Llegamos en tren desde Bahía Blanca a la estación de Plaza Huincul a fines de la década del 50´, mis padres, mi hermano Carlitos y yo. El lugar era desagradable, solo arena y arbustos secos con muchos pinches y de corta estatura; el viento parecía que había nacido en éste lugar, nunca desaparecía; yuyos de importante dimensión corrían carreras de regularidad por las calles que eran todas de tierra, y un par de ellas muy anchas: Carlos H. Rodríguez y Avenida Roca, se arrogaban sendos bulevares con árboles de moras, donde sus frutos pasaron a ser el manjar de los chicos y pajaritos del lugar. Cada fin de año desfilaban por esas calcinadas arterias, manadas de simpáticos y orondos chivitos, que arreados por sus crianceros, balaban e iban dejando estelas de una rara especie de “maní con chocolate” de no recomendable ingesta, y eran ofrecidos en venta a los lugareños, vivos o carneados, para su posterior crucifixión en la Navidad o el Año Nuevo. En unas pocas boca-calles, había un cable que pendía de dos postes, uno colocado en la vereda de cada esquina y en la mitad una rústica farola con un foco de 200 watts que se bamboleaba y crujía todo el tiempo, y era toda la luminaria que resplandecía en las tétricas noches del poblado. La calle Irigoyen era la última donde habían algunas precarias viviendas, y solo se erigía doscientos metros más adelante: la IKA (donde funciona actualmente el Anses), después todo el paisaje que relaté al principio, sumándole médanos más altos después de cada cotidiano ventarrón. La lluvia prácticamente no estaba incorporada en el vocabulario de los vecinos y alguna inesperada nevada llegaba para “matar todas las pestes”, según murmuraba el vecindario.
La diversión era ir al cine Astral, hoy funciona un casino en el lugar. Allí disfrutamos a Tu-Sam, mentalista e hipnotizador muy reconocido, al Gran Sandy un humorista y ventrílocuo, los radio teatro de Marzoratti – Edelman, que eran la recopilación de episodios que se transmitían diariamente por la radio AM LU5 de Neuquén y se ponía en escena un par de veces al año más o menos. Los títulos “Tijereta vizcacha, el terror de las muchachas” y “Bairoleto”, con “Mi Corazón Agradecido”, fueron la delicia de aquel momento, en cuanto a expresiones artísticas visitaban el lugar. Esta emisora también realizaba la búsqueda del tesoro que movilizada a la comunidad toda. No faltaban las películas continuadas de la matiné, que empezaban a proyectarlas a partir de las 14 hs para los más pequeños, luego ronda a las 17 hs para los adolescentes y a las 21 hs los films para mayores. En el salón parroquial de la Iglesia San Juan Bosco, los sábados y domingos también se proyectaban películas para chicos, en blanco y negro. Los días de semana había un metegol para jugar y donde está actualmente el salón Arnoldo Janssen había una canchita de fútbol, cuando el Cura era el Padre Santo y el Obispo de Neuquén don Jaime de Nevares.
A mediados de los 60´ llegó la televisión, Canal 3 Superama el primer canal sindical del país de circuito cerrado. Muy pocos vecinos contaban con televisor blanco y negro que exigía un estabilizador de energía para proteger los bajones que normalmente provocaba el viento, que se le incorporaba color mediante un accesorio: una pantalla de plástico, que le proporcionaba una tonalidad similar al color que traía esa visera. Allí participábamos en vivo de encuentros del saber estudiantiles conducidos por el gran Tito Martínez y conocimos los primeros dibujos animados que hablaban. También fue un bastión durante las inundaciones y aquella inolvidable anécdota generada por el recientemente desaparecido y muy querido Ceferino Giufrida, que con su banda de amigos, e imitando por teléfono la voz de don José Calá, hizo sendas donaciones de calzado y el correspondiente: ¡¡¡GRACIAS CALA!!! vociferado por el inefable Tito en una cruzada solidaria. Solo unos meses después llegaba canal 7 de Neuquén, y ya había que colocar una antena bien alta, capaz de captar la señal de aire y que nos servía para conocer lo que sucedía en el mundo. Algunos privilegiados con una buena orientación también tomaban la imagen del canal 10 de General Roca.
En el año 68´se inauguran los primeros 100 teléfonos fijos que instaló COPELCO, y que marcábamos solo 2 dígitos, en negros o grises aparatos con disco para llamar. El único celular que conocimos fue la camioneta azul oscura que te llevaba detenido o demorado, también conocido como “el cuartito azul”. Anteriormente solo teníamos la posibilidad de ir a una cabina a pedir un turno, que no era menor la espera a las 6 o 7 horas para hacer llamadas de larga distancia.
Allá por fines del 67´inauguraba la Confitería Sayonara, lugar mágico de reuniones de todo tipo, donde el “viejo López” mi papá, con su lucimiento y el acompañamiento absoluto de SARITA, la mejor mamá del mundo, lograron amalgamar todas las condiciones sociales de ambas localidades. Llegaron luego las tertulias en Dahomey, Kuzum en el Club Social YPF, Che, Don Gato, Skylab, que empezaban a las 17 hs y terminaban a las 22 hs. No era atípico que a las 22,10 hs llegara “el cuartito azul” y a los menores y a los que no tenían documentos los llevaran a la comisaría y sus padres debían ir a retirarlos, no sin antes soportar la aguda reprimenda del uniformado. Unas horas más tarde, una decena de focos rojos anunciaban la apertura de night club o cabarutes, donde señoritas de “sí fácil” e irrefrenable sed, que disimulaban pesados pasados con fingidas sonrisas a fuerza de rouge y grueso maquillaje, entretenían a los parroquianos hasta que un reconocido cantor arrabalero le diera fin a la velada, entonando el tango “estrella” o “tinta roja”.
La timba, el escolazo, pase inglés o cachos, poker, loba, taba, entre otros, no estuvieron ausentes en esos años y se jugaba mucho en casas de familia, bulines de solteros, talleres, clubes, etc…donde los ganadores se iban alternando día tras día. La policía perseguía a los jugadores de entonces haciendo redadas a toda hora. Hoy la plata se la llevan 3 vivos con las salas de juego y la policía te cuida el auto, mientras te estrujan con las siniestras maquinitas. Curioso, no?
Nadie que haya venido a ésta bendita tierra por aquellos años lo hizo por placer o por que le agradaba el paisaje. El invierno era muy crudo, el verano muy caluroso, seco y por supuesto sin agua, los vientos insoportables y poco o casi nada de todo. Era muy común escuchar a los que llegaban, que rara vez no había sido por problemas con la justicia o bien tratando de hacerse la América para irse lo antes posible. Éramos “los nadies” de Eduardo Galeano. “Sea valiente visite Cutral-Có”, rezaba un cartel en Chos Malal algunos años más tarde.
Pero por suerte eso cambió, y hoy somos muchos los que elegimos a Cutral-Có, no solo para vivir, sino para morir en éste maravilloso suelo, que aprendimos a querer con todos sus defectos, pero con un capital humano difícil de conseguir en otros terruños. Las inundaciones del 66´y del 75´, la caída del avión de YPF, la privatización de YPF y Gas del Estado y La puebladas del 96´y del 97´nos unieron de una manera especial que nos hermanó. Aprendimos que nada podía ser tan grave que no pudiéramos soslayar y se empezó a construir en todo sentido un enraizamiento de los más jóvenes que otrora no asomaba. Cutral-Có a contramano de otros lugares, siempre te da una segunda oportunidad. Desandar ésta tierra nos hizo descubrir, que el valor humano es nuestro mayor distingo. Todos somos un poco hijos del viento y hermanos del corazón.
No deseo otra cosa, que la numerosa juventud de ésta hoy ciudad, conozca y sobre todo respete con todo el alma: el esfuerzo, el sacrificio y la voluntad que le dispusieron los viejos pobladores, que sorteando los climas mas rigurosos, enfrentando con coraje y una templanza que fue, es y será orgullo de todos los argentinos, por atreverse a modificar estructuras que parecían inamovibles.
Hoy solo quedo yo, de los cuatro que llegamos, pero ésta generosa ciudad me concedió a Sonia, mi amada esposa e incondicional compañera de ruta, nuestra adorable y querida hija Belén, que con Alejandro mi yerno, nos regalaron dos preciosas nietas: Milagros y Sarita, que le dan el verdadero sentido a nuestros días. También ligué un puñado de amigos que valen oro.
Don Alfredo Sabattini, un grande que pudimos disfrutar en Cutral-Có, escribió con su pluma maravillosa una serie de poemas, que me regaló antes de su partida y voy a elegir para terminar ésta narrativa, la primera y la última rima del poema: Yo soy Cutral-Có…Soy su historia, que escribiera en octubre del 96´.
Hoy me llamo CUTRAL-CÓ,
en el tiempo fui agua y fuego.
el andar me transformó:
Hoy soy tierra de sosiego.
No quiero más golpes bajos.
Solo quiero mi destino,
porque han de saber carajo:
Que yo también soy Neuquino.
…Soy Rubén “conejo” López y es Octubre de 2.016.-
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Viví en Cutral-Có desde el 95 hasta el 2000 . Junto con Estela Di Filippo , iniciamos contactos con la universidad nacional de Rosario ( facultad de psicología ) , para llevar la carrera de psicología a Cutral-Có. Hoy ya de vuelta en mí ciudad natal , Rosario , cada tanto pienso en volver a Cutral-Có y volver a iniciar el prohtde llevar la carrera a Cutral-Có .
Que hermoso Ruben tu relato la foto de Don Jose con Doña Sara felicitaciones y un saludo a Sonia.
Me emociono leer todo lo relatado por ti. Sayonara lugar maravilloso donde pasamos muchas horas de nuestra juventud con mi primo y su esposa y amigos infaltables. Alguna picadita que eran exquisitas y luego bailar. Cómo disfrutábamos!!! El destino me llevo lejos de Cutral Co pero los momentos vividos en Sayonara. Dahomey quedarán siempre grabados en mi memoria y en mi corazón.
Q lindo recuerdo, Rubén y cuántas adnedotas en ese pedacito d historias donde había q soportar el verano con mucho viento, y los médanos q se formaban en la Plaza frente al municipio, donde salir a caminar y como se decía antes dar una vuelta x el centro q en ese entonces era la calle Roca y Avda del trabajo, una bendición cuando llovía, sin contar con los inviernos q había q soportar, donde también tuvimos q acostumbrarnos con el Agua q x ese entonces se empezó a consumir tanto para cocinar y lavar, era salada, y ver q cuando t Madre lavaba la ropa y la colgaba cuando se secaba,paresia q la habían almidonado.