“Tanto penar para morirse uno”
1950. Francisco Moreno hacía seis años que trabajaba en la Estancia “El Campanario”, un establecimiento ganadero ubicado en las cercanías del río Limay, en el departamento Collón-Curá, zona este del “triángulo”. Había nacido en la zona de Sañi-Có, muy cerca de donde desarrollaba su tarea. A los 24 años era un Administrador hecho y derecho, querido por el personal, coincidiendo todos en decir que se “llevaban muy bien con él” y lo apreciaban. Buena prueba de ello la da Belarmino Cañumil, un peón mapuche de 28 años, quién recorre incansablemente las orillas del río Limay.
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