¿Quién te llamó Pasto Verde?. Decía un teniente del ejército de aquella época: “En ningún campamento oí llamar a las milicas por su propio nombre; todas tenían apodos a cual más extravagante. Así ocurría que dos mujeres pedían permiso a la puerta del cuartel para entrar después de asamblea. El Sargento de guardia, con toda naturalidad, comunicaba al oficial que La polla triste, La botón patria o La pasto verde, pedían licencia para entrar con tal objeto, o que La pastelera y La pocas pilchas se habían peleado y promovido escándalo”
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