Desde la década del 1930 el Estado Nacional comenzó a tener mayor presencia en la región, trasfiriendo en parte los efectos de la crisis del 29, que hizo que se dificultara enormemente el comercio con Chile, que siempre quedó mucho más cerca que Buenos Aires. Con el encarecimiento y las trabas burocráticas de las nuevas políticas aduaneras casi no se pudo volver a comerciar en la región.
Sabemos que la historia tiene muchas aristas y puede ser interpretada desde diferentes ópticas, por ello vamos a comenzar este artículo desde la mirada del Dr. Exequiel Bustillo, un grande en nuestra historia regional para algunos y el comienzo del lento y sostenido proceso de desalojo y desamparo para muchos otros.
Uno de los impulsores en el desarrollo del turismo en la región, fue el doctor Exequiel Bustillo, abogado, proveniente de una acomodada familia de la burguesía porteña. Su padre fue abogado militar y su madre, de apellido Madero.
Exequiel Bustillo narra en su libro, de imperdible lectura para todo aquel que se interese por la historia local, “El despertar de Bariloche”, que en su primer viaje a la región, invitado por los Ortiz Basualdo a su estancia en Huemul, en 1931, se enamoró de este lugar, como nos pasa a todos, y decidió comprar un lote pastoril.
Se enteró que estaba en venta el lote 13 de la sucesión Newbery y se puso en contacto con Jorge Newbery, (sobrino del aviador). A su vez encargó a un amigo de Buenos Aires que averigüe la situación fiscal del vecino lote 12, ya que le comentaron que tenía irregularidades. Su amigo le confirmó que el ocupante del lote, el Sr. Weeks no había podido pagar los derechos del canon, por lo que su posesión legal no era buena.
Bustillo se hizo cargo de la deuda en la oficina de Tierras y Colonias con el compromiso de abonarle a Weeks las mejoras que había hecho en el lote partoril. Regresó aquí, siempre a través de lo que escribe en su libro, y permitió a Weeks que siguiera viviendo en el terreno, luego de pagarle las mejoras. Al poco tiempo Weeks falleció y fue su esposa, doña Emma Drasckler, la partera, quien siguió viviendo en un espacio en el lote. Triste final para una vida de tanto sacrificio.
Los colonos soportaban el aislamiento en ese tiempo, que sin caminos, dependiendo de la navegación en el lago, todos sabemos lo complicado que podía llegar a ser en invierno según los vientos…. Sucedió el fallecimiento de apendicitis del encargado de la Estancia Lynch en Ketrihue (así figura escrito en el libro), don Quintupuray, por no haberse podido trasladar a Bariloche, ya que aún allí no había médico. Exequiel consideró entonces que era necesario contar con una línea de telégrafo.
Bustillo tenía una buena relación con el Dr. Carlos Risso Domínguez, director de Correos y Telégrafos. Este ofreció instalar una oficina radiotelegráfica en el paraje, con otra de mayor capacidad en Bariloche para recepcionar. Nación correría con los gastos de soterramiento y los interesados deberían correr con los gastos de la instalación, que en ese momento se presupuestaron en $6.000. Bustillo conversó con el Sr. Lynch en Ketrihue y con Primo Capraro, que estaba en Correntoso y estos ofrecieron colaborar, Capraro con los materiales y la mano de obra (el 50%) y Bustillo y Lynch con el dinero restante. Se descartó el tendido por hilo, ante la imposibilidad de su mantenimiento.
El 19 de Enero de 1932 se firmó un acta de compromiso que decía asi:
“En la angostura de la Península Beatriz (actual Quetrihue) situada más o menos a mitad de camino entre el paraje denominado Correntoso y Puerto Manzano, hoy martes 19 de enero de 1932 presentes los vecinos y demás personas que accidentalmente se encuentran en el lugar antedicho, se firma esta acta para que sea conservada y publicada.
Preeliminares: al decretar el Superior Gobierno de la Nación la Colonia Nahuel Huapi en el año 1902, fijó varias razones de índole topográficas el lugar denominado “Angostura” como reserva de pueblo, debiendo ser abierta la angostura de dicha península por medio de un canal formando así una isla de esa península y dando así un paso obligado y de concentración de pobladores del Machete, de la península Beatriz, lotes ganaderos Nº 48, 49, 50 y 51de Puerto Baratta, del aserradero de Primo Capraro, Hotel Correntoso y desde ese punto hacia el sud de la Colonia Indígena, lote Nº 9, Isla Menéndez (franciscana), Puerto Manzano y hasta el arroyo La Estaca. En abril de 1928, esta comarca fue visitada por el entonces Ministro de Guerra General Agustín P.Justo, quien en su informe al Poder Ejecutivo obtuvo las tantas veces auspiciada línea telegráfica Bariloche-Puerto Blest y asentó la necesidad de dotar al paraje denominado Correntoso con una línea telegráfica inalámbrica. El año próximo pasado se realizaron, felizmente, dos transacciones de terrenos, uno en la península Beatriz y la otra de los dos lotes 12 y 13 habiéndolas comprado respectivamente los Sres. Dr. Antonio Lynch, Manuel Uribelarrea, Exequiel Bustillo y Carlos Pàcheco Santamaría, personas de positivo entusiasmo, los nombrados solicitaron con éxito la oficina Radiotelegráfica que el Superior Gobierno Provisional decretó en fecha 12de enero de este año y que se transcribe:
“Dispone reserva con destino Dirección General de Correos y Telégrafos media hectárea de la Colonia Nahuel Huapi para instalación de la Oficina Radiotelegráfica, y extracción libre de derechos de cien toneladas de maderas, árboles muertos, en pie o caídos, para ser utilizados en la obra”.
Entre otros puntos, en el acta se menciona que como en la toponimia de la región había varias Angosturas, Primo Capraro propuso denominar al lugar Agustín P. Justo. Se formaría entonces una comisión para comunicárselo al presidente.
También se agrega que le delegaron al Sr. Antonio Lynch (hijo) la tarea de hacer un pergamino que sería colocado en la piedra fundamental del pueblo y futura ciudad industrial “General Agustín P.Justo”.
Al pie se leen las siguientes firmas: Ernesto Jewell, Antonio Lynch, Emilio Frey, Manuel de Uribelarrea, Rodolfo Del Castillo, Horacio Anasagasti, Primo Capraro, Dora Meier, Erico Koencke, M.Meier, J.L.Molinelli, Domingo Varela, Raul Firpo, Antonio de Uribelarrea, Carlos Hensel, José Olivero, Raúl Alegre, Luis Genta, Herman Meier, Horacio Uranga, Alvarez de Toledo, Domingo Barria, Eduardo Uranga, Jorge Uranga, Lorenzo Lenzi, Antonio Tierno, José Bianco, Santiago Castillo, Victoriano Antriao, Ignacio Antriao y otras firmas intelegibles.
Pese a la crítica situación producto de las trabas aduaneras que dificultaban el comercio con Chile, la agricultura escasa, la paralización de las obras del ferrocarril, el freno del proyecto del parque nacional por trabas burocráticas, el incipiente turismo y la crisis mundial del 30, en noventa días estuvo la obra concluida. Así, el 15 de mayo de 1932, con un grupo de vecinos y alumnos de la recientemente inaugurada Escuela Nº 104 portando una bandera, se procedió a cortar la cinta de inauguración de la Estación Radiotelegráfica y se colocó la piedra fundamental del nuevo pueblo. El Ingeniero Emilio Frey leyó el acta e invitó a los presentes a firmarla.
Mechi Palavecino – Archivos del Sur – Subcomisión de la Biblioteca Osvaldo Bayer
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Escrito por Mechi Palavecino – ex directora del Museo Histórico Regional de Villa La Angostura – colaboradora de Archivos del Sur (subcomisión de la Biblioteca Osvaldo Bayer). Publicado en el Diario Andino (Villa la Angostura), el 15 de Mayo del 2020
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