Historias neuquinas: el río Aluminé, los caballos, el chenque, los petroglifos, la balsa y el Malleo
Con mi compadre Lucio, compañero incansable de aventuras, solíamos recorrer a caballo la zona del río Aluminé desde la zona del Pilo Lil hasta la confluencia del río Malleo. Era nuestro placer andar por las orillas, tratar de tentar alguna trucha que se quisiera suicidar y decida tomar nuestros señuelos. A mediados del mes de marzo del año 1981 el compadre me invitó a que lo acompañara a él y a su sobrino Ramón a campear unos caballos que se le habían disparado de las casas. Dos de ellos los había negociado hacía unos dos años por unos matrones a una gente del Pilo Lil. Bien es sabido que a los caballos nunca se les olvida el pago donde fueron criados y cuando tienen la menor oportunidad de escaparse, rumbean para la querencia.
Copia y pega esta URL en tu sitio WordPress para incrustarlo
Copia y pega este código en tu sitio para incrustarlo