«Y allí en lo alto, la cruz del sur/ clavada como una flor,/ flor celeste que nunca se marchita/ y que siempre brilla con resplandor». «Cruz del Sur», Gabriela Mistral.
En los cielos neuquinos y patagónicos de nuestro hemisferio, se muestra magnífica y brillante la Cruz del Sur. Conocida también como Crux, nos ha fascinado desde tiempos históricos, inspirando a pueblos y culturas. Para los que se aventuraban en los mares, referencia indispensable. Para los astrónomos, objeto de estudio. Confianza e inspiración para todo aquel que buscara un rumbo, en el mar o en la vida, en la literatura, las leyendas, la poesía y para los antiguos navegantes que en cielos oscuros alzaban la mirada buscando encontrar la certidumbre que la noche no permitía.
De estrellas y constelaciones
Esas agrupaciones de estrellas que vistas desde la Tierra parecen formar figuras reconocibles, las constelaciones, desde la antigüedad, han sido utilizadas por los seres humanos para ayudar en la navegación, la agricultura, la observación y el conocimiento.
De las 88 constelaciones modernas, alrededor de 48 eran conocidas en la antigüedad, aunque puede haber algunas diferencias en la identificación exacta y en los límites antiguos y actuales.
Desde nuestra Patagonia (y el hemisferio sur) podemos ver varias constelaciones que no son visibles en el hemisferio norte. Me quiero detener en tres:
Cruz del Sur: Esta es probablemente la constelación más conocida del hemisferio y es visible desde la Patagonia durante todo el año. Es fácilmente reconocible debido a su forma de cruz y es utilizada como una referencia importante para la navegación.
Centauro: Exclusiva del hemisferio sur. Su estrella más brillante es Alpha Centauri, la más cercana al sistema solar después del Sol. Pero en realidad, aunque veamos una sola, son tres estrellas, Alpha Centauri A y Alpha Centauri B, que forman un sistema binario, y más alejada Próxima Centauri.
Carina: La mayoría de las estrellas que forman la constelación de Carina se encuentran a una latitud celestial inferior a -60 grados, lo que significa que solo son visibles desde las regiones más australes del planeta, como nuestra Patagonia, la Antártida y algunas partes de Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.
De Carina y Centauro vamos a hablar en otro momento
En la Historia
El astrónomo y matemático griego Ptolomeo escribió en el siglo II d.C. su obra «Almagesto», una de las obras más influyentes en la historia de la astronomía y ciencia en general hasta el Renacimiento europeo. La obra también influenció a muchos otros trabajos posteriores, incluyendo los de Copérnico y Kepler.
Ptolomeo describe las 48 constelaciones que eran conocidas en la época. No estaba la Cruz del Sur porque sus cuatro estrellas eran consideradas parte de la constelación Centauro, que sí estaba en su obra a pesar de pertenecer al hemisferio sur. Tuvo necesariamente que utilizar registros de otros astrónomos antiguos para describir las estrellas y constelaciones que no eran visibles desde Grecia y su zona de influencia.
El responsable de la separación de la Cruz del Sur de Centauro fue el astrónomo francés Augustin Royer, que fue el primero en reconocer a la Cruz del Sur como una constelación independiente, en el año 1679. Se debe mencionar que la Cruz del Sur es la constelación más pequeña de todas en términos de área, con una superficie de solo 68 grados cuadrados. La constelación más grande en términos de área en el cielo es Hydra (la Serpiente de Agua), con una superficie de 1.303 grados cuadrados. Los grados cuadrados son una medida se utiliza comúnmente en astronomía para describir la superficie de objetos celestes como constelaciones, galaxias y nebulosas.
La primera mención escrita de esta constelación en la denominada era de los descubrimientos podría ser la hecha por el navegante italiano Amerigo Vespucci (Américo Vespucio) en el año 1501 en una carta que escribió al jefe de estado de Florencia, Piero Soderini: «Y en este tiempo vimos una estrella nueva y muy grande que nunca se había visto antes; y apareció en el cielo del sur, no muy alta sobre el horizonte; y era como una cruz pequeña y muy resplandeciente; y duró desde las diez de la noche hasta las dos de la mañana; y después se ocultó bajo el horizonte del sur.»
Durante la expedición de Magallanes (1519), la tripulación de las naves españolas utilizó la Cruz del Sur como un punto de referencia para navegar por el océano Pacífico en busca de un paso hacia las islas de las especias. Esta cruz se convirtió en un símbolo de la expedición y de la navegación en general, y se utiliza hasta el día de hoy como emblema en algunas marinas y navieras.
La Cruz del Sur ha sido mencionada de manera destacada en muchas expediciones marinas que se aventuraron por el hemisferio sur a lo largo de la historia. Aquí algunas citas.
James Cook, uno de los exploradores más famosos de la historia, realizó tres expediciones alrededor del mundo en el siglo XVIII. Durante sus viajes, Cook observó la Cruz del Sur y la utilizó para calcular su latitud en el océano. Dejó registros de ello, por ejemplo, el 2 de mayo de 1772, navegando al sur por el Atlántico, cuando escribió en su diario: “La Cruz del Sur se acercó al meridiano de la medianoche, la vimos en toda su perfección, y su situación nos permitió tomar una buena observación de nuestra latitud”.
Charles Darwin, a bordo del HMS Beagle durante su viaje por Sudamérica, en su diario de viaje menciona en numerosas ocasiones la belleza de la constelación y su utilidad para la navegación. El 24 de marzo de 1834 dejó anotado: «El cielo estaba hermosamente despejado, con la Cruz del Sur y el Saco de Carbón espléndidamente visibles«. Cuando habla de «el Saco de Carbón» se refiere a la nebulosa cercana.
Ernest Shackleton, famoso explorador antártico, utilizó la Cruz del Sur para navegar por el Mar de Weddell y realizar su famosa expedición de rescate después de que su nave, el Endurance, quedara atrapada en el hielo antártico. Una cita de su diario del 10 de junio de 1915 relata: «La noche estaba maravillosamente clara y brillante, y la Cruz del Sur se elevaba en todo su esplendor en el cielo del sur. Es difícil imaginar un espectáculo más grandioso que el de esta maravillosa constelación, que parece colgar del cielo como un gran candelabro de plata». La constelación les ayudaba a determinar su posición en el hemisferio sur.
Robert Falcon Scott, aquel que comandara una expedición británica al Polo Sur en 1910-1912, con el objetivo de alcanzar el Polo Sur por primera vez en la historia, en una entrada de su diario del 2 de junio de 1911 nos dice: «La Cruz del Sur era ahora brillante y encontramos que podíamos mantener un rumbo bastante preciso por ella». Si bien Scott llegó al Polo Sur, fue superado por la expedición noruega liderada por Roald Amundsen que llegó primero. Scott y su equipo murieron durante el regreso.
Hay varios registros históricos y arqueológicos que sugieren que los Incas utilizaban la Cruz del Sur como punto de referencia y orientación. Hay mapas y relatos coloniales que indican que los Incas conocían la posición de la Cruz del Sur y la utilizaban para la navegación y la orientación. Escribió el explorador y cronista español Pedro Cieza del León en su obra «Crónica del Perú»: «En este reino hay tantos caminos y sierras, que para caminar por ellos es necesario conocer los astros y saber la cuenta del cielo. Y dicen que los incas, así como enseñaron a los pueblos a tener memoria de los años y meses, también los enseñaron a conocer los astros y los signos del cielo; y los que aprendían estas cosas se llamaban yachac, que quiere decir sabio en nuestra lengua. Y como los astros siempre están en sus órbitas y los signos en sus lugares, ellos andaban sin perder el camino, y sólo se dejaban guiar por la Cruz del Sur, que ellos llamaban chacana».
El fraile dominico Gaspar de Carvajal mencionó en su crónica del viaje de Francisco de Orellana por el río Amazonas en 1542 que los indígenas de la región utilizaban la Cruz del Sur para guiarse en sus viajes nocturnos por la selva:
«(…) Por esta causa los indios vienen a tener su aguja, y en ella con grandísimo cuidado tienen el mediodía. Y así andan siempre por los montes, donde hay infinidad de ellos, y como no andan ni siguen camino ni vereda alguna, sino todo lo contrario, que se meten por donde más les place, y salen donde menos se imagina, si no fuera por la Cruz que nosotros decimos del Sur, con la cual ellos andan siempre, porque les da su mediodía y ellos saben andar por ella, de manera que no se les pierde el camino.» (Carvajal, Gaspar de. «Relación del nuevo descubrimiento del famoso río Grande que descubrió por muy gran ventura el capitán Francisco de Orellana».)
En los símbolos
Su distintiva forma de cruz ha sido utilizada en banderas, escudos e incluso en monedas y sellos postales de varias naciones. Las banderas de las provincias argentinas de Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, tiene una Cruz del Sur, así como el escudo de la ciudad de Ushuaia. En Chile, las regiones de Coquimbo, Los Lagos y Magallanes también llevan la cruz.
Además, las banderas de varias naciones. Empecemos por nuestro vecino, Brasil. La Cruz del Sur ocupa el centro de la esfera de la bandera, junto a 27 estrellas que representan los estados del país. Las naciones de Oceanía que la llevan impresa son Australia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea y Samoa. Numerosos estados, municipios e instituciones en distintos países y ubicaciones geográficas de todo el hemisferio Sur del planeta la tienen representada en sus símbolos, por ejemplo, la bandera del Mercosur.
Leyendas
La Cruz del Sur tiene menos mitos y leyendas que las constelaciones del hemisferio norte debido a que históricamente ha sido menos estudiada y documentada por las culturas que habitan en el sur del planeta. Sin embargo, existen o existieron algunas que tienen sus historias, mitologías y simbolismos asociados a ella. En la cultura maorí de Nueva Zelanda se ha asociado a la Cruz del Sur con la historia de amor entre Ranginui, dios del cielo, y Papatuanuku, diosa de la tierra. En la cultura aborigen australiana, se asocia con la historia del espíritu del cazador llamado Djulpan. Los Incas creían que la Cruz del Sur estaba asociada con su dios creador Viracocha, y la consideraban un símbolo de su poder y presencia en el mundo. Por lo tanto, tenía una importancia religiosa y cultural para los Incas, además de su utilidad práctica como guía para la orientación, que ya conocían. También los mapuches tienen relatos que la asocian con las patas del ñandú o del choique (ñandú petiso).
En otro tipo de leyenda, hay una teoría que sugiere que el tesoro escondido del Capitán Kidd y la constelación de la Cruz del Sur están relacionadas. El Capitán Kidd fue un famoso pirata escocés del siglo XVII que se unió a los piratas en lugar de capturarlos cuando fue contratado por el gobierno británico para ello. Capturado, juzgado y ejecutado por piratería y asesinato en 1701, es famoso por la leyenda del tesoro que supuestamente escondió en algún lugar secreto y que nunca se ha encontrado. Según esta teoría, Kidd habría utilizado la Cruz del Sur para marcar la ubicación de su tesoro. La historia se basa en el hecho de que navegó por el Océano Índico, donde la constelación es muy prominente. Se cree que podría haber utilizado la Cruz del Sur como punto de referencia para marcar la ubicación de su tesoro, ya que era una técnica común entre los marineros de la época para encontrar su camino en el mar.
En la literatura, la poesía, la música
La Cruz del Sur está asociada con el concepto de guía debido a su uso como un punto de referencia, así como a su asociación con la idea de protección, conexión con la naturaleza, con el cosmos y con el terruño. Es una imagen poderosa que ha sido utilizada en la literatura numerosas veces.
En «El coronel no tiene quien le escriba» de Gabriel García Márquez, la Cruz del Sur es mencionada como un elemento que evoca la añoranza, ya que el coronel es un veterano de la Guerra de los Mil Días y la constelación es visible en el cielo nocturno del Caribe colombiano, donde se desarrolla la historia: «El coronel sintió un viento frío en la nuca y se quedó inmóvil. Volteó la cabeza hacia el este, pero no vio nada. Luego miró hacia el oeste, por encima del tejado, y vio la Cruz del Sur que se elevaba en el cielo nocturno, sin luz y sin música, como una gran araña inmóvil. El coronel sintió una punzada de añoranza por la juventud y por la patria perdidas». Cabe destacar que es visible desde esa región solo en ciertas épocas del año y bajo condiciones de cielo despejado.
En la novela de Julio Verne «Veinte mil leguas de viaje submarino», la Cruz del Sur es mencionada cuando los personajes principales (el profesor Aronnax, Conseil, Ned Land y por supuesto el capitán Nemo) están descendiendo a las profundidades con el Nautilus:
» Al día siguiente, 22 de marzo, comenzaron los preparativos de marcha a las seis de la mañana, cuando los últimos resplandores del crepúsculo se fundían en la noche. El frío era muy vivo. Resplandecían las constelaciones en el cielo con una sorprendente intensidad. En el cenit brillaba la admirable Cruz del Sur, la estrella polar de las regiones antárticas.”
Verne también hace mención a la Cruz del Sur en «La vuelta al mundo en 80 días». Es otra de las obras más famosas del autor francés y narra las peripecias del caballero inglés Phileas Fogg y su criado Passepartout para dar la vuelta al mundo en el plazo de 80 días.
“La noche era oscura; pero hacia las once apareció la luna sobre el horizonte y se vio brillar la Cruz del Sur”.
Y si seguimos con Verne, en su obra «Los hijos del capitán Grant», usan la Cruz del Sur para navegar por el Océano Pacífico:
”El 24 de septiembre, a las ocho de la noche, el Duncan se hallaba en el paralelo 40° 15’ y en el meridiano 71° 15’. El cielo estaba despejado y las estrellas brillaban con gran esplendor. El profesor Paganel y lady Helena se encontraban sobre cubierta observando las constelaciones del hemisferio austral. Lord Glenarvan y los hijos del capitán Grant les habían dejado solos hacía poco.
— ¿Ve usted esa estrella? —preguntó Paganel a lady Helena—. Es Canopo, que brilla con un fulgor incomparable. Es la más hermosa estrella después de Sirio; pero éste sólo se ve en los trópicos o en las regiones intertropicales.
— ¿Y esa cruz tan bonita que hay más abajo? —preguntó lady Helena—. Parece una joya suspendida del cielo.
— Es la Cruz del Sur —respondió Paganel—, la constelación más interesante del hemisferio austral y que sirve para determinar el polo celeste como hace la Osa Mayor en nuestro hemisferio boreal.”
Este diálogo transcurre cuando los personajes se encuentran en la costa de Chile, después de haber cruzado los Andes y antes de embarcarse hacia la isla Juan Fernández. Están buscando al capitán Grant en el paralelo 37° sur.
En la novela «Moby Dick» de Herman Melville, clásica obra que narra la obsesiva persecución por parte del capitán Ahab que busca vengarse de la ballena blanca Moby Dick. Ishmael, el narrador (“Llamadme Ishmael…”), describe como el barco Pequod navega por el hemisferio sur y observa la constelación:
«Y una noche de aquellas, alzando los ojos hacia el cielo resplandeciente de estrellas, vi con asombro que la Cruz del Sur estaba invertida.»
La poesía no podía quedarse afuera. Se ha comparado la forma de la Cruz del Sur con la de una flor, y se ha visto en ella un reflejo de la belleza y armonía del universo, por ejemplo en los versos de Gabriela Mistral, en su poema llamado justamente “Cruz del Sur”, poema con el cual empieza este artículo, resaltando en metáfora la importancia y la belleza de la constelación en la cultura popular:
«Y allí en lo alto, la cruz del sur
clavada en el cielo como una flor,
flor celeste que nunca se marchita
y que siempre brilla con resplandor.»
La poeta neuquina Irma Cuña, le escribía a las bardas, a los vientos de su tierra, a la arena, a los pueblos originarios… y también a la Cruz del Sur, como en estas estrofas de “Neuquina“
Nací en Neuquén y por las noches hondas,
cuando todo se acalla, mi alma loca
trepa las bardas, atraviesa el río,
y tras la Cruz del Sur halla el camino
que conduce al secreto primitivo.
Aunque hay una línea fina entre la poesía escrita y la poesía de la canción, ambas formas de arte tienen un impacto poderoso en nuestra cultura y en la forma en que nos comunicamos. Y la Cruz del Sur también encuentra su espacio en el cancionero popular poético, en distintas melodías y ritmos, por ejemplo la chacarera La Flor Azul, versionada por sinfín de cantantes, algunas memorables, como la de la Negra Sosa
“Dile, dile chacarera
A esa flor azul
Que de noche yo la busco
Por la cruz del sur”
Tampoco podían faltar los tangos como por ejemplo Preludio Para La Cruz Del Sur, con letra de Horacio Ferrer y música nada menos que de Astor Piazzolla:
“Dicen que la cruz del sur,
Que es mujer y que es porteña,
Quedó un día embarazada,
Fecundas sus cuatro estrellas.”
Seguramente no asociemos el nombre de Julio Cortázar a este género musical. Pero aportó su poesía, convertida en tango por Juan Cedrón en los versos de «La cruz del sur», constelación que no podía ver desde la culta Europa, sino desde su querida Argentina.
“Vos ves la Cruz del Sur,
respirás el verano con su olor a duraznos,
y caminás de noche
mi pequeño fantasma silencioso
por ese Buenos Aires,
por ese siempre mismo Buenos Aires.
Quizá la más querida”
Y ya que hablamos de estrellas, saltando al rock nacional, no podemos olvidar que el gran Charly García va muy rápido… no va en tren sino en avión, y nos recuerda de dónde es: “Yo soy de la cruz del sur, soy el que prende y el que apaga la luz”
También una de las bandas más populares de los ‘80 de rock nacional en Argentina y todavía en actividad, la de los platenses hermanos Moura, Virus, compuso un tema que se llama precisamente La Cruz del Sur
“La cruz del sur y tu alma azul
Mi estrella celosa
Estás allá en un lugar tan grande”
Y así podríamos seguir. Pero la exploración de este tema, es selectivo y enfocado en un número limitado de ejemplos, dentro de un limitado y razonable espacio. Es importante reconocer que habrá muchas referencias y ejemplos que no están incluidos, y que esto no significa que sean menos significativos o interesantes. Esta selección está influenciada por los gustos del autor del artículo.
Un viaje en el tiempo
La Cruz del Sur ha cautivado a la humanidad durante siglos, asombrando con su precisión para marcar el sur geográfico, y ha sido inmortalizada en la literatura y el cancionero popular de muchas partes del globo. A través de los siglos, la Cruz del Sur ha sido una guía para los navegantes e inspiración para los poetas. Mirar la Cruz del Sur en el cielo nocturno es más que admirar una constelación, es también realizar un viaje en el tiempo. Algunas de las estrellas que la forman están a cientos de años luz de distancia, por lo que la luz que percibimos de ellas ha tardado siglos en llegar hasta nosotros. De hecho, muchas de estas estrellas ya podrían haber desaparecido y nosotros no lo sabríamos aún. Observarla, es una oportunidad para contemplar el pasado y apreciar la inmensidad y belleza del universo, recordándonos que somos parte de algo mucho más grande y antiguo que nosotros mismos.
Rodrigo Tarruella
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Escrito por Rodrigo Tarruella, editor de Más Neuquén, para el periódico PASÓ HOY, portal de contenidos patagónicos.
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