendo solo como referencia su avance Este/Oeste? En fin, el combate fue desastroso.
Las dudas quizás algún estudioso las pueda responder, pero por algún lado había que comenzar.
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Fuente: Trabajo realizado para el Primer Congreso de Historia del Neuquén, por Luciano García Marín
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Excelente recopilación del combate….felicitaciones….