Una página de “El Heraldo” de Trelew de 1945, dice: “Íntimamente ligado al desenvolvimiento intelectual de la Patagonia, si bien su obra se circunscribe a asuntos del sur de Neuquén, su producción se extiende, por similitud de ambiente, por escenarios afines, a una gran extensión de la cordillera austral”.
Se refiere a Miguel Andrés Camino (30/11/1877), hijo de madre francesa y padre español, que recibió esmerada educación en el Colegio Charlemagne de Monserrat, en Buenos Aires. Vivió unos años en Barcelona y en otro viaje a Europa lo hizo en París.
Entre 1916 y 1924 residió en San Martín de los Andes, primero con su padre en Hua Hum y luego en la Vega San Martín. Según palabras propias, en la zona fue amigo de Francisco Capraro, Carlos Gingins, Emilio Mahiles, Juan C. Fortega, Emilio Sadzawska, Félix Obeid y Domingo Pelletieri.
Ernesto Castany, que lo conoció en los círculos culturales capitalinos, dice que aquí “cuidó ganado” y que se sentía orgulloso porque los vecinos no lo llamaban “sr. Camino”, sino “Don Miguel”.
Está documentado que fue uno de los fundadores de la Biblioteca Popular 9 de Julio. La presidió entre 1918 y 1920 e integró su comisión directiva desde su nacimiento en 1917 hasta que se mudó a Buenos Aires. Donó una colección de cuarenta hermosas medallas conmemorativas, acervo inusual en la Patagonia, que es patrimonio de la entidad.
Fue periodista de las revistas Caras y Caretas, Nativa, Tradición, El trovador de la Pampa, Fantasio (se ignora si la francesa o la española), corresponsal en Europa del diario La Nación y columnista del diario El País de España.
Inspiración cordillerana
En 1921 publicó el poemario “Chacayaleras”, reeditado dos años después. En 1926 apareció “Chaquiras” y en 1939 “El paisaje, el hombre y su canción”, selección del primero y nuevos poemas, en la colección Poetas de España y América de Editorial Losada.
“Artista del hondo sentir y bello decir”, como expresa una página de La Nación, la sugestión andina con sus bosques y cursos de agua, lo influenciaron notablemente y sugirieron los poemas de esas publicaciones. “Chacayaleras” refiere a “cualquier persona o cosa procedente del chacayal”; y éste es el monte de chacays, árbol apreciado por su leña, como el autor define en las Notas al final del libro.
“Chaquiras”, alude a las cuentas de vidrio usadas en el intercambio entre españoles y comunidades originarias.
En sus versos Camino describe con pasión el entorno andino y traza, acabadamente los tipos humanos de la cordillera, con entrañable afecto y lenguaje sencillo. Esto facilitó la divulgación de su obra en las voces de intérpretes como Margarita Palacios, Fernando Ochoa, Berta Singerman y Leonor Centeno, entre los muchos que los incluyeron en su repertorio.
La primera edición de “Chacayaleras” tiene ilustraciones de Angel Agrelo que reflejan el lago Lácar, el volcán Lanín, el puma, las araucarias, el cóndor, las montañas…La tapa está ornamentada con una guarda que remite al arte rupestre andino y cinco ejemplares fueron editados con la reproducción del cerro Torta a color, sobre papel de calidad especial. Al pie de ese cerro vivió Camino.
Confirmando lo que sentía por el sur neuquino, su ex libris tiene una vasija y un rostro indígena ornamentados con una guarda, arriba el apellido y debajo la inscripción “Chapelco”. Los libros se editaron con la impronta de los detalles andinos.
Su producción “es precursora de la poesía del campo y del hombre neuquino; su obra literaria está inspirada en el folklore y en el paisaje” sostiene Elsa Esther Bezerra.
Alvaro Yunque analiza su lenguaje como referente en las letras del sur, en el ensayo “La poesía dialectal porteña”.
Por la obra Camino recibió un reconocimiento de la Municipalidad de Buenos Aires, según figura en el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española editado en Barcelona en 1935 y una medalla del Círculo de la Prensa de Buenos Aires.
En el universo cultural de su época
Hombre que hablaba varios idiomas, culto, se relacionó con el mundo del espectáculo, de la literatura, la música, el teatro y las artes plásticas. Castany cuenta que fue amigo de Florencio Sánchez y Ricardo Jaimes Freire.
Jorge Luis Borges lo cita en un ensayo sobre los orígenes del tango; bajo el título “Un poeta” comentó sobre él Leopoldo Lugones en La Nación. En su autobiografía Enrique Cadícamo menciona que eran vecinos como una singularidad. Era en el barrio de Floresta donde los fondos de las viviendas lindaban entre sí y el compositor era amigo de los hijos de Camino.
En el atelier de Fortunato Lacámera, participó junto a otros artistas y escritores en la Asociación Gente de Artes y Letras Impulso, cuya primera comisión directiva integró. Allí, Camino, Quinquela Martín y Orlando Stagnaro aportaron dinero en los inicios de la entidad, que aún desarrolla actividades.
Fue en La Boca, donde estaba el estudio del pintor que funcionó inicialmente la Asociación. Allí fue amigo de Antonio Porchia. Camino y José Pugliese, mentor de la institución, lo instaron a publicar los aforismos que lo hicieron trascender.
Frecuentó la peña del café Tortoni donde estrechó amistad con Alfonsina Storni y otros escritores. Él escribió las piezas teatrales “Chacha”, “La ley del pobre” y el sainete “Si no me querís me mato”, la primera estrenada exitosamente en el actual teatro Liceo, por la compañía de Enrique Arellano.
Como traductor, se orientó a transcribir del francés al castellano obras de Emile Zola, Max Maurey y Pierre Weber. Además, tradujo del inglés “El club de los suicidas” de Robert Louis Stevenson.
También realizó una adaptación de la “Marcha del Inca” (Himno al sol) de Manuel J. Benavente, que integra la lista de “Cantos escolares” aprobados por el Consejo Nacional de Educación de Argentina en 1934. La partitura está en la colección de la Biblioteca Nacional del Perú, en Lima y es objeto de colección en librerías europeas
Reconocido por sus méritos, su biografía figura en una edición de la Enciclopedia Universal Ilustrada de Espasa Calpe. Y en la Antología Poética Universal publicada en España por la Editorial Alfredo Ortells de Valencia, figuran poemas de Camino, junto a los de Campoamor y Calderón de la Barca, entre otros autores.
Sus letras se siguen cantando
Multifacético que escribió artículos de interés general, Miguel Camino fue letrista de canciones a las que pusieron música destacados compositores académicos como Pascual de Rogatis y Carlos López Buchardo, así como populares de la talla de Osvaldo Pugliese, Juan de Dios Filiberto, Agustín Irusta y Manuel Gómez Carrilo, por citar algunos.
Veintinueve de sus temas registrados en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC) fueron cantados por Gardel, Azucena Maizani, María Elena Walsh, Mercedes Sosa, Alfredo Zitarrosa, y Marcelo Berbel. Esos son algunos de los reconocidos intérpretes, pero hay más. Los registros de SADAIC están con su nombre y también con el seudónimo Milon E. Mujica.
La vigencia de las composiciones de Camino está dada por la grabación de sus canciones en los últimos años. En el trabajo “De Ushuaia a la Quiaca” realizado por León Gieco se incluye el tema de Camino “Pobre mi negra” interpretado por Leda Valladares. El Conjunto Aca Seca de La Plata (premio Konex de Platino 2016) lo grabó y lo divulga en sus presentaciones. Y hay registros en Uruguay y Colombia.
Asimismo, las cinco canciones al estilo popular con sus letras, a las que puso música López Buchardo, forman parte del repertorio tradicional argentino, clásicos que se siguen cantando. Esos temas son: «Prendiditos de la mano», «Si lo hallas», «Frescas sombras de sauces», «Oye mi llanto» y «¡Malhaya la suerte mía!»
Rasgos personales
A Camino le obsequiaron obras de arte, con afectuosas dedicatorias. Él retribuyó dedicando libros. También hay poemas con dedicatorias a Quinquela, Enrique Banchs, Fernán Silva Valdéz, Hugo Wast y varios escritores, actrices, artistas plásticos, periodistas…
La donación de la colección de medallas a la Biblioteca Popular 9 de Julio, aportar dinero para el funcionamiento de la Agrupación Impulso, también son gestos que lo muestran como un hombre generoso.
En San Martín de los Andes se unió a una muchacha con la que vivió y con la que, al parecer, tuvo hijos inscriptos con el apellido materno (tenía otros en Buenos Aires). A ellos dejó sus propiedades cuando volvió a Buenos Aires.
Desde 1934 fue Director del Servicio Social para Empleados y Obreros Municipales de la ciudad de Buenos Aires, hasta que en 1944 fue nombrado Inspector de Museos Municipales. En el primer cargo bregó por un establecimiento asistencial para obreros y empleados y, gracias a su impulso logró que el Sanatorio “Julio Méndez” lo fuera.
Recordaciones
Enfermó de cáncer y falleció el 7 de abril de 1944. Varias necrológicas en los diarios de la época destacan su labor y en el sepelio Cátulo Castillo despidió los restos en el Panteón de SADAIC, representando a esta entidad.
Al año siguiente, en el Círculo de la Prensa de Buenos Aires se reunieron personalidades del quehacer cultural para organizar un homenaje, entre quienes estaban Alvaro Yunque, Blanca del Prado, Florencio Escardó, Ramón Columba, Zulma Núñez y Joaquín Gómez Bas, según consigna el diario La Nación. También en 1945 la ex Comisión Cooperadora del Servicio Social de la Municipalidad de Buenos Aires colocó una placa realizada por el escultor Luis Perlotti, en el Sanatorio “Julio Méndez”.
A los dos años, la gente de la Agrupación Impulso realizó un homenaje en el Cementerio del Oeste, que fue muy concurrido, destaca La Nación.
En 1947 el sr. Yamil Obeid, integrante de la Comisión de Fomento de San Martín de los Andes solicitó que se diera el nombre de Miguel A. Camino a la costanera que bordea el lago Lácar, que se proyectaba construir, porque “con su obra literaria supo divulgar las bellezas regionales y recoger del folclore araucano el acervo vernáculo que alienta la tradición popular”, expresa el acta de la Comisión.
El 1 de febrero de 1957 en esa costanera se inauguró un busto realizado por Angel García, durante un acto organizado por la Comisión de Homenaje presidida por Horacio Fernández Beschtedt. El Dr. Gregorio Álvarez envió un mensaje de adhesión que se leyó en la oportunidad; contó con la presencia de la Dra. Ileana Lascaray y se refirió a Camino el escritor Pablo Fermín Oreja.
Al año siguiente le rindieron honores con adhesión de la Municipalidad de Buenos Aires, en el Instituto Municipal de Obra Social, al que asistieron el Intendente y autoridades, por haber sido esa entidad “un sueño de Miguel Andrés Camino”, señala la crónica periodística.
Vale subrayar que por su trascendencia se impuso el nombre de Miguel A. Camino a una calle de la ciudad de Buenos Aires, a una de Córdoba capital y otra de Neuquén capital. En San Martín de los Andes lo llevan la avenida costanera, una arteria de la Vega Maipú, barrio que homenajea a varios escritores en sus calles y una sala de la Biblioteca Popular 9 de Julio. Es considerado el primer poeta del pueblo.
En 2012 la Feria Regional del Libro sanmartinense estuvo dedicada al escritor bajo el lema “La memoria es el camino, Camino es nuestra memoria”, oportunidad en que se presentó un cuadernito con novedades sobre su obra (*).
La Biblioteca Popular del CPEM N° 14 de Aluminé y varias entidades en distintas ciudades también recuerdan al poeta que tuvo raigambre patagónica con proyección nacional.
Escribió en “Nostalgia”:
Horizonte de ladridos,
De neneo y de michays
Y en cada rama florida
Silbos de amor del zorzal.
Amanecer de la Vega
Que me place recordar!
La vida andará por ella
Florecida de chacays.
Aún perdura en mis oídos
Su risita de cristal
Dijo Castany “Las coplas las recogía de los labios del viento y de la garganta del río”.
(*) Nota de la autora: El acto fue cerrado con el audio de “Mentías” grabado por Gardel. Acompañó la presentación de mi investigación su bisnieta Mariana Camino. Cuando se oyó la voz de Carlitos, espontáneamente el público empezó a ponerse de pie. Lo mismo hicimos nosotras lagrimeando. Inolvidable prodigio de la voz del Zorzal y la atención con que se oyeron las revelaciones sobre el escritor.
Ana María de Mena (anamariademena@gmail.com)
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Artículo escrito por Ana María de Mena, para Más Neuquén
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Me duele el alma argentina que el Busto en honor a Miguel A. Camino de la Costanera de San Martin de los Andes que fuera inagurado el 01 FEB 1957 no exista mas, luego de las últimas remodelaciones urbanisticas de la costanera efectuadas en estos tan solo doce ultimos años.
Me duele el alma neuquina que al festejarse y conmemorarse el Centenario de la Biblioteca Popular 9 de Julio de San Martin de los Andes (04 NOV 1917 – 04 NOV 2017) que ni en la Declaración de Interés Municipal (Consejo Deliberante SMA) , ni en la Declaración Nº 2145/17 de fecha 14 JUN 2017 de la Legislatura de la Provincia de Neuquén declarando de interés del Poder Legislativo la conmemoración del Centenario de la Biblioteca Popular 9 de Julio, a celebrarse el 4 de noviembre se haya mencionado a MIGUEL A. CAMINO y que ni siquiera en el Ciclo de Conferencias del 2 al 8 OCT 2017 «Memoria de 100 Años de la Biblioteca» haciendo un recorrido histórico se haya dedicado una de las Conferencias o temas a desarrollar a su historia de «Letras», a su Biografía ó a su vida aunque sea circunscripta a Hua Hum, Lago Nontué, Chapelco o sus caminatas por San Martin de los Andes .