En algunas ocasiones, los caciques actuaron como intermediarios entre las diferentes comunidades originarias de las regiones de la Araucanía, Cuyo, Norte Neuquino y las Pampas, y los españoles y criollos. Estos últimos intentaron utilizar a los líderes indígenas para sus propios intereses, sin darse cuenta de que los caciques no tenían el poder de imponer su voluntad sobre sus seguidores. Al contrario, la legitimidad de los caciques se basaba en la negociación y el consenso.
Durante el siglo XVIII, se estableció la figura del Cacique Gobernador tanto en Chile como en Cuyo, lo que reforzó la autoridad de los líderes indígenas que actuaban como intermediarios. Estos caciques gozaban de prestigio en sus comunidades, lo que llevó a las autoridades chilenas a intentar fortalecer su poder. Los españoles buscaban dirigir a través de estos caciques para dominar más fácilmente a las diferentes comunidades. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, los caciques y Caciques Gobernadores no podían imponer sus decisiones a sus comunidades; eran escuchados, pero no necesariamente obedecidos.
La figura del Cacique Gobernador, rango político de tradición chilena, desempeñó un papel importante en las relaciones entre diferentes grupos étnicos en la región de Cuyo durante la segunda mitad del siglo XVIII. Aunque los españoles intentaron imponer esta posición entre los indígenas de Cuyo, estos solo la aceptaban y utilizaban parcialmente si obtenían algún beneficio, lo que socavaba el propósito que los españoles tenían para el Cacique Gobernador como líder con capacidad de imponer su voluntad sobre todas las comunidades.
Alzamientos y guerras pehuenches – huiliches
El levantamiento indígena en 1766 al oeste de los Andes desembocó, entre otras cosas, en un conflicto entre las parcialidades pehuenches que respondían a Ancanamun y las huilliches que lo hacían a Llanquetur. El enfrentamiento afectó tanto las regiones chilenas de la Isla de la Laja como las del norte neuquino y de la frontera sur de Cuyo, en especial cuando Ancanamun se asentó en la zona de El Campanario (junto al paso del boquete Maule / Pehuenche, sitios ubicados en el actual departamento mendocino de Malargüe). Al asentarse allí, el cacique pehuenche desarrolló su guerra contra los huilliches pero también sobre los asentamientos hispanos ubicados en la frontera sur de Cuyo. Por aquel entonces esta frontera estaba bajo la tutela de José de Amigorena, quien más tarde se convertiría en el Comandante de Frontera y Armas de Mendoza. Luego de una serie de campañas militares contras las tolderías pehuenches, Amigorena logró establecer las paces con Ancanamun, nombrándolo en 1783 como el Cacique Gobernador de Malalhue.
El conflicto entre Ancanamun y Llanquetur llevó a que el segundo emprenda, en 1787, un ataque sobre las tolderías del primero. Dicho ataque coincidió con un brote de viruela que asolaba a las parcialidades del sur de Mendoza, lo que dio por resultado la muerte de numerosos indígenas, entre ellos Ancanamun. Esta situación de indefensión por parte de los pehuenches mendocinos fue aprovechada por Llanquetur para infringirles un gran daño al llevarse ganado y cautivos. Este evento estuvo inscripto dentro de un tautulun, o sea un ciclo de venganzas regidas por el Ad Mapu, el cual tuvo origen varios años atrás cuando Llanquetur asesinó al padre de Ancanamun (siendo el mismo ciclo continuado e intensificado cuando Ancanamun asesinó hacia 1785 a Creyo, yerno de Payllatur. Cabe aclarar que Payllatur fue hermano de Llanquetur). El cargo de Cacique Gobernador de Malalhue pasó a Pichintur, hermano del cacique difunto. Pichintur mantuvo la alianza con los españoles de Mendoza y con las parcialidades pehuenches de Barbarco (norte neuquino), de las cuales el Cacique Principal era su primo Currilipi. Con esta alianza, Pichintur buscó llevar la guerra contra el enemigo de su hermano. Finalmente, la muerte a Llanquetur llegó en 1792 a manos de un grupo de pehuenches dirigidos por Puelamanc.
Luego de que la amenaza de los huilliches fuera eliminada, se desató una guerra entre los pehuenches, enfrentándose las parcialidades de Barbarco bajo la dirección de Rayguan y la de Malalhue, dirigida por Pichintur. El conflicto comenzó por la muerte en 1795 de Canihuan, hermano de Ancanamun y Pichintur, en los toldos de su cuñado Rayguán. Este último fue acusado por Pinchintur de ser un kalcu (brujo) y por ello lo atacó. Esto dio inicio al conflicto entre las parcialidades de Malalhue y la de Barbarco, teniendo como resultado la muerte de Pichintur y la sucesión en el cargo de Cacique Gobernador de Malalhue de su sobrino, e hijo de Ancanamun, Millaguin. Este último, finalmente, vengó la muerte de su tío atacando la parcialidad de Barbarco y matando a Rayguan. Esta acción llevada adelante por Millaguin, quien ya ejercía el cargo de Cacique Gobernador de Malalhue, lejos de dar por terminada la guerra entre estas parcialidades no hizo más que incrementarla.
En virtud de la repercusión de este conflicto en la vida cotidiana de las fronteras, los hispanos de Chile como de Cuyo tomaron una activa participación apoyando a una u otra parcialidad. Al ver que la creciente conflictividad “tierra adentro” y en la frontera en lugar de aminorar fue incrementando en intensidad y que esto lejos de beneficiarlos los estaba perjudicando, los españoles a ambos lados de la Cordillera de los Andes decidieron empujar a las parcialidades pehuenches en disputa a un acuerdo de paz. Los indígenas de Barbarco, apoyados por los españoles de Chile, accedieron a firmar el tratado, mientras que un grupo encabezado por Millaguin, apoyado por los mendocinos, se negaron. Esto llevó a que las autoridades chilenas reprendieran a Amigorena y este a su vez, en 1798, amonestara al Cacique Gobernador de Malalhue y lo destituyera de su cargo, poniendo en su lugar a Pichicolemilla. Amigorena pudo hacer esto gracias a que por un lado era una figura estimada y con un cierto grado de ascendencia entre los pehuenches y porque la decisión fue avalada por el resto de los caciques. Esto último puede entenderse como una estrategia de dichos caciques para evitar el surgimiento de conflictos entre parcialidades.
Tanto el accionar de los Caciques Gobernadores, como a su vez el grado de participación que tenían los funcionarios españoles en asuntos internos de la política de las parcialidades pehuenches, estuvo limitado por las decisiones de los distintos caciques y capitanejos. Esto implicó que constantemente se recurriera a la negociación para buscar acuerdos entre los distintos actores políticos. Pichicolemilla fue un cacique que no solo tuvo vínculos con las parcialidades pehuenches del norte neuquino, sino que, además, no pertenecía a la familia de Ancanamun, el primer Cacique Gobernador de Malalhue. Lo interesante de este hecho es que si bien Amigorena destituyó a Millaguin del cargo de Cacique Gobernador por negarse a firmar las paces con las parcialidades de Barbarco, poniendo en su lugar a Pichicolemilla, este lo pudo hacer por el apoyo a esta decisión por parte de los demás caciques de Malalhue; tal vez estos caciques “utilizaron” a Amigorena para desplazar a Millaguin y no tener conflictos entre sí. Esto demostraría que Millaguin no contaba con el apoyo de sus seguidores por las decisiones que había tomado -en especial la de seguir la guerra contra los pehuenches de Barbarco- y que para constituirse en líderes los caciques tenían que contar con el apoyo y consenso de sus seguidores, apoyo con el cual contaba para aquel momento Pichicolemilla.
La acción de los Caciques Gobernadores fue influenciada por dos lógicas diferentes que se complementaban. Por un lado, la lógica interna de las propias comunidades, donde seguían considerando al Cacique Gobernador como una figura importante, aunque sus decisiones eran influenciadas por los caciques y capitanejos que lo acompañaban. Por otro lado, la lógica española, que presionaba a los pueblos originarios para que se sometieran al poder estatal y defendiera los intereses de la institución colonial dentro de las comunidades.
Más Neuquén es una publicación declarada de interés por el Congreso de la Nación (355-D-20 y 1392-D-2021 / OD 391) y la Legislatura del Neuquén (2373/18), por su aporte al conocimiento e historia del Neuquén.
Extraído y adaptado de : Vilariño, M., Neycuñan, el último Cacique Gobernador: liderazgo y política en Cuyo a comienzos del siglo XIX, Revista TEFROS, Vol. 18, N° 2, artículos originales, julio-diciembre 2020: 101-138
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